La crisis que hizo cambiar a Merkel

Desde el primer d¨ªa de la cumbre, por ser su cumplea?os, hasta la recta final de las negociaciones en la madrugada del domingo al lunes, por tender los puentes hacia el acuerdo, la canciller alemana, Angela Merkel, ha sido una de las grandes protagonistas del Consejo Europeo. A su influencia habitual como la l¨ªder m¨¢s veterana del club se une el que Alemania asumiera el 1 de julio la presidencia semestral de la UE, lo que le ha brindado la posibilidad de postularse como mediadora neutral. Pero lo m¨¢s llamativo es que la misma l¨ªder que en la anterior crisis capitane¨® la cruzada por la austeridad se haya convertido ahora en la mayor defensora de un fondo que beneficiar¨¢ sobre todo a los pa¨ªses del Sur.

La presencia de Merkel fue constante en las reuniones que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, convocaba durante la cumbre para desbrozar el camino hacia el acuerdo. En casi todas ellas, la canciller estaba acompa?ada por el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, con quien ha mantenido estos d¨ªas una colaboraci¨®n tan estrecha como no se ve¨ªa desde hace a?os en el eje franco-alem¨¢n.

Merkel llegaba a la cita consciente de que se jugaba no solo su semestre presidencial de la UE, sino probablemente gran parte de su legado europeo. Salvo sorpresa de ¨²ltima hora, poco probable dado su estilo personal, la veterana pol¨ªtica vive su ¨²ltimo mandato (hasta 2021) y la crisis de la covid-19 se ha convertido en la prueba de fuego para un liderazgo que ha marcado el rumbo de la Uni¨®n, a veces err¨¢tico, en los ¨²ltimos 15 a?os.

La canciller, seg¨²n las fuentes consultadas, ha mostrado estos cuatro d¨ªas de cumbre una beligerancia m¨¢s agresiva que de costumbre, con choques dial¨¦cticos muy ¨¢speros con l¨ªderes como el primer ministro holand¨¦s, Mark Rutte; el canciller austriaco, Sebastian Kurz; o la primera ministra danesa, Mette Frederiksen.

Bombones para limar asperezas

Merkel no disimul¨® su impaciencia ante el inmovilismo de un bloque autodenominado como frugales que se negaba a dar un solo paso que contentara al resto de socios. Y lleg¨® a tener alg¨²n agrio rifirrafe, en particular con Frederiksen. Pero lo dio por superado una vez que se descart¨® el bloqueo y todas las partes pudieron entrar en el imprescindible regateo para llegar al acuerdo. La canciller comparti¨® despu¨¦s con la primera ministra danesa unos bombones de chocolate como gui?o diplom¨¢tico de reconciliaci¨®n y se?al de que los altercados entre los miembros del Consejo Europeo son como los de los futbolistas: se olvidan una vez fuera del campo.

Pero los chocolates no fueron el ¨²nico gesto dulce de la canciller durante la cumbre. Macron le agradeci¨® que, a diferencia de los frugales, Merkel no peleara por aumentar el cheque de descuento en la contribuci¨®n al presupuesto comunitario que disfruta Alemania. Berl¨ªn ha logrado una rebaja de 3.671 millones de euros al a?o, que es muy cuantiosa. Pero de haberse sumado a la puja liderada por Rutte (que arranc¨® para Pa¨ªses Bajos nada menos que 1.921 millones), Alemania podr¨ªa haber puesto en peligro el equilibrio de las cifras y frustrar el resultado.

Fuentes diplom¨¢ticas tambi¨¦n atribuyen a Merkel un papel fundamental en la resoluci¨®n del conflicto con Hungr¨ªa y Polonia, que se resist¨ªan a cualquier referencia en el acuerdo presupuestario a la necesidad de respetar el Estado de derecho para acceder a las ayudas comunitarias. Para otros socios, como los Pa¨ªses Bajos, Suecia o Luxemburgo, ese control era innegociable. Durante m¨¢s de tres horas y media, Merkel puli¨® junto a las delegaciones m¨¢s implicadas de uno y otro bando un texto que acab¨® logrando la unanimidad. Esa tarea le ha reportado, sin embargo, las mayores cr¨ªticas tras la cumbre. Numerosas voces acusan a Merkel de haber sacrificado la defensa de principios fundamentales como v¨ªa para sacar adelante un acuerdo presupuestario que estaba dispuesta a conseguir casi a cualquier precio.

Al fin y al cabo, la creaci¨®n del fondo ha sido en gran parte una obra suya. Fue la primera que plante¨® una respuesta vinculada al presupuesto comunitario, frente al deseo de Macron de establecer un mecanismo nuevo y ad hoc. Las dos posiciones se reconciliaron en un trascendental y sorprendente acuerdo alcanzado en junio por los dos mandatarios en Meseberg. Ambos anunciaron entonces una propuesta para crear un fondo de medio bill¨®n de euros, financiado con deuda respaldada por el presupuesto de la UE y destinado a subvenciones a fondo perdido para paliar los da?os de la covid-19.

Apoyo a la mutualizaci¨®n de deuda

La f¨®rmula del endeudamiento era un tab¨² para pa¨ªses como Alemania o los Pa¨ªses Bajos. Pero a ra¨ªz de la pandemia, Merkel acab¨® convencida de que la UE estaba ¡°ante la mayor crisis de su historia¡±, como ha repetido estas semanas. Y que una salida en falso podr¨ªa poner en peligro el papel de la UE en una escena internacional mucho m¨¢s turbulenta que hace una d¨¦cada.

El giro de Merkel cogi¨® desprevenidos a propios y extra?os, incluido el lado franc¨¦s, que no se esperaba tama?a concesi¨®n. Pero, sobre todo, sorprendi¨® con la guardia baja a Rutte y sus aliados, que confiaban en Berl¨ªn para frenar cualquier atisbo de mutualizaci¨®n de la deuda cuando la pandemia abri¨® el debate sobre los eurobonos y los coronabonos.

La propuesta de Merkel y Macron desarbol¨® a los frugales, que en apenas unos d¨ªas intentaron armar un contraataque. Y que han mantenido su resistencia hasta que han claudicado ante la evidencia de que la inmensa mayor¨ªa de los socios apoya la propuesta de la Comisi¨®n.

El acuerdo de este 21 de julio marca as¨ª un hito en la gesti¨®n de las cuentas del club, que nunca antes se hab¨ªa aventurado por un camino que apunta, aunque sea en la lejan¨ªa, hacia la uni¨®n fiscal. ¡°Me siento aliviada¡±, se?al¨® Merkel durante una rueda de prensa en la que, en contra de su pragmatismo habitual, dej¨® entrever cierta emoci¨®n ante el acuerdo. La pandemia parece haber cambiado a la canciller tanto como esta cumbre cambiar¨¢ a la Uni¨®n.