Bankia, la mayor crisis sin responsables
Resulta imposible que los ciudadanos comprendan la sentencia absolutoria sobre la salida a Bolsa de la entidad
Resulta imposible que los ciudadanos comprendan la sentencia absolutoria de la Audiencia Nacional sobre Bankia. El desconcierto no se debe a que los medios de comunicaci¨®n hubieran hecho ya un juicio paralelo condenatorio previo. No, la confusi¨®n deriva de que ya exist¨ªa una fundada idea de la irregular salida a Bolsa de Bankia, que atrap¨® a 350.000 ahorradores, gracias a dos sentencias del Tribunal Supremo de 2016. Ambas establecieron que ¡°la informaci¨®n econ¨®mica financiera contable divulgada al p¨²blico suscriptor result¨® inexacta e incorrecta, en aspectos relevantes, primordiales y sustanciales¡±. Y que ¡°las graves inexactitudes de la informaci¨®n contenida en el folleto¡± fueron ¡°la causa del error sustancial¡± sufrido por los compradores. Tras estas sentencias y m¨¢s de 125.000 reclamaciones Bankia se vio forzada a devolver unos 1.800 millones de euros a los perjudicados.
La alarma hab¨ªa saltado antes, cuando se comprob¨® que Bankia, que hab¨ªa declarado antes de salir a Bolsa unos beneficios de 300 millones de euros, fue rescatada meses despu¨¦s con 22.400 millones de los contribuyentes.
Las 442 p¨¢ginas de la sentencia son interesantes porque certifican informaciones importantes. Vemos que, tras la exigencia de m¨¢s capital por parte de la Autoridad Bancaria Europea, se plante¨® la disyuntiva entre nacionalizar el grupo, que hubiera exigido 5.775 millones de euros, o captar 3.000 millones de euros en el mercado. Y los directivos y supervisores optaron por esta segunda opci¨®n.
Por acudir al mercado entendieron ir a por los confiados ahorradores. Al peri¨®dico Wall Street Journal le extra?¨® que solo un 2% del dinero captado fuera de inversores internacionales mejor informados. Antes el grupo ya se hab¨ªa tragado 6.000 millones de euros de humildes preferentistas.
Para la sentencia, el r¨¢pido paso de beneficios a p¨¦rdidas se debe a la ¡°impredecibilidad¡± de la profunda crisis econ¨®mica de finales de 2011. Se puede aplicar esta caracter¨ªstica a la covid -19, pero no a la debacle financiera que hab¨ªa estallado en 2008. En s¨ªntesis, los gestores son exculpados porque sus decisiones fueron aprobadas por los supervisores y estos porque confiaron en los auditores. Es decir, no hay responsables.
Los hechos muestran las discrepancias entre los inspectores del Banco de Espa?a, que s¨ª alertaron de los riesgos de Bankia con valiosos y rigurosos informes, y sus jefes. Para el abogado Jos¨¦ Antonio Ballesteros, ¡°est¨¢ fuera de lo normal de la pr¨¢ctica jur¨ªdica que se conceda m¨¢s relevancia a los informes de parte que a los de las instituciones, sobre todo si son de reputados inspectores del Banco de Espa?a¡±.
Fernando Zunzunegui, profesor de Derecho del Mercado Financiero, considera que ¡°el punto de partida tendr¨ªa que haber sido las sentencias del Supremo de 2016¡±. En su opini¨®n el folleto ¡°ten¨ªa que haber destacado en negrita que se trataba de una inversi¨®n de alto riesgo destinada a recapitalizar un banco en graves dificultades¡±. El coste de la falta de transparencia de nuestras instituciones es clamoroso. Urge resolver este d¨¦ficit en un pa¨ªs con tantas crisis solapadas en las que los perjudicados son los m¨¢s vulnerables.
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