Dilemas de la fe y la raz¨®n

El sexenio de Enrique Pe?a Nieto, marcado por el despilfarro, la desaceleraci¨®n econ¨®mica, la precarizaci¨®n laboral y unos niveles ¨ªnfimos de aprobaci¨®n popular dio al pueblo mexicano sobradas razones para votar contra su partido, el PRI, en las presidenciales de julio de 2018. Esas razones, junto con la fe de muchos en la plataforma de campa?a de "primero los pobres y abajo la corrupci¨®n", llevaron a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador al poder. La victoria de Morena y la implosi¨®n del resto de partidos le convirtieron en el mandatario m¨¢s poderoso en d¨¦cadas y en la esperanza de muchos en una econom¨ªa que crece poco, lejos de un 4% anual necesario para generar 1,2 millones de empleos para absorber su fuerza laboral y acabar con la lacerante pobreza.

Desde su campa?a, L¨®pez Obrador anunci¨® una pol¨ªtica econ¨®mica basada en dos l¨ªneas: austeridad a ultranza y enterrar el neoliberalismo. Empero, la ret¨®rica antineoliberal contrasta con la pr¨¢ctica: sus pol¨ªticas econ¨®micas son similares a las de Administraciones (neoliberales) anteriores. La monetaria sigue basada en metas de inflaci¨®n, altas tasas de inter¨¦s real y escasa presencia de la banca de desarrollo. La fiscal, ortodoxa y proc¨ªclica, prioriza el super¨¢vit primario y la contenci¨®n de deuda, y rechaza reforma fiscal alguna en la primera mitad del sexenio. La industrial ¡ªsalvo en energ¨ªa¡ª es evanescente y permanece subordinada a la comercial, lejos de una visi¨®n moderna del Estado empresarial, salvo algunos incipientes programas para elevar el valor agregado exportador. Ante la acotada visi¨®n, la falta de instrumentos y de un presupuesto para innovaci¨®n, tecnolog¨ªa y ciencia, la transformaci¨®n de la estructura productiva mexicana sigue en pausa.

La pol¨ªtica social ha abandonado los esquemas de transferencias condicionadas. Pero, en vez de avanzar hacia un sistema de protecci¨®n social universal, se ha centrado en programas de transferencias y microcr¨¦ditos para diversos grupos marginados. La laboral es la ¨²nica pol¨ªtica muy distinta a las precedentes: se ha centrado en recuperar el poder adquisitivo del salario m¨ªnimo ¡ªuno de los m¨¢s bajos de Am¨¦rica¡ª, modernizar la institucionalidad sindical y nivelar la correlaci¨®n de fuerzas empleado-patronal.

?C¨®mo vamos en este primer a?o de gobierno? Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado responde contundentemente: "Los indicadores fundamentales: tasas de inter¨¦s, cotizaci¨®n cambiaria, inflaci¨®n, salario m¨ªnimo, d¨¦ficit p¨²blico, deuda y riesgo pa¨ªs est¨¢n mejor que hace un a?o". Curiosamente, tal lista de indicadores ¡ªm¨¢s la ratificaci¨®n del nuevo tratado comercial entre M¨¦xico, EE UU y Canad¨¢ (T-MEC)¡ª, es virtualmente id¨¦ntica a la que anteriores Gobiernos recurr¨ªan al sacar pecho de su gesti¨®n. Empero, la ret¨®rica del "vamos bien" se ve, parafraseando a Antonio Machado, "volar, temblar s¨²bitamente y quebrarse" cuando se examinan los indicadores de desarrollo.

En lo macro, en 2019 la actividad se desaceler¨® y se estanc¨®. En su medici¨®n per c¨¢pita, tanto el PIB como el consumo privado caer¨¢n por primera vez en una d¨¦cada y el FMI proyecta tambi¨¦n un descenso en 2020. El sector externo no es culpable del estancamiento: aunque la manufactura en EE UU decay¨®, la guerra comercial con China fortaleci¨® el dinamismo exportador de M¨¦xico y su papel como socio comercial del vecino del norte. El estancamiento se explica, m¨¢s bien, por la ca¨ªda de inversi¨®n, aguda en construcci¨®n y notable en bienes de equipo. Este descenso tiene m¨²ltiples razones: austeridad ¡ªque, sin reforma fiscal, produjo recortes de inversi¨®n p¨²blica¡ª; incertidumbre inherente a todo primer a?o de mandato, agravada por el deterioro en la confianza empresarial tras la tortuosa cancelaci¨®n de la construcci¨®n del nuevo aeropuerto de Ciudad de M¨¦xico; diversas decisiones oficiales que han cuestionado la participaci¨®n privada (renegociaci¨®n de contratos de suministro de gas natural, suspensi¨®n de subastas de campos petroleros, impasse o reversi¨®n de la transici¨®n energ¨¦tica y el futuro de proyectos de energ¨ªas renovables; y escaso cr¨¦dito a actividades empresariales). Adem¨¢s, el acuerdo p¨²blico-privado anunciado en infraestructuras contempla montos insuficientes y carece de un calendario de ejecuci¨®n claro.

La menor inversi¨®n golpe¨® la productividad y el empleo. El a?o pasado se crearon menos de 400.000 empleos formales, un tercio de los requeridos para absorber la creciente fuerza laboral, y subi¨® la proporci¨®n de trabajadores que ganan dos salarios m¨ªnimos o menos. Sin duda, tambi¨¦n hay elementos favorables: el salario m¨ªnimo registr¨® dos alzas ¡ª16% y 20%¡ª que colocan su poder adquisitivo por encima de la l¨ªnea m¨ªnima de bienestar por primera vez en d¨¦cadas y se dio un aumento de la masa salarial.

Un a?o es poco tiempo para predecir el desempe?o sexenal. Por lo pronto, hay luces y sombras. Entre las primeras destaca el discurso anticorrupci¨®n y a favor de los pobres ¡ªbienvenido per se y en el contexto de protesta y conflicto en buena parte de Latinoam¨¦rica¡ª y tambi¨¦n la pauta de la inflaci¨®n. Las sombras surgen ante las dificultades para insertar a M¨¦xico en una senda de crecimiento elevado, incluyente y sostenible. La persistente violencia e inseguridad siguen siendo grandes lastres al bienestar.

Pronto habr¨¢ que reemplazar una austeridad que ha profundizado la desaceleraci¨®n econ¨®mica por una reforma fiscal tanto hacia una mejor, mayor y m¨¢s progresiva recaudaci¨®n como hacia alzas significativas del papel p¨²blico en inversi¨®n ¡ªefectiva y eficiente¡ª y en pro de un sistema de protecci¨®n social universal. La reforma fiscal debi¨® hacerse al mero inicio del sexenio, con un capital pol¨ªtico rayando el cielo y un clima de negocios di¨¢fano. Cada d¨ªa que pasa su aplicaci¨®n se complica, en tanto que se debe recabar la confianza de actores relevantes en torno a un acuerdo nacional para la inversi¨®n y la reducci¨®n de la desigualdad que permitir¨ªa colocar al mercado interno como motor complementario del crecimiento, impulsar la transformaci¨®n de la estructura productiva y dejar de basar la competitividad en bajos salarios y negligencia ambiental.

Sin un cambio de pol¨ªticas econ¨®micas en la direcci¨®n se?alada, la fe que genera el discurso de "vamos bien" comenzar¨¢ a rechinar ante la falta de razones objetivas para su persistencia. Estas razones ser¨ªan la manifiesta expansi¨®n elevada de la actividad econ¨®mica y del empleo digno y la reducci¨®n de la pobreza, la desigualdad y la violencia. Un pa¨ªs en el que buena parte de su poblaci¨®n es pobre no puede darse el lujo de no crecer y no distribuir mejor. Sin un cambio de pol¨ªticas econ¨®micas, si se persiste en la austeridad, las esperanzas de un mundo mejor que gener¨® el discurso del nuevo Gobierno dif¨ªcilmente comenzar¨¢n a concretarse en 2020. ?Cu¨¢nto tardar¨¢ el Ejecutivo en hacer una reforma fiscal y en aplicar una pol¨ªtica industrial moderna? ?Cu¨¢ntos a?os m¨¢s aguantar¨¢ la poblaci¨®n mexicana con una econom¨ªa estancada, elevada desigualdad y violencia?

In memoriam Jaime Ros.

Juan Carlos Moreno-Brid es profesor de la Facultad de Econom¨ªa de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM)