La gran grieta europea
Es inaceptable y arriesgado que la Uni¨®n vuelva a estar amenazada por la insostenibilidad de la deuda p¨²blica
En medio del espanto en que viven los ciudadanos europeos por la mort¨ªfera epidemia del coronavirus y la penuria econ¨®mica que acarrea, se ha abierto una peligrosa grieta interna en el seno de la Uni¨®n. La ruptura viene de Alemania y afecta al n¨²cleo institucional de la construcci¨®n europea. La sentencia del Tribunal Constitucional Federal de Alemania del pasado 5 de mayo cuestiona el programa de compra de deuda p¨²blica del Banco Central Europeo (BCE), que es el instrumento m¨¢s eficiente de defensa de la estabilidad financiera y econ¨®mica.
La sentencia se produce despu¨¦s de que el Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea (TJUE), a petici¨®n de los jueces de Karlsruhe, hubiera bendecido estas operaciones en 2018. El desaf¨ªo es m¨¢ximo. El Tribunal alem¨¢n trata de romper la jerarqu¨ªa que atribuye al TJUE la competencia exclusiva para controlar los actos de las instituciones comunitarias. El tribunal europeo acaba de recordar que los jueces nacionales est¨¢n vinculados por sus sentencias y est¨¢n obligados a garantizar el Derecho de la Uni¨®n.
La respuesta europea a Karlsruhe ha sido tambi¨¦n de una inusitada contundencia por parte del BCE y de la propia Comisi¨®n Europea, cuya presidenta, la alemana Ursula Von der Leyen, ha amenazado con expedientar a su pa¨ªs.
Los jueces alemanes han dado un plazo de tres meses al BCE para que explique sus operaciones. Las autoridades de Fr¨¢ncfort no lo har¨¢n porque solo responden ante el Parlamento Europeo y el TJUE. Lo m¨¢s probable es que sea el Bundesbank alem¨¢n, miembro del Sistema Europeo de Bancos Centrales, quien proporcione la informaci¨®n solicitada por los jueces de su pa¨ªs. Si no les satisface podr¨ªan impedir al Bundesbank que participe en el programa del BCE. Y la crisis se agrandar¨ªa.
Hay dos asuntos clave. Primero est¨¢ la cuesti¨®n institucional. Si los jueces alemanes no acatan las sentencias europeas, el TJUE queda muy debilitado para exigir el cumplimiento de sus fallos a los magistrados polacos o h¨²ngaros en sus pa¨ªses, en los que el Estado de derecho es preocupante.
En el terreno econ¨®mico, la postura de Karlsruhe desconcierta a los bancos centrales europeos. Ven la postura alemana incoherente con el pensamiento econ¨®mico alem¨¢n, que hist¨®ricamente ha priorizado la lucha contra la inflaci¨®n. La preocupaci¨®n de los jueces alemanes por los efectos secundarios de la pol¨ªtica monetaria sobre el resto de pol¨ªticas econ¨®micas atenta contra la independencia del banco central.
Pero esto no es solo un asunto jur¨ªdico. En el fondo est¨¢ el fallo hist¨®rico de la construcci¨®n del euro. La falta de pol¨ªtica fiscal europea ha sobrecargado notablemente al BCE. Si la Uni¨®n dispusiera de la pol¨ªtica fiscal y el presupuesto adecuado no se producir¨ªan estas tensiones. Es inaceptable y arriesgado que la Uni¨®n vuelva a estar amenazada por la insostenibilidad de la deuda p¨²blica. Algo impensable en Estados Unidos, Reino Unido o Jap¨®n, donde nadie discute que el banco central compre toda la deuda que haga falta. Volvemos a la casilla de salida. Urge una Constituci¨®n Europea que defina las competencias.
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