He visto cosas que no creer¨ªais
Los virus siempre han estado ah¨ª, pero ahora son capaces de cerrar fronteras, de tumbar econom¨ªas y de convertir el horizonte en un interrogante
La incertidumbre es la bomba de relojer¨ªa que guardan en su vientre todas las grandes crisis. Y la incertidumbre no se acaba hasta que los bancos centrales y los Gobiernos asumen los riesgos que el sector privado no quiere ver ni en pintura en medio del hurac¨¢n: solo as¨ª la econom¨ªa puede empezar a sacudirse la cat¨¢strofe.
El BCE cruz¨® en 2015 el Rubic¨®n con el programa de compra de activos, el quantitative easing, una pol¨ªtica que en condiciones normales los banqueros centrales solo usar¨ªan despu¨¦s de haber gastado hasta el fregadero de la cocina y que se basa en imprimir dinero como si no hubiera un ma?ana. Ese QE era a¨²n algo timorato y lleg¨® tarde, pero lleg¨®. La jefa del BCE, Christine Lagarde, meti¨® la pata hasta el garr¨®n la semana pasada, pero el Eurobanco se hizo mayor este jueves: con una semana de retraso ¡ªalgo hemos aprendido: hace una d¨¦cada, Europa arrastraba los pies durante meses¡ª, aprob¨® una nueva tanda de QE que le da m¨¢s potencia de fuego que nunca, con m¨¢s flexibilidad, sin apenas condiciones. Eso, con Alemania a bordo, equivale a atacar naves en llamas m¨¢s all¨¢ de Ori¨®n: el BCE por fin tiene un bazuca para contrarrestar la presi¨®n de los mercados sobre varios pa¨ªses.
Y ojo porque el pa¨ªs m¨¢s se?alado es Italia y quiz¨¢ haya que poner las barbas a remojar. Roma advirti¨® la noche del mi¨¦rcoles al BCE que o sacaba el bazuca o se levantaba de la mesa. Lagarde lo entendi¨®. Y no solo Lagarde: los grandes bancos centrales del mundo han comprendido los enormes riesgos que acarrea esta crisis. La Fed de EE UU est¨¢ comprando a mansalva. El Banco de Inglaterra ha anunciado que va a comprar todo lo que sea necesario. Y el BCE, con la anestesia que supuso equivocarse la semana pasada y recibir la zurra de los mercados, acierta de lleno esta vez.
Queda por ver si los Gobiernos entienden la gravedad del agujero en el que nos estamos metiendo, con un desplome de la econom¨ªa y r¨¢pidos aumentos del paro. Una de las mejores frases de la ¨²ltima crisis es obra del inefable George W. Bush: ¡°Si no se afloja la pasta, todo podr¨ªa irse al infierno¡±. Vamos a ver cosas que no creer¨ªamos, y es hora de que los Gobiernos europeos aflojen la pasta: los primeros paquetes de est¨ªmulo nacionales van bien dirigidos, pero es muy posible que no baste con eso y con las medidas del BCE. Viene una recesi¨®n europea, que requiere soluciones europeas: adem¨¢s de flexibilidad, va a hacer falta dinero de la UE en buenas dosis.
La econom¨ªa es espejo y, al mismo tiempo, expresi¨®n de su ¨¦poca. Esta es una ¨¦poca en la que cuando la econom¨ªa se estanca la democracia parece quebrarse. En la que el miedo engendra miedo. Y en la que no dejan de suceder cosas sin precedentes: los virus siempre han estado ah¨ª, pero ahora son capaces de cerrar fronteras, de tumbar econom¨ªas, de convertir el horizonte en un interrogante. Para hacer frente al trimestre del diablo que se avecina, los Gobiernos tienen que estar a la altura del BCE: es la hora de Berl¨ªn, de Par¨ªs, de Bruselas; esperemos que Madrid empuje en la direcci¨®n correcta. M¨¢s nos vale: vienen curvas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.