La paradoja comercial
Un cambio de signo en la Administraci¨®n de Estados Unidos tras las pr¨®ximas elecciones presidenciales no implicar¨¢ un giro total en algunas pol¨ªticas del actual equipo
La vida ofrece muy a menudo muestras de sus grandes paradojas. Estados Unidos acaba de ratificar las sanciones comerciales por 7.500 millones de d¨®lares que hab¨ªa impuesto a varios pa¨ªses europeos por las ayudas p¨²blicas a Airbus, endureci¨¦ndolas incluso para pa¨ªses como Francia o Alemania. Y lo hace respaldado por el mismo organismo que menosprecia y trata de sabotear, la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), sumida en pleno proceso de elecci¨®n de su pr¨®ximo director (probablemente, directora) gerente. Entre quienes conocen bien el terreno de la organizaci¨®n, hay quien asegura que su director en funciones, el brasile?o Roberto Azev¨ºdo, ha adelantado su marcha para que la actual Administraci¨®n de Donald Trump pueda pilotar el proceso y la orientaci¨®n del organismo, que consideran sesgado respecto a sus intereses.
Seguramente, ese ser¨¢ el argumento que esgrima Washington en septiembre, cuando la misma OMC dictamine sobre las ayudas estadounidenses a Boeing y con toda probabilidad autorice la imposici¨®n de aranceles similares a los que acaba de ratificar EE UU por un importe cercano a los 11.200 millones de d¨®lares. En plena pandemia del coronavirus y con las econom¨ªas lastradas por el freno en la actividad, una escalada en el enfrentamiento comercial entre las dos potencias no beneficia a nadie, m¨¢s bien al contrario. Y despu¨¦s de tantos a?os de enfrentamiento quiz¨¢s sea el momento de abordar una negociaci¨®n realista y definitiva sobre los subsidios a la industria aeron¨¢utica. Una negociaci¨®n que, dados los crecientes desencuentros entre Washington y Bruselas -la tasa digital, el tratamiento de los datos personales, los aranceles a los autom¨®viles europeos, entre otros-, deber¨ªa abordarse en t¨¦rminos m¨¢s amplios.
No es dif¨ªcil imaginar que Bruselas tendr¨¢, sin duda, la vista puesta en las elecciones presidenciales del pr¨®ximo 3 de noviembre y en las encuestas que hoy dan ganador al dem¨®crata Joe Biden. Es dif¨ªcil que una nueva Administraci¨®n -incluso otra distinta de signo republicano- mantenga el nivel de confrontaci¨®n que el equipo de Trump ha desarrollado en el ¨¢mbito comercial, tanto con sus socios como con sus adversarios. Pero hay cuestiones -como la defensa de los gigantes tecnol¨®gicos- que no van a cambiar bajo una presidencia estadounidense, sea cual sea su color.
En todo caso, la UE no debe perder la perspectiva global. El profesor y antiguo diplom¨¢tico singapurense Kishore Mahbubani recuerda en su libro Has China won? (?Ha ganado China?, que no ha sido traducido al espa?ol) que en su mandato Trump ha conseguido dividir a la sociedad estadounidense en todos los temas salvo en uno: su confrontaci¨®n tecnol¨®gica y comercial con China, respaldada por dem¨®cratas y republicanos a partes iguales. Eso hace suponer que una hipot¨¦tica Administraci¨®n de Biden no va a cejar en el empe?o por doblegar a China. Y ah¨ª la Uni¨®n Europea tiene que evitar quedar atrapada en el fuego cruzado.
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