Europa en trance
Los ciudadanos podr¨¢n reconciliarse con las instituciones si la acci¨®n del BCE y la Comisi¨®n no se tuerce
A pesar de la incertidumbre que todav¨ªa sigue dominando la definici¨®n de los escenarios de salida de esta crisis, algo se ha instalado ya en el territorio de los hechos: las instituciones europeas est¨¢n actuando de forma adecuada a las amenazas existentes. La celeridad y pertinencia de las decisiones adoptadas por el BCE y la propia Comisi¨®n est¨¢n contribuyendo a la recuperaci¨®n de la confianza en las mismas, desde la decepci¨®n generada por la gesti¨®n de la crisis de 2008. Si los tribunales de justicia alemanes no tuercen los cursos de acci¨®n adoptados por el BCE y los propuestos por la Comisi¨®n no encallan en el Consejo Europeo, el fortalecimiento de la Uni¨®n Europea, la reconciliaci¨®n de los ciudadanos con sus instituciones, puede ser la principal contrapartida de las p¨¦rdidas de bienestar sufridas en estos meses.
En realidad, antes de la pandemia la UE atravesaba uno de los peores momentos de su historia. 12 a?os despu¨¦s del contagio de la crisis estadounidense, la eurozona segu¨ªa acusando las consecuencias de pol¨ªticas inadecuadas: de una err¨®nea concepci¨®n de la austeridad que, adem¨¢s de erosionar el bienestar de muchos europeos, no logr¨® sentar las bases de un mayor crecimiento potencial ni fortalecer la din¨¢mica de integraci¨®n. La eurozona iniciaba este a?o con un crecimiento econ¨®mico languideciente, con Alemania e Italia en recesi¨®n desde la segunda mitad de 2019. El exponente m¨¢s expresivo de ese cuadro era el desplome de la producci¨®n industrial y en particular la par¨¢lisis del emblem¨¢tico sector del autom¨®vil. Incluso la econom¨ªa espa?ola, que hab¨ªa estado creciendo los cuatro a?os anteriores muy por encima del promedio, acusaba tambi¨¦n el debilitamiento de sus exportaciones a los socios del ¨¢rea monetaria.
Ese era el contexto en el que lleg¨® la pandemia. Al igual que en la crisis de 2008, el contagio a Europa fue r¨¢pido e intenso. Tambi¨¦n como entonces, algunas de las econom¨ªas perif¨¦ricas, Italia y Espa?a de forma destacada, fueron las m¨¢s da?adas. Hasta aqu¨ª los denominadores comunes. Las decisiones de pol¨ªtica econ¨®mica han contrastado de forma significativa con las adoptadas durante la crisis anterior. Los Gobiernos nacionales y, lo m¨¢s relevante, las instituciones europeas, reaccionaron r¨¢pidamente con medidas adecuadas a la gravedad de la situaci¨®n.
La instituci¨®n que desde el primer momento ha dado el do de pecho ha sido el BCE. Lo ha hecho facilitando la vida a los bancos y a los tesoros p¨²blicos. A los primeros gener¨¢ndoles incentivos para que canalicen liquidez al resto de los agentes econ¨®micos. Ha reforzado su principal esquema de financiaci¨®n, aumentando las inyecciones de liquidez a varios a?os a tipos de inter¨¦s negativos, al tiempo que ha reducido las exigencias sobre los colaterales en esas operaciones de financiaci¨®n. Los bancos pueden endeudarse cobrando, asignando una parte a la amortizaci¨®n de pr¨¦stamos pendientes con el propio BCE a tipos de inter¨¦s m¨¢s elevados; con el resto pueden comprar bonos emitidos por los tesoros de sus propios pa¨ªses, obteniendo un beneficio de ese carry trade entre el tipo negativo que le aplica el BCE y la mayor tasa de rendimiento ofrecido por los bonos p¨²blicos, especialmente los perif¨¦ricos.
El contraste con la ejecutoria del BCE en la crisis anterior se observa en el comportamiento del mercado de bonos p¨²blicos. Recordemos que, adem¨¢s de elevar tipos en plena crisis, no dijo esta boca es m¨ªa hasta julio de 2012, cuando los mercados de bonos estuvieron a punto de fragmentar la eurozona, exigiendo tipos de inter¨¦s del 7% por financiar a diez a?os a los tesoros de Italia y Espa?a, mientras que Alemania pagaba poco m¨¢s de medio punto porcentual. Cuando se cerraba esta columna, el jueves, con mucha m¨¢s deuda p¨²blica y amenazas m¨¢s serias sobre la recaudaci¨®n tributaria, el tesoro espa?ol pagaba un 0,46%, menos de un punto porcentual de prima frente al bono homog¨¦neo alem¨¢n. La raz¨®n no es otra que la ampliaci¨®n del programa de compra de bonos p¨²blicos y privados en el mercado secundario, y el compromiso de mantenerlo a toda costa si es necesario. Todo ello a pesar de las tensiones en el seno del Consejo de Gobierno del BCE y de la confrontaci¨®n legal con el Tribunal Constitucional alem¨¢n.
La reconciliaci¨®n tambi¨¦n est¨¢ justificada con la Comisi¨®n. Adem¨¢s de la l¨®gica flexibilizaci¨®n del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, asumi¨® las propuestas del Eurogrupo creando redes de seguridad para las empresas, trabajadores y Estados por un total de 540.000 millones de euros. No menos importante, trata de reforzar el presupuesto comunitario a largo plazo, el denominado marco plurianual para el periodo 2021-2027. Sobre ¨¦l descansar¨¢ la m¨¢s ambiciosa de sus propuestas, la creaci¨®n de un fondo de recuperaci¨®n dotado con 750.000 millones de euros.
Reconstrucci¨®n
Ese instrumento, adem¨¢s de facilitar la recuperaci¨®n del crecimiento, podr¨¢ hacerlo tambi¨¦n con la reconstrucci¨®n y modernizaci¨®n de las econom¨ªas a trav¨¦s de la movilizaci¨®n de inversiones p¨²blicas y privadas. El primer rasgo destacable del denominado ¡°Next Generation EU¡± es el apoyo pol¨ªtico: nace de una propuesta francoalemana, con rasgos comunes con la que defendi¨® el Gobierno espa?ol semanas antes. El segundo, es la captaci¨®n de fondos mediante emisiones en los mercados de bonos de la propia Comisi¨®n. Su destino, transferencias a los Gobiernos nacionales y pr¨¦stamos, es igualmente rese?able. Como lo es su asignaci¨®n mayoritaria a proyectos de inversi¨®n en las dos transiciones con las que la Comisi¨®n se ha comprometido, la energ¨¦tica, orientada a cumplir los compromisos de descarbonizaci¨®n, y la digital, tendente a recuperar el terreno perdido en estos 12 a?os. No tenemos informaci¨®n todav¨ªa sobre la distribuci¨®n por pa¨ªses de esos 750.000 millones de dotaci¨®n. Depender¨¢ probablemente del inventario de da?os ocasionados por la crisis, pero tambi¨¦n de los proyectos que presenten las Administraciones p¨²blicas y de la satisfacci¨®n en t¨¦rminos de reformas convergentes con esa gen¨¦rica pretensi¨®n de modernizaci¨®n de las econom¨ªas. Esa ser¨ªa la ¡°condicionalidad¡± asociada a las transferencias y a los pr¨¦stamos. Pueden ser exigencias favorables para las econom¨ªas, desde luego para la espa?ola, en la medida en que faciliten la aceleraci¨®n hacia una estructura productiva y un patr¨®n de crecimiento menos vulnerable que el que ha vuelto a revelar la presente crisis. Nuevamente podemos hacer de la necesidad virtud y asumir que las reformas asociadas a esas importantes dotaciones financieras pueden no solo ayudar a la recuperaci¨®n, sino a la definici¨®n de nuevos fundamentos que propicien un mayor crecimiento potencial. Un crecimiento de mayor calidad, en definitiva.
Si se superan las reticencias de los ¡°cuatro frugales¡± en las pr¨®ximas reuniones del Consejo Europeo se habr¨¢ conseguido una transformaci¨®n muy significativa en los fundamentos econ¨®micos de la UE. Esa movilizaci¨®n inversora no ser¨¢ suficiente, sin embargo, para despejar factores de riesgo que se a?aden a los derivados de la recesi¨®n. La estabilidad de los sistemas financieros es uno de ellos, que reclama decisiones que culminen ya la uni¨®n bancaria y aceleren la uni¨®n de los mercados de capitales. La concreci¨®n del cercano Brexit o la renovaci¨®n de las tensiones comerciales con la Administraci¨®n estadounidense pueden tambi¨¦n ser dificultades a?adidas. Con todo, a pesar del paisaje devastador que dejar¨¢ la recesi¨®n, el trance en el que se encuentra la UE dispone de unos fundamentos institucionales mucho mejores que al inicio de la pandemia.
En Twitter: @ontiverosemilio
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