La reconstrucci¨®n econ¨®mica requiere formatear el sistema
Aprovechemos este momento para poner a las personas y el planeta en el centro
Nos est¨¢n tocando vivir tiempos duros y muy dolorosos. Tiempos de distancia y soledad, de incertidumbre. Confinada en sus casas para proteger la salud, con el paso de los d¨ªas la ciudadan¨ªa se pregunta tambi¨¦n c¨®mo vamos a salir de la crisis econ¨®mica en la que muchos ya est¨¢n inmersos y otros vislumbran en un horizonte no muy lejano.
El Gobierno cumple ahora cien d¨ªas en el poder. Probablemente de los m¨¢s dif¨ªciles que ha vivido un Ejecutivo en democracia. Cien d¨ªas en los que se ha enfrentado a la mayor crisis sanitaria que ha azotado nuestro pa¨ªs y en los que ya est¨¢ teniendo que afrontar la grave situaci¨®n socioecon¨®mica que vendr¨¢ despu¨¦s.
Se habla de reconstrucci¨®n econ¨®mica, de planes de salida de la crisis. Se habla de reinicio, pero tambi¨¦n de ¡°vuelta a la normalidad¡±. ?Qu¨¦ normalidad? En este contexto, tratar de aplicar las recetas fallidas de la gran recesi¨®n de 2008, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria (m¨¢s ladrillo, aeropuertos sin aviones, autopistas sin coches, par¨®n en seco de las renovables, precariedad laboral, desigualdad, incremento de la pobreza...), ser¨ªa un gran error que todos pagar¨ªamos muy caro; tan solo las ¨¦lites, que siempre medran socializando las p¨¦rdidas y privatizando los beneficios, saldr¨ªan indemnes. Esta crisis abre la oportunidad de formatear el sistema, de construir una econom¨ªa para la que ¡ªcomo hasta ahora¡ª el medio ambiente no sea un obst¨¢culo sino el fundamento sobre el que asentar sus nuevos pilares.
Sin embargo, a¨²n en plena pandemia, comenzamos a ver se?ales preocupantes tanto desde el ¨¢mbito privado como desde el p¨²blico: el sector del autom¨®vil ha solicitado aqu¨ª y en Bruselas que se retrase y debilite la normativa europea de emisi¨®n de gases contaminantes, y la Junta de Andaluc¨ªa, bajo el pretexto de reducir el impacto socioecon¨®mico de la crisis sanitaria, ha modificado de un plumazo 21 leyes debilitando normas urban¨ªsticas, de calidad ambiental, de suelos contaminados, de cambio clim¨¢tico... Y esto no ha hecho m¨¢s que empezar.
Sin duda, la dr¨¢stica reducci¨®n de los niveles de contaminaci¨®n en las ciudades como consecuencia de la desaparici¨®n del tr¨¢fico ¡ªcontaminaci¨®n que ha ocasionado una media de 10.000 muertes al a?o en Espa?a durante la ¨²ltima d¨¦cada, seg¨²n la OMS¡ª es una noticia positiva, porque muestra que es posible reducir el impacto de los autom¨®viles sobre la salud y el medio ambiente con la rapidez que la emergencia clim¨¢tica en la que estamos inmersos requiere. Pero habr¨¢ sido un simple espejismo si, tras la salida del confinamiento, se produce un efecto rebote que nos sit¨²e r¨¢pidamente en los niveles habituales e inaceptables de contaminaci¨®n que ten¨ªamos antes de la declaraci¨®n del estado de alarma. Se podr¨ªa decir algo similar sobre el tr¨¢fico a¨¦reo, reducido a cifras testimoniales en estos tiempos de pandemia. Tampoco debemos olvidar, adem¨¢s, que la deforestaci¨®n, la degradaci¨®n de ecosistemas y el tr¨¢fico de especies salvajes est¨¢n en la ra¨ªz del origen de esta pandemia.
Por eso, la recuperaci¨®n econ¨®mica no puede volver a recaer en el recorte de pol¨ªticas sociales y en el debilitamiento de las leyes de protecci¨®n del medio ambiente. En este sentido, las medidas de choque tomadas por el Gobierno en el transcurso del estado de alarma para minimizar el impacto de la crisis en la ciudadan¨ªa (ayudas a trabajadores y pymes, subsidios para el pago del alquiler de la vivienda¡) van en la direcci¨®n correcta. Igual que la aprobaci¨®n de un ingreso m¨ªnimo vital que proteja a las personas m¨¢s vulnerables, o que haya garantizado el suministro vital de agua y energ¨ªa para que nadie tenga que elegir entre cocinar o calentarse. Medidas necesarias, pero no suficientes.
Cualesquiera que sean los Plan Marshall, nuevos Pactos de la Moncloa, coronabonos o fondos europeos de solidaridad y ayuda que se pretendan destinar a la reconstrucci¨®n de la econom¨ªa, han de tener muy presentes la transici¨®n ecol¨®gica y la descarbonizaci¨®n, para cuyo impulso el primer paso ser¨ªa evitar los subsidios a las actividades econ¨®micas contaminantes y a las f¨¢bricas de cambio clim¨¢tico.
El Gobierno estren¨® la actual legislatura con una declaraci¨®n de emergencia clim¨¢tica que tra¨ªa consigo una amplia agenda de propuestas ambientales y sociales para sus primeros cien d¨ªas en el poder. Esta qued¨® obviamente paralizada por la emergencia sanitaria. Pero es fundamental que el Ejecutivo, una vez superada la fase m¨¢s dolorosa y apremiante de la pandemia, vuelva a priorizar sus compromisos con la emergencia clim¨¢tica y la biodiversidad. Es m¨¢s necesario que nunca que dirija los paquetes de est¨ªmulo econ¨®mico destinados a la reconstrucci¨®n econ¨®mica y social a actividades alineadas con el Acuerdo de Par¨ªs, que protejan la biodiversidad, que sean socialmente justas e incorporen la perspectiva de g¨¦nero. Tambi¨¦n que priorice la creaci¨®n de empleo de calidad en sectores como las energ¨ªas renovables, la modernizaci¨®n de edificios y construcci¨®n de viviendas sostenibles, la agricultura, pesca y ganader¨ªa ecol¨®gicas o el mantenimiento y el desarrollo de las redes de transporte p¨²blico.
Aprovechemos este momento para ¡ªahora s¨ª¡ª construir una econom¨ªa que se anticipe a crisis futuras y ponga a las personas y el planeta en el centro. Es el momento de formatear el sistema: no ser¨ªa ni aceptable ni acertado que, tras esta emergencia sanitaria, sentemos las bases de la recuperaci¨®n econ¨®mica en un sistema que agrave la crisis clim¨¢tica y de biodiversidad en la ya que llevamos inmersos tanto tiempo.
Mario Rodr¨ªguez Vargas es director ejecutivo de Greenpeace Espa?a.
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