¡°Da pena que hayamos tenido que llegar a esto para darnos cuenta de la importancia del campo¡±
El ganadero Jos¨¦ Francisco Garc¨ªa no ha faltado ni un d¨ªa al trabajo desde el estado de alarma pese a la menor demanda
A las diez de la ma?ana Jos¨¦ Francisco Garc¨ªa ya ha terminado la primera parte de su jornada. ?l empieza pronto. Llega a las seis a su vaquer¨ªa, cuando al sol ni se le intuye. Toca orde?ar, envasar la leche, alimentar a las vacas, limpiar las instalaciones. A veces la temperatura ronda los cero grados. A las seis de la tarde vuelve de nuevo al tajo hasta las nueve de la noche. La rutina es diaria. De lunes a domingo. ¡°Esto es muy esclavo¡±, dice este ganadero que tiene 220 vacas a las afueras de Antequera (M¨¢laga), de las que 150 son lecheras. Durante el estado de alarma, no ha faltado ni un d¨ªa al trabajo.
¡°Esto no es ni una oficina ni una f¨¢brica que pueda cerrar: son animales y hay que cuidarlos a diario¡±, explica por tel¨¦fono. Como la suya, en Espa?a hay 14.000 explotaciones dedicadas al vacuno de leche que producen 7,2 millones de toneladas de leche al a?o, seg¨²n el Ministerio de Agricultura. Otras 80.000 generan 700.000 toneladas de carne. Garantizan el abastecimiento de mercados, supermercados y grandes superficies que hoy parecen m¨¢s indispensables que nunca.
La de Garc¨ªa produce 5.000 litros diarios de leche, que habitualmente viajan hacia la Costa del Sol y localidades del coraz¨®n de Andaluc¨ªa. Su destino est¨¢ en cafeter¨ªas, helader¨ªas, hoteles y peque?os supermercados. Con todos cerrados, estos d¨ªas ha visto su salvaci¨®n en una cooperativa que compra su producto para la industria. ¡°Nos han echado un capote. Imagina lo que ser¨ªa tener que tirar la leche mientras mantienes el coste de alimentar y atender a las vacas. Ser¨ªa una ruina¡±, explica.
El ganadero, de 36 a?os, correteaba de peque?o entre las vacas de su padre. Garc¨ªa dio un paso adelante hace siete a?os para tomar el relevo en el negocio. Renov¨® las instalaciones con el apoyo de sus familiares ¡ªque ayudaron a levantar naves y a poner la maquinaria¡ª y naci¨® Granja San Hilario. En esta empresa familiar no solo orde?an las vacas, tambi¨¦n envasan la leche fresca y la distribuyen cada madrugada.
¡°Si te gusta el campo y los animales, como a m¨ª, esto es mucho mejor que estar frente a un ordenador¡±, asegura el antequerano. Que disfrute no quiere decir que la suya sea tarea f¨¢cil. ¡°Ser ganadero es hoy como tener una carrera¡±, comenta. Se explica. Debe conocer todo sobre controles veterinarios y sanitarios, tipos de alimentaci¨®n, los secretos de la reproducci¨®n de los animales, el funcionamiento de la maquinaria para orde?ar o envasar: ¡°El esfuerzo es muy grande¡±. A¨²n m¨¢s estos d¨ªas, cuando ha redoblado el esfuerzo para trabajar con mascarillas y guantes. ¡°Hay que tener mucho cuidado¡±, asegura.
Pese al riesgo de ir a trabajar en plena crisis sanitaria, Garc¨ªa est¨¢ orgulloso de su profesi¨®n. Pero se queja del abandono del sector primario. ¡°Es una pena que hayamos tenido que llegar a una situaci¨®n tan extrema para darnos cuenta de la importancia del campo. Es lo que da de comer todos los d¨ªas a la poblaci¨®n¡±. El empresario recuerda el poco caso que se hac¨ªa a las tractoradas del sector.
¡°Hace dos meses est¨¢bamos cortando carreteras. Ahora hemos salido de nuevo con los tractores a la calle, pero para tareas de limpieza¡±, destaca Francisco Moscoso, secretario de la Uni¨®n de Peque?os Agricultores (UPA) en M¨¢laga, que destaca c¨®mo el campo ha mantenido llenas las estanter¨ªas de los supermercados pese a la histeria inicial.
Moscoso insiste en que muchos ganaderos empiezan a tener problemas que, sin medidas de apoyo, pueden convertirse en pesadillas. La ca¨ªda de precios es generalizada por el par¨®n de la hosteler¨ªa. A¨²n es peor para los que se dedican a la cr¨ªa de corderos, cabritos y cochinillos. Su destino habitual es la restauraci¨®n. Hoy no tienen salida. Esperar no sirve: si crecen no se pueden vender. As¨ª que muchos se ven obligados a llegar a acuerdos de ventas sin cerrar el precio. ¡°Luego vendr¨¢ el comprador y dir¨¢ un n¨²mero por kilo y habr¨¢ que asumirlo. Es la hora del especulador¡±, denuncia Moscoso, que repite una frase: ¡°Los agricultores y ganaderos salimos a trabajar para que no te falte comida. Pero t¨², por favor, qu¨¦date en casa¡±.
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