El ¨²ltimo deseo del banquero m¨¢s rico del mundo
Joseph Safra muri¨® el jueves en Brasil tras una vida esforz¨¢ndose en alejarse de los focos
El banquero m¨¢s rico del mundo, Joseph Safra, un brasile?o nacido en L¨ªbano, pertenec¨ªa a la quinta generaci¨®n de la familia en el negocio. Sus antepasados ya financiaban caravanas comerciales con camellos entre Alepo, Alejandr¨ªa y Estambul durante el imperio otomano. Safra falleci¨® este jueves de muerte natural a los 82 a?os en S?o Paulo, la ciudad desde la que cre¨® un imperio empresarial que llega a Suiza tras la compra del Sarasin. A partir de la banca privada, expandi¨® sus actividades empresariales al mercado inmobiliario internacional, la celulosa, las telecomunicaciones o la ganader¨ªa. Y compr¨® edificios emblem¨¢ticos como el futurista The Gerkhin en la City de Londres. Forbes calcula su fortuna en 23.000 millones de d¨®lares (19.000 millones de euros), lo que le coloca en el puesto 63 de las personas m¨¢s ricas del mundo; a la cabeza de los brasile?os.
Safra fue crucial en el desarrollo del sector bancario de Brasil, pa¨ªs al que lleg¨® cuando era a¨²n un adolescente con su padre banquero y sus hermanos. Jud¨ªos sefard¨ªes, dejaban atr¨¢s un Oriente Pr¨®ximo en plena convulsi¨®n tras la creaci¨®n del Estado de Israel. El entonces patriarca tem¨ªa que estallara la tercera guerra mundial.
S¨ªmbolo de los grandes banqueros de Brasil, se especializ¨® en gestionar grandes patrimonios familiares. Conservador en su vida privada y en los negocios, Seu Jos¨¦, como le llamaban los ¨ªntimos, logr¨® duplicar su fortuna tras la crisis de 2008, seg¨²n Folha de S. Paulo. Y convirti¨® el Banco Safra en la octava mayor entidad de Brasil en activos, pero no sin una batalla fratricida tras un asesinato de pel¨ªcula.
Su hermano mayor, Edmond, enfermo de p¨¢rkinson, muri¨® en 1999 en un incendio que desat¨® por envidia uno de los enfermeros que le cuidaban en su ¨¢tico de M¨®naco. Aquella muerte desat¨® una feroz disputa entre Joseph y Moise Safra por las riendas de la entidad en la que el ahora fallecido lleg¨® a abrir un banco competidor llamado J Safra precisamente frente a la sede hist¨®rica de la entidad familiar. Funcion¨®. Para 2006 Moise le hab¨ªa vendido su parte.
Aunque pod¨ªa actuar como un tibur¨®n, cuando su padre enferm¨® y encar¨® el final de la vida, dej¨® durante cuatro meses la presidencia del banco para estar a su lado en el hospital. Como tantos ricos en esta ciudad de tr¨¢fico infernal, se mov¨ªa en helic¨®ptero. Sol¨ªa almorzar en la sede del Safra, en la avenida Paulista, donde los oligarcas del caf¨¦ levantaron sus mansiones ya desaparecidas. Siempre se preocup¨® por estar en casa a tiempo para cenar con su esposa, Vicky, ¡ªllevaban juntos medio siglo¡ª y, hasta que crecieron, con sus cuatro hijos.
Adem¨¢s de ¨¢rabe y hebreo, sab¨ªa ingl¨¦s, franc¨¦s¡, pero no estaba c¨®modo hablando portugu¨¦s en p¨²blico. Hu¨ªa de la prensa hasta tal punto que sus entrevistas son muy contadas. Concedi¨® dos a la columnista de Estad?o Sonia Racy, en 2000 y 2010. Siempre parco, cuando la periodista le pregunt¨® a qu¨¦ atribu¨ªa su ¨¦xito, respondi¨®: ¡°Se trata solo de no prestar dinero a todo el mundo que te lo pide¡±. La Fiscal¨ªa le investig¨® por corrupci¨®n en 2016, pero pronto retir¨® los cargos.
Extremadamente celoso de su intimidad, probablemente su mayor extravagancia era seguir con devoci¨®n a un equipo de f¨²tbol. ¡°Siempre dec¨ªa tener mucho orgullo de su ciudadan¨ªa brasile?a y de su afici¨®n por el Corinthians¡±, recalcaba la nota en la que el Grupo Safra anunci¨® su muerte. Acud¨ªa al estadio con algunos de sus 14 nietos, pero rodeado siempre de guardaespaldas, antiguos agentes del Mosad israel¨ª, porque desde el asesinato de su hermano la seguridad le obsesionaba. ?l y su esposa viv¨ªan rodeados de arte en una mansi¨®n inmensa donde daban cenas que reun¨ªan a buena parte del PIB de Brasil y pol¨ªticos. Esa casa b¨²nker queda en Morumb¨ª, uno de los barrios nobles de S?o Paulo y uno de los puntos de la ciudad donde m¨¢s evidente es la desigualdad porque se alza sobre Parais¨®polis, una inmensa favela.
En los ¨²ltimos tiempos estaba enfermo de p¨¢rkinson, seg¨²n la prensa brasile?a. Fue enterrado en el cementerio jud¨ªo de S?o Paulo. La metr¨®poli lo recuerda como uno de sus grandes fil¨¢ntropos. Apoy¨® con generosidad los dos principales hospitales privados ¨Del Einstein y el Sirio-Libanes¨D y escuelas, construy¨® la mayor sinagoga de la ciudad, contribuy¨® a la rehabilitaci¨®n de la primera sinagoga de las Am¨¦ricas, en Recife, don¨® estatuas de Rodin a la Pinacoteca paulista y el manuscrito de la teor¨ªa de la relatividad de Albert Einstein, al Museo de Israel, en Jerusal¨¦n.
La ¨²nica hija de Safra y su mujer dirigen una escuela jud¨ªa, pero, fieles a la tradici¨®n familiar, los tres varones son banqueros. En otros asuntos tambi¨¦n emulan a sus mayores. Tras una disputa sobre cu¨¢l de ellos iba a liderar la rama digital del Safra, Alberto se fue con un portazo en 2019 para fundar otra entidad, de modo que David qued¨® al frente del banco familiar en Brasil. Jacob dirige las operaciones en el extranjero.
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