No es un virus, es una ¨¦poca
Todo cuanto sucede depende, en una u otra forma, de la evoluci¨®n y del combate contra la expansi¨®n del coronavirus
Hay fen¨®menos que definen una ¨¦poca. Desde el momento en que aparecen, nada sucede que no se refieran a ellos o sus efectos. Modifican el mundo tal como lo hemos conocido y nos explican anticipadamente la nueva realidad tal como est¨¢ transform¨¢ndose.
Este es el caso del coronavirus. A finales de diciembre, cuando apareci¨® en Wuhan, hab¨ªa 59 personas infectadas, y ahora, dos meses despu¨¦s, afecta a m¨¢s de 100.000 personas en 110 pa¨ªses, ha movilizado a todos los gobiernos e instituciones, desde el nivel local hasta el internacional, y no deja rinc¨®n sin infectar de la actualidad mundial, desde el deporte y la pol¨ªtica hasta la vida social y familiar.
Todo cuanto sucede depende, en una u otra forma, de la evoluci¨®n y del combate contra la expansi¨®n de la enfermedad. Empezando por la econom¨ªa, con un impacto m¨²ltiple sobre la producci¨®n, el consumo y los mercados. Se ha roto la cadena productiva global y se contraen suministros y demanda.
Como respuesta a la ca¨ªda del consumo de petr¨®leo, Rusia y Arabia Saudita se han enzarzado en una guerra de precios a la baja, con efectos desestabilizadores en econom¨ªas exclusivamente petroleras o gas¨ªsticas tan fr¨¢giles como las de Venezuela, Argelia o Angola. Una epidemia, como cualquier crisis, tambi¨¦n es una oportunidad. Unos ganar¨¢n y otros perder¨¢n. As¨ª la han encarado Vlad¨ªmir Putin y Mohamed Bin Salm¨¢n, cada uno asent¨¢ndose en su poder, el primero con una reforma constitucional para perpetuarse y el segundo con una nueva purga en el m¨¢s estrecho c¨ªrculo principesco. Ambos prolongan as¨ª su guerra por procuraci¨®n en Siria, que no es tan solo por la hegemon¨ªa en la regi¨®n, sino tambi¨¦n por su papel en una escena mundial.
Cuentan con el desistimiento de Donald Trump, concentrado en la competencia estrat¨¦gica con China, y tratan de destruir as¨ª la industria extractiva de petr¨®leo de esquisto, que ha situado a Estados Unidos en cabeza de la producci¨®n mundial. Si la disputa a partir del virus entre los dos productores de crudo es para saber qui¨¦n manda en este mercado, el virus puede decantar la que ya libran China y Estados Unidos por el poder mundial.
Ning¨²n proceso electoral se librar¨¢ de la epidemia, especialmente la elecci¨®n presidencial en Estados Unidos. Lo que no han podido los dem¨®cratas, tumbar a Trump, puede que lo haga el coronavirus. Muchos son sus puntos d¨¦biles: ha minimizado la epidemia, no es un buen gestor de crisis y ha precarizado el sistema de salud que reform¨® Obama. Una recesi¨®n econ¨®mica como la que puede desencadenarse es el peor enemigo para un presidente que se presenta para un segundo mandato.
Toda epidemia desnuda a cuantos tienen responsabilidades en la gesti¨®n de la respuesta, de los gobiernos municipales a los nacionales, y la propia Comisi¨®n Europea. Somete a prueba a los sistemas de salud, pero tambi¨¦n a los sistemas pol¨ªticos. Al final habr¨¢ una comparaci¨®n de los resultados obtenidos, tanto desde los gobiernos descentralizados y democr¨¢ticos, como por los autoritarios y centralizados.
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