Las grandes empresas en Espa?a suman esc¨¢ndalos pero, de momento, no pagan las consecuencias
La corrupci¨®n empresarial aflora pero apenas despierta preocupaci¨®n al respecto
Un dicho recuerda que quien quiera derrotar a la corrupci¨®n debe estar dispuesto a enviar a la c¨¢rcel a su familia. Abusos y pr¨¢cticas anticompetitivas forman una bestia de m¨²ltiples cabezas que est¨¢ golpeando duramente a las empresas espa?olas. Tanto, que hace algunos d¨ªas la CNMV se vio obligada a lanzar una advertencia p¨²blica por la cascada de irregularidades y casos de presunta corrupci¨®n ligados a importantes empresas cotizadas. Desde el BBVA e Iberdrola por las escuchas del excomisario Jos¨¦ Manuel Villarejo relacionadas con el espionaje a casos vinculados a contrataciones p¨²blicas (FCC, Indra, Isolux, OHL, ACS), esc¨¢ndalos financieros (Popular, Bankia) o por crisis empresariales (Pescanova, Dia, Abengoa). Eso por citar solo los m¨¢s sonados en un pa¨ªs que es, seg¨²n el Foro Econ¨®mico Mundial, la econom¨ªa 23 de 141 Estados evaluados que, sin embargo, baja al puesto 39 cuando se analiza su propensi¨®n a la corrupci¨®n.
Por muy en¨¦rgica que sea la reacci¨®n p¨²blica de la CNMV, ni siquiera el regulador ha puesto sanciones por esos fallos en la comunicaci¨®n que dice detectar. En los ¨²ltimos dos a?os ha abierto nueve expedientes (cinco en 2017 y cuatro en 2018) por incumplimientos en la informaci¨®n que las empresas tienen que divulgar al mercado (dentro de ella est¨¢ la comunicaci¨®n sobre procesos por corrupci¨®n que les afecten) y no ha concluido ninguno de esos procesos ni ha puesto sanciones.
?Es una preocupaci¨®n real en las corporaciones? Preguntada, la CEOE remite a la Asociaci¨®n Espa?ola de Compliance para m¨¢s informaci¨®n sobre estas cuestiones. Tampoco las C¨¢maras de Comercio se manifiestan. Y la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca elude analizar si el sector est¨¢ dando una imagen negativa por no haber evitado conductas, como m¨ªnimo, inapropiadas y se limitan a recordar que en los ¨²ltimos a?os ¡°se han producido importantes cambios regulatorios en los bancos con un doble objetivo: protecci¨®n al consumidor y estabilidad financiera¡±.
Esta tampoco parece ser una de las principales inquietudes sociales. Solo el 2,4% de los encuestados en el ¨²ltimo bar¨®metro del CIS declaran verse afectados directamente por la corrupci¨®n (en general no solo la empresarial) y solo un 7,7% la se?ala como el principal problema del pa¨ªs.
La persistencia de formas de trabajar poco ¨¦ticas tiene, en teor¨ªa, numerosas barreras legales y deber¨ªa estar sometida a una estrecha vigilancia: sistemas de cumplimiento normativo ¡ªcompliance¡ª dentro de las empresas; seguimiento del C¨®digo de Buen Gobierno en las cotizadas; auditor¨ªas; normas que garanticen la competencia... Pero como ilustra Joaqu¨ªn Garralda, decano de Ordenaci¨®n Acad¨¦mica de IE University, los procesos por los que se llega a delinquir son complejos y paulatinos. ¡°No creo que ning¨²n directivo diga ¡®vamos a llamar a X para que esp¨ªe para nosotros¡¯. En cambio, s¨ª entran en juego las medias palabras, los eufemismos. Le pongo un ejemplo: me imagino que el superjefazo de Volkswagen, antes del esc¨¢ndalo de las emisiones, planteaba unos objetivos muy agresivos del tipo: ¡®Haced lo que sea para ganar cuota de mercado, pero logradlo¡±. Eso, dice Garralda, unido a mandos que quieren demostrar una fidelidad inquebrantable al jefe, pone en marcha la maquinaria de la organizaci¨®n con resultados a veces nefastos. ¡°Lo que se une a otro segundo aspecto: la soberbia, el pensar que las trampas se pueden arreglar con el tiempo. Lo hemos visto con la contabilidad creativa, que surge esperando que posteriormente el ciclo econ¨®mico mejorar¨¢ y tapar¨¢ los agujeros, pero al final, como sucedi¨® con la crisis de Enron, la marea baja y descubre qui¨¦n no ten¨ªa el traje de ba?o puesto¡±.
?Qu¨¦ papel desempe?an los auditores para parar esta ola? ¡°Somos actores importantes, pero no los ¨²nicos. Los ¨®rganos de gobierno de las entidades tienen la responsabilidad de elaboraci¨®n y supervisi¨®n de los estados financieros que nosotros auditamos¡±, responde David Tejada, director del Departamento T¨¦cnico y de Calidad del Instituto de Censores Jurados de Cuentas. ¡°Ellos [los directivos] son los obligados a establecer sistemas de control interno para evitar el fraude en las compa?¨ªas¡±.
Tejada recuerda que la normativa establece requerimientos concretos a los auditores para detectar anomal¨ªas. Pero todo se limita a que el profesional pueda tener una ¡°seguridad razonable¡± de que los estados financieros est¨¢n libres de ¡°incorrecci¨®n material¡± debido a fraude o error. ¡°Hablamos de una seguridad razonable, no absoluta. Hay unas limitaciones propias de la auditor¨ªa que se traducen en el hecho de que, por ejemplo, la direcci¨®n puede ocultar informaci¨®n¡±.
Un consejero de una empresa del Ibex 35 que pide anonimato admite que s¨ª se palpa esa preocupaci¨®n, pero la achaca a garbanzos negros. ¡°La sensibilidad en los consejos la hay, existe. Que luego se pongan todos los medios para luchar contra la corrupci¨®n¡ En cualquier momento puede pasar algo, cualquier persona puede comprometer a una empresa¡±. Ese mismo consejero se?ala que la informaci¨®n financiera a la que est¨¢n obligadas las corporaciones est¨¢ perfectamente definida. Pero matiza que es m¨¢s complicado abordar la informaci¨®n no financiera, que deber¨ªa desgranar qu¨¦ medios se utilizan para prevenir la corrupci¨®n y el blanqueo. ¡°La ley que los regula est¨¢ muy mal escrita¡±, se queja.
El exministro de Justicia Francisco Caama?o pone sobre la mesa otra discrepancia que, en su opini¨®n, juega malas pasadas en Espa?a. ¡°Creo que se dan tensiones entre la asesor¨ªa jur¨ªdica y el compliance. En la mayor¨ªa de pa¨ªses los responsables de cumplimento son independientes de la asesor¨ªa jur¨ªdica, no como aqu¨ª¡±. Y apunta a que, en procedimientos judiciales, el abogado de la empresa puede tener una estrategia procesal que quiz¨¢ no sea la mejor desde el punto de vista del cumplimiento normativo, por ejemplo, present¨¢ndose en la causa como v¨ªctima de tal o cual comportamiento en vez de demostrar que la empresa ha sido transparente y diligente. Caama?o tambi¨¦n plantea otra disyuntiva: la del tama?o. En sectores como la banca, por ejemplo, iniciativas como las normas de Basilea han servido de revulsivo como un aut¨¦ntico sistema de cumplimiento, pero a ese nivel llegan muy pocos actores, solo las empresas m¨¢s grandes.
Lo cierto es que la crisis de 2008 desat¨® grandes males en forma de casos de corrupci¨®n que no siempre han tenido grandes remedios. La presidenta de Transparencia Internacional en Espa?a, Silvina Bacigalupo, cree que asistimos a una ¡°crisis de gobernanza de los ¨²ltimos 15 y 20 a?os que ha generado que nos replanteemos el mundo¡±. Con ello se refiere a que en Espa?a se han acometido reformas legislativas y en el marco internacional han surgido iniciativas como los objetivos de la ONU de desarrollo sostenible (ODS), que en el fondo tienen mucho que ver con la corrupci¨®n. ¡°Aunque los cambios siguen siendo lentos¡±, matiza.
La globalizaci¨®n tambi¨¦n ha jugado su papel. A los inversores institucionales de medio mundo les preocupan cada vez m¨¢s estas cuestiones cuando examinan los m¨¦ritos de las compa?¨ªas, y en especial se fijan en el rol de los consejeros independientes. ¡°Antes hab¨ªa consejos que eran gran¨ªticos, de consenso¡ ahora cada vez hay m¨¢s debates saludables¡±, dicen en una gran consultora.
Transparencia, la clave
Por muchas normas que se aprueben, el camino hacia la pulcritud corporativa est¨¢ lleno de curvas. Un ejemplo elocuente lo destap¨® la CNMC este mismo a?o cuando impuso una sanci¨®n de 118 millones a una docena de empresas por repartirse las obras p¨²blicas del AVE durante nada menos que 14 a?os. Una de ellas, Alstom, que se acogi¨® al programa de clemencia ¡ªque exime de sanci¨®n al primer denunciante de un c¨¢rtel¡ª entreg¨® comunicaciones y correos electr¨®nicos que demostraron estrategias vergonzosas entre los participantes de la rapi?a, como por ejemplo un sorteo con el que fijaban un orden para que nadie se quedase fuera del reparto de obras p¨²blicas. En ocasiones, la oferta econ¨®mica que presentaba el ganador era 50 o 100 euros superior a la siguiente en contratos de millones de euros.
Juan Luis Jim¨¦nez, del departamento de An¨¢lisis Econ¨®mico Aplicado de la Universidad de Las Palmas, critica que el regulador ¡°se rasgue las vestiduras¡± por varios casos de corrupci¨®n que ocupan ahora las portadas de los peri¨®dicos y no haya levantado m¨¢s la voz cuando se han destapado pr¨¢cticas anticompetitivas como esta. ¡°Se es condescendiente con un tipo de corrupci¨®n que deber¨ªa visibilizarse mucho m¨¢s. Los acuerdos para restringir la competencia son muy numerosos y muy graves¡±. A menudo, el problema est¨¢ en la falta de medios de la polic¨ªa. En su departamento llevan tiempo estudiando la efectividad de la pol¨ªtica anticompetencia y creen que esta decay¨® tras la reforma de 2013, cuando la antigua Comisi¨®n Nacional de Competencia fusion¨® seis organismos de control regulatorio dando lugar a un macroorganismo hoy llamado CNMC. ¡°Se deber¨ªa crear un marco de sanciones realmente disuasorio¡±, a?ade, porque muchas veces las multas no compensan m¨¢s que una peque?a parte del da?o. Tambi¨¦n apunta que es ¡°una mala se?al¡± que los dict¨¢menes de Competencia tengan a menudo votos discordantes fruto de la divisi¨®n interna en el propio organismo.
Son problemas propios de un pa¨ªs que, como apunta David Vel¨¢zquez, director del M¨¢ster Universitario en Abogac¨ªa de Esade, arrastra un d¨¦ficit de muchos a?os en cultura para frenar el fraude, ya que a la falta de tradici¨®n se une la introducci¨®n tard¨ªa de cambios normativos importantes. A¨²n as¨ª, cree que ¡°cada vez hay mayor concienciaci¨®n¡±, a menudo porque las corporaciones se toman en serio el hecho de que un esc¨¢ndalo las pueda dejar fuera del mercado si no aplican medidas o con su presidente sentado en el banquillo de los acusados.
Los cambios deber¨ªan empezar por las palabras. La figura anglosajona del whistleblowing, un denunciante interno, se ha asumido aqu¨ª como el ¡°chivato¡±, con connotaciones negativas, y no como una persona cuya acci¨®n va a ayudar a mejorar las cosas. Tampoco hay un esfuerzo por la transparencia m¨¢s all¨¢ de que a menudo se divulga informaci¨®n plagada de lugares comunes que no permite evaluar si los ¨®rganos de gobierno de las compa?¨ªas hacen lo que deben: velar por el tono ¨¦tico de su organizaci¨®n. Muchos le echan la culpa a estilos de direcci¨®n personalistas m¨¢s propios de otras ¨¦pocas. ?Mejorar¨¢n las cosas las nuevas generaciones? Garralda es pesimista por algo muy humano: a menudo los due?os o los gestores acaban convencidos de que todo va bien gracias exclusivamente a ellos. ¡°Piensan: ¡®La empresa c?est moi¡¯, como dir¨ªa Luis XIV¡±. Aunque s¨ª es cierto que, gracias a las redes sociales, asumen que tendr¨¢n que ser mucho m¨¢s transparentes. ¡°No se atrever¨¢n a decir eso de que ¡®este comentario no salga de aqu¨ª¡±.
La respuesta penal
G¨¹rtel, el caso de los ERE, P¨²nica, tarjetas black... En 2014 arreciaban los esc¨¢ndalos y ese a?o se registr¨® la mayor preocupaci¨®n ciudadana por esta cuesti¨®n en las encuestas del CIS. Cuatro a?os antes el C¨®digo Penal recog¨ªa por primera vez la responsabilidad de las personas jur¨ªdicas (empresas), algo que, como recuerda la presidenta de Transparencia Internacional, Silvina Bacigalupo, Estados vecinos hab¨ªan plasmado en su legislaci¨®n d¨¦cadas antes. Poco despu¨¦s, en 2015, arranca el compliance penal, con la ley org¨¢nica 2/2015 y, siguiendo las directivas de la UE, se ampl¨ªa el cat¨¢logo de il¨ªcitos penales de determinados delitos por los que puede ser condenada una empresa. Ello unido a la reforma de la Ley de Sociedades de Capital y el C¨®digo de Buen Gobierno a?ade piezas a este puzle para aumentar la responsabilidad corporativa. "Es un escenario bastante complejo cuyos frutos no se ven de un d¨ªa para otro", lamenta.
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