La urgencia de la desescalada
Ning¨²n plan econ¨®mico de reactivaci¨®n va a funcionar si el pilar de la salud falla
El Gobierno presenta este martes su plan para la progresiva vuelta a la normalidad que repetidamente se nos avisa de que ya no ser¨¢ la misma. Se afronta con dejes quijotescos. Ciudadanos, empresarios, economistas o psic¨®logos tratamos de medir los graves impactos de la forzada paralizaci¨®n, como quien intenta predecir el resultado de una batalla contra un gigante sin terminar de ver que, en realidad, lo primero que hay enfrente son molinos. Aquellos cuyas aspas son sanitarias. La ¨²nica forma de que todo vuelva a girar. Ning¨²n plan econ¨®mico de reactivaci¨®n va a funcionar si el pilar de la salud falla. Hasta la fecha, me temo que no sabemos lo suficiente.
Para calibrar el plan, tres hechos parecen incontestables. El primero es que, como en otros pa¨ªses, las cifras reflejan lo que se es capaz de diagnosticar, pero que probablemente no concuerda con la cifra de los casos o fallecidos reales. El segundo, que solo con un n¨²mero de pruebas de diagn¨®stico abrumador y bien distribuido puede decidirse qu¨¦ y d¨®nde reactivar y, sobre todo, c¨®mo actuar ante cualquier amago de rebrote. Tenemos modelos de ¨¦xito (Corea del Sur, por ejemplo), con sus peculiaridades, pero con sus posibilidades de aprendizaje. El tercero, hay algo de prueba y error en lo que ha trascendido hasta ahora de este tipo de planes en Espa?a y otros pa¨ªses de nuestro entorno. El problema es que, con este virus, si algo falla el error se detecta muchos d¨ªas despu¨¦s.
Solo una capacidad tecnol¨®gica de diagn¨®stico y tratamiento precoz ofrece m¨ªnimas garant¨ªas. Hasta la fecha, parece que no la tengamos. Si el plan que este martes se presenta ofrece un mecanismo de detecci¨®n con suficiente capacidad, podemos empezar a hablar de relanzar la econom¨ªa con garant¨ªas. De lo contrario, habr¨¢ un riesgo importante latente y todas las acciones de apoyo financiero y fiscal se quedar¨¢n cortas.
La realidad es que el tejido y la capacidad productiva en materia de salud confrontan un buen capital humano con una limitada dotaci¨®n tecnol¨®gica. Aunque es preciso reconocer la enorme dificultad de cubrir todos los escenarios y contingencias posibles, la econom¨ªa y la sociedad precisan algunas certezas sobre el plan para las pr¨®ximas semanas y meses. Con las previsiones actuales, el confinamiento total o parcial (seg¨²n el encaje de cada uno en el plan) ser¨¢ de entre ocho y doce semanas.
Las estimaciones (Banco de Espa?a, FMI, Funcas) apuntan a un impacto muy grave en la econom¨ªa por cada semana de par¨¢lisis, sobre todo en sectores muy sensibles y de gran importancia como los asociados al turismo. Hay que evitar una posible salida en falso. Por eso, el plan de este martes debe mirarse con lupa. Aunque l¨®gicamente no cabe esperar que cubra todas las contingencias, deber¨ªa al menos ofrecer controles y garant¨ªas sanitarias mucho mayores de las que hasta ahora se han evidenciado. Sabemos demasiado poco a¨²n sobre el virus como para jugar a los dados.
Todo lo que no sea aportar velocidad de detecci¨®n y control de contagios supone un riesgo para la salud, la econom¨ªa y la moral dif¨ªcilmente aceptable.
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