Las empresas han de devolver el favor
Es necesario un nuevo contrato social de las compa?¨ªas con los Gobiernos y la ciudadan¨ªa
Esta crisis sanitaria y econ¨®mica provocada por la covid-19 trae dos retos de enorme trascendencia para los directivos y propietarios de las empresas. El primero es garantizar la supervivencia de las compa?¨ªas en medio de una pavorosa ca¨ªda de ingresos y falta de liquidez que puede llevarlas a la quiebra. El segundo es devolver el favor que los Gobiernos y la sociedad est¨¢n prestando a las empresas. Aqu¨ª me interesa analizar este reto.
Los programas de ayudas a las empresas, tanto directas (ERTE, gasto sanitario) como indirectas (avales, pr¨¦stamos), son de un orden de magnitud antes nunca visto, y muy costosos para las arcas p¨²blicas. Los Gobiernos est¨¢n actuando como pagadores ¨²ltimos, llegando a ¡°nacionalizar¡± una parte importante de las n¨®minas de las empresas. Inevitablemente el d¨¦ficit y la deuda p¨²blica en 2020 aumentar¨¢n de forma significativa. Una factura que la sociedad tendr¨¢ que pagar en el futuro.
Por su parte, los bancos centrales han entrado en una etapa nueva de la pol¨ªtica monetaria, impensable hace unos meses. Al convertirse en ¡°prestamistas ¨²ltimos¡±, est¨¢n actuando como ¡°bancos de sangre¡± dispuestos a parar la hemorragia de las empresas y los Estados. El paso m¨¢s atrevido lo ha dado el Banco de Inglaterra, que ha pasado a financiar monetariamente el aumento de gasto p¨²blico, evitando que el Gobierno brit¨¢nico tenga que emitir nueva deuda.
El BCE no ha llegado (a¨²n) a dar ese paso. Pero el nuevo programa de urgencia contra la pandemia del coronavirus, consistente en compras de deuda p¨²blica y privada en cantidades casi ilimitadas y en condiciones de flexibilidad muy laxas, es tambi¨¦n una nueva frontera de la pol¨ªtica monetaria en tiempos de c¨®lera. De la heterodoxia de esta decisi¨®n da noticia el hecho de que en Alemania se hayan vuelto a activar las presiones legales, a trav¨¦s del Tribunal Constitucional, contra este nuevo paso del BCE.
Estos programas de ayudas fiscales y financieras constituyen un fuerte compromiso de los Gobiernos y la sociedad con las empresas. Pero las compa?¨ªas han de devolver el favor con un compromiso de reciprocidad. Si, por una visi¨®n cortoplacista o un inter¨¦s propio mal entendido, las empresas actuaran de forma oportunista o fraudulenta y no correspondieran a las ayudas p¨²blicas, la reacci¨®n social y pol¨ªtica contra el sistema de libre empresa ser¨ªa devastadora. La p¨¦rdida de confianza social y la subsiguiente reacci¨®n pol¨ªtica har¨ªan que el sistema de econom¨ªa de mercado fuese arrastrado por la corriente proteccionista e intervencionista que la pandemia impulsa.
Para evitar esta reacci¨®n social y pol¨ªtica es necesario un nuevo contrato social de la empresa con los Gobiernos y la sociedad. Con anterioridad al coronavirus ya hab¨ªan aparecido movimientos de reforma que buscaban redefinir el prop¨®sito de las compa?¨ªas: de la maximizaci¨®n de beneficios para los accionistas a la maximizaci¨®n del valor de la empresa para la sociedad (trabajadores, proveedores, clientes y comunidad). La crisis del coronavirus es un magn¨ªfico test para comprobar la sinceridad de esas intenciones de reforma empresarial.
En esta columna he sostenido la necesidad de renovar el contrato social de nuestros pa¨ªses, que tanta riqueza y progreso social y pol¨ªtico trajo en los ¡°treinta gloriosos¡± a?os que siguieron a la Gran Depresi¨®n y el final de la Segunda Guerra Mundial. Un ¨¢mbito concreto y muy importante de ese nuevo contrato social es la empresa.
Una instituci¨®n pro empresa brit¨¢nica, la Social Market Foundation, acaba de publicar un documento que argumenta la necesidad de este pacto social de la empresa y sugiere sus contenidos (Returning the favor. A new social contract for business). Sostiene que las leyes, regulaciones y obligaciones fiscales y laborales a las que est¨¢n sujetas las empresas, aunque necesarias, no son suficientes para sostener la confianza social y pol¨ªtica. El informe sugiere nuevas formas de medir la aportaci¨®n de valor de la empresa a la sociedad y c¨®mo incorporarlos a la informaci¨®n financiera que han de presentar cada a?o. La conclusi¨®n es que la nueva legitimidad requiere un nuevo contrato social.
Esta nueva legitimidad de la empresa es m¨¢s urgente en Espa?a. Los ERTE han sido una forma novedosa de enfrentarse a una recesi¨®n. Ahora tenemos que preservar esos empleos a medida que se reabre la econom¨ªa. El nuevo contrato de la empresa es el instrumento. Volver¨¦ sobre esta cuesti¨®n. Ahora lo que me interesa es resaltar que las empresas espa?olas han de devolver el favor. Solo de esa forma la sociedad legitimar¨¢ el esfuerzo que significar¨¢ el pago de la enorme factura que representan los programas de ayudas.
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