Bares, ya no tan lugares gratos para conversar
Due?os de locales de hosteler¨ªa sobreviven"descolocados" entre los ERTE y se encogen de hombros ante el paisaje de verjas bajadas: ¡°El dinero sigue saliendo, pero no entra nada¡±
![Manuel Jabois](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F643e6247-f9af-4c29-b158-70f4b8fdbcfc.png?auth=d28825d7562d6ab3d97543d9315aec3d03a924beecea71fa5ef685a93b7a4e71&width=100&height=100&smart=true)
William Gibson escribi¨® en 1984 Neuromante, obra maestra de la ciencia-ficci¨®n e influencia de Matrix, la pel¨ªcula. En Neuromante funda un t¨¦rmino (ciberespacio) y en la novela dice sobre su protagonista, Case: ¡°En los bares que frecuentaba, la actitud distinguida implicaba un cierto y desafectado desd¨¦n por el cuerpo. El cuerpo era carne. Case cay¨® en la prisi¨®n de su propia carne¡±. El ¡°cierto y desafectado desd¨¦n por el cuerpo¡± no es propio de bares, aunque en los bares del pasado y el presente no falten personajes as¨ª. Lo habitual es consagrar el contacto, la emoci¨®n, el cari?o. De todos los negocios contra los que atenta el coronavirus, el de la hosteler¨ªa es uno de los m¨¢s sensibles; un virus que obliga a protegerse de los dem¨¢s es un virus que destruye los lugares en los que la gente va a echarse a los brazos de los otros. El sistema nervioso de la vida social espa?ola lo forman bares y restaurantes. A ese sistema nervioso le han echado la verja.
¡°Desde los atentados de 2017, la noche de Barcelona vive una ¨¦poca complicada. Y el proc¨¦s nos ha tocado profundamente¡±, dice Quim D¨ªaz, propietario del emblem¨¢tico Mut, el Entrepanes D¨ªaz y Muti Club en la Ciudad Condal. 52 trabajadores entre los tres a los que ha aplicado un expediente de empleo temporal (ERTE), con el que el Estado asume el 70% de su sueldo, durante el tiempo que los locales est¨¦n cerrados. Locales por los que sigue pagando aunque los propietarios han tenido comprensi¨®n: ¡°Algunos nos los han rebajado, otros no han cobrado. Mi preocupaci¨®n es ahora por mis empleados, porque hay pisos y pisos, y son camareros y cocineros que viven en una ciudad muy cara. Por ellos estoy jodido. Y estoy jodido porque no s¨¦ lo que va a pasar despu¨¦s. Somos locales peque?os, la gente est¨¢ cerca, el Muti tiene incluso pista de baile. Y funcionamos por la cercan¨ªa con el cliente, de confianza. Estamos descolocados. Y piensas que a lo mejor la vida no vuelve a ser como antes¡±.
¡°Seremos lo ¨²ltimo en abrir¡±, dice desde A Coru?a Xalo Mu?iz. Lleva la Taberna da Galera, un establecimiento que funciona muy bien y eso, dice, les pemitir¨ªa aguantar unos meses. ¡°?Pero y los dem¨¢s?¡±, pregunta. ¡°Es un desastre y una ruina¡±, dice otro Quim, ¨¦ste Quim M¨¢rquez, propietario de El Quim de La Boquer¨ªa de Barcelona: ¡°La vuelta ser¨¢ muy dura. Nadie quiere sacrificar a ning¨²n trabajador¡±, dice. M¨¢rquez ayuda cooperando con varios hosteleros en un centro de producci¨®n establecido en Casa Leopoldo para sanitarios y centros de acogida. ¡°Lo primero¡±, dice Xalo desde A Coru?a, ¡°es resolver la crisis sanitaria: que la gente est¨¦ bien, que se cure, que esta pesadilla acabe¡±. Y despu¨¦s, la crisis econ¨®mica. ¡°Esto no va a pasar y todo no va a ponerse a funcionar como estaba funcionando en febrero. Habr¨¢ medidas restrictivas y en esas medidas entramos nosotros, que reunimos a la gente en nuestros locales. No solo se va a reducir el consumo, sino que la ocupaci¨®n de los bares bajar¨¢¡±. Cuenta con 13 empleados que tienen ahora un ERTE; su casero, de buena fe, le cobrar¨¢ la mitad en los meses que est¨¦ el negocio cerrado.
Cervezas por gin tonics
Que el consumo va bajar lo dice tambi¨¦n Santi Carbones, propietario en Madrid de El Amante, V¨¢lgame Dios y S¨¢came por Dios, adem¨¢s del Carbones 13 en Tarifa (C¨¢diz). ¡°Si antes te ped¨ªas cuatro gin tonics ahora te pides tres cervezas¡±, dice. Con la experiencia de una vida dedicada al sector hostelero, Carbones sit¨²a el pistoletazo de salida de Espa?a tras la pandemia en junio. ¡°Yo vendo copas, alegr¨ªa, m¨²sica, baile, fiesta. ?Y el pa¨ªs est¨¢ para esto y lo estar¨¢ dentro de poco? Pero volveremos. Lo estamos haciendo bien, llenaremos otra vez las calles y los bares. Somos un pa¨ªs que juntos podemos hacer lo que sea¡±. Y Madrid en concreto, la ciudad m¨¢s herida, se recuperar¨¢. ?El turismo? ¡°El interior lo habr¨¢ y mucho, creo. El extranjero es normal que caiga, mira c¨®mo est¨¢ el mundo. Pero viajar por Espa?a, ?por qu¨¦ no?¡±. ¡°Nuestra generaci¨®n", concluye al otro lado del tel¨¦fono desde su confinamiento, ¡°no ha vivido esto jam¨¢s. Estar encerrados, mucha gente sola, las calles vac¨ªas. Por supuesto que cuando se pueda no tendremos miedo y volveremos a abrazarnos y a besarnos, y con m¨¢s ganas¡±.
Tiene raz¨®n. El verano va a ser complicado, pero en este pueblo tenemos much¨ªsimas ganas de vernos, de abrazarnos, de llenar los sitios¡±, dice David Nieto. En las ant¨ªpodas de locales de moda de Madrid y Barcelona, o de tabernas como A Galera en capitales como A Coru?a, el Caf¨¦-Bar Manolo¡¯s lleva dos semanas con la puerta cerrada en A Pobra de Trives, un pueblo de 2.000 personas en el interior de la provincia de Ourense. Manolo¡¯s lo lleva David Nieto. El viernes 5 de marzo, tras permanecer atento todo el d¨ªa a la televisi¨®n, decidi¨® cerrar tras hablar con el resto de bares del pueblo. ¡°Se ve¨ªa fe¨ªsimo todo¡±. El tsunami que crec¨ªa desde enero en Wuhan amenazaba, tras su paso por medio planeta, con arrasar este peque?o pueblo de Ourense.
Cayeron las verjas y hasta hoy, el silencio. Salvo el pasado 3 de abril, cuando un cami¨®n de los bomberos par¨® a felicitar el cumplea?os con sirenas y honores frente a la casa del veterinario vacuno, Manolo Ara¨²xo, una profesi¨®n gracias a la que sobrevive la econom¨ªa de esta zona, el ganado. ¡°Ten¨ªamos cosas listas para la Semana Santa, ten¨ªamos productos perecederos¡¡±, dice Nieto, que hizo un ERTE para su ¨²nico empleado. Mientras este peri¨®dico habla con ¨¦l, el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, dice que no volver¨¢ el mundo de ayer. ¡°Econ¨®micamente es un desastre¡±, admite el hostelero. ¡°Yo vivo porque tengo un remanente. El problema es sencillo: el dinero sale, pero no entra. Sigue saliendo igual, cuotas de aut¨®nomos, etc¨¦tera. ?Pero qu¨¦ dinero entra?¡±, pregunta.
Ni el dinero ni la clientela. ?Y el ma?ana de todo esto? Responde William Gibson, el autor de Neuromante en EL PA?S (2002, entrevista de Jacinto Ant¨®n) que advert¨ªa en otro contexto que somos prisioneros de nuestra propia carne: ¡°Nada envejece m¨¢s deprisa que un futuro imaginado¡±.
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