La econom¨ªa poscoronavirus
Las previsiones que los economistas lanzamos sobre PIB, desempleo y recuperaci¨®n no pueden ser m¨¢s que provisionales y sometidas a considerables m¨¢rgenes de error
C¨®mo y cu¨¢ndo acabar¨¢ esta pesadilla. La gran cuesti¨®n para la salud y la econom¨ªa. La respuesta vive a medias entre el atrevimiento y la necesidad de referencias. Sin una capacidad tecnol¨®gica de primer nivel, no hay estimaci¨®n. Es necesario intentar estimar pero, en pa¨ªses como Espa?a o Italia, es tambi¨¦n grande el margen de error, a pesar de la capacidad o astucia de cada cual. En Corea del Sur, donde los medios y la capacidad institucional son t¨¦cnicamente evolucionados, la contenci¨®n que ha permitido la tecnolog¨ªa capacita para hacer previsiones suficientemente fiables. Sin freno de corto plazo a la Covid-19 y sin datos p¨²blicos fiables no hay previsiones a medio plazo cre¨ªbles. Y, con esos par¨¢metros, tecnolog¨ªa y fiabilidad, s¨®lo se me ocurre el caso coreano.
Las previsiones que los economistas lanzamos sobre PIB, desempleo y recuperaci¨®n en pa¨ªses con medios limitados y donde los recursos sanitarios y la investigaci¨®n han sido secularmente despreciados no pueden ser m¨¢s que provisionales y sometidas a considerables m¨¢rgenes de error. Independientemente de la confesi¨®n y la religiosidad, juntamos las manos para rezar al realizarlas. Como esperanza, queda la idea de Victor Hugo de que la conciencia es muestra de la presencia de Dios en el hombre. Conviene ser conscientes, por tanto, de que se puede evitar lo peor pero hay dos referencias innegables que mueven los plazos. La primera, los especialistas m¨¦dicos m¨¢s reputados reconocen que la Covid-19 es, todav¨ªa hoy, una enfermedad bastante desconocida, lo que hace que su tratamiento sea variado y no concluyente y la vacuna una inc¨®gnita en eficacia y plazos. La segunda, se intenta que la econom¨ªa reaccione para una recuperaci¨®n r¨¢pida pero la necesaria progresividad de las medidas y la incertidumbre sobre c¨®mo podr¨ªa ser la esperada segunda ola de propagaci¨®n en oto?o-invierno hacen que se conserve mucha inquietud.
El mundo ser¨¢ distinto. Aunque no necesariamente en los par¨¢metros experimentales que hoy se manejan. Seguiremos yendo a bares y restaurantes. Seguiremos pagando con la misma disponibilidad y referencias que antes de esta crisis porque nuestras formas de pago (en efectivo u otros medios) dependen estructuralmente de estructuras tecnol¨®gicas, derechos individuales y de demanda que esta crisis puede interrumpir pero dif¨ªcilmente cambiar de forma radical. S¨ª que variar¨¢ la disponibilidad de medios higi¨¦nicos a la entrada y salida de establecimientos (como los ubicuos geles hidroalcoh¨®licos) y se reducir¨¢ el gusto por la aglomeraci¨®n. Lo que m¨¢s nos inquieta, en todo caso, es cu¨¢ndo se recuperar¨¢ la actividad. La mayor parte de los modelos asumen que lo malo del primer trimestre se trasladar¨¢ en buena medida al segundo. Lo que pase en el tercero depender¨¢ que hasta qu¨¦ punto habremos entendido en verano la lecci¨®n. Si el verano se medio normaliza, no invertir en respiradores y test y en aumentar los medios sanitarios seguir¨¢ implicando tener un sistema de salud de primer nivel en medios humanos y mediocre en dotaciones. Una segunda ola sin suficiente preparaci¨®n podr¨ªa ser demoledora moral, econ¨®mica e institucionalmente. La investigaci¨®n y la capacitaci¨®n tecnol¨®gica tienen que ponerse al frente. Esa es la ¨²nica referencia que aporta certeza.
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