La vuelta del turismo post Covid-19: una oportunidad de cambio
Con el inicio del desconfinamiento tur¨ªstico corremos el riesgo de caer en los malos h¨¢bitos del pasado
El peso que el turismo ha adquirido en la sociedad espa?ola es indudable. Por ello, ideas como que ¡°el turismo genera riqueza¡± est¨¢n profundamente arraigadas, pero son f¨¢ciles de desmentir echando un vistazo a los datos. A d¨ªa de hoy, el sector tur¨ªstico aporta en Espa?a un 11% del PIB y el 13% del empleo. Pero esta te¨®rica prosperidad no se ve reflejada en un nuestro d¨ªa a d¨ªa, ni en t¨¦rminos econ¨®micos, ni ambientales, y mucho menos sociales. La evidencia cient¨ªfica subraya que est¨¢ ¡°sobredependencia¡± en muchos casos expone nuestros recursos sociales, culturales y naturales a una degradaci¨®n imparable a cambio de unos ingresos mal distribuidos a la sombra de unos resultados pol¨ªticos vendibles a corto plazo. Con el inicio del desconfinamiento tur¨ªstico previsto para el 1 de Julio corremos el riesgo de caer en los malos h¨¢bitos del pasado: turismo, ladrillo sin control, medio ambiente degradado y corrupci¨®n. El decrecimiento tur¨ªstico ya era necesario antes, pero ahora es una prioridad absoluta.
Y es que el turismo ha acabado por convertirse en un factor determinante en nuestra forma de entender las ciudades, los alquileres, los precios del ocio, los negocios e incluso la propia imagen de los territorios y de quienes lo habitan. De ah¨ª que el principal problema al que parecemos enfrentarnos en la ¡°nueva normalidad¡± sea el forzado encaje del turismo en el nuevo puzle que se montar¨¢ despu¨¦s de la COVID-19.
El impacto econ¨®mico, social y medioambiental del turismo
Econ¨®micamente, el turismo es probablemente el sector menos resistente a la pandemia. Cualquier resfriado a nivel internacional se convierte en una pulmon¨ªa letal en este sector, poniendo en riesgo el (mal) empleo que genera.
En contraste, la pandemia ha evidenciado la necesidad de contar con cadenas de suministro b¨¢sicas propias para hacer frente al futuro. A nadie se le escapa que pa¨ªses como Alemania, Finlandia y Noruega, con una participaci¨®n de la industria en su PIB, por encima del 20%, avalan este mayor bienestar y resiliencia de las sociedades industriales. En comparaci¨®n con el sector tur¨ªstico, la industria es un motor de investigaci¨®n, innovaci¨®n y tecnolog¨ªa. All¨ª donde hay industria, la innovaci¨®n la sigue. Como ejemplo, en Espa?a la industria invierte en I+D+i el 2,1% de su valor a?adido bruto, mientras que el sector servicios invierte cuatro veces menos. La fuerte presencia de este sector con respecto al industrial, por tanto, nos posiciona en una situaci¨®n de desventaja de cara a escenarios futuros.
Socialmente, ya en su versi¨®n 100% funcional, el turismo no generaba riqueza bien distribuida ni empleo de calidad. De nuevo compar¨¢ndolo con el sector industrial, los salarios son un 20%-25% m¨¢s bajos y los empleos menos estables. Un 81% de los contratos en la industria espa?ola en 2019 eran indefinidos y el 95% de los empleos lo eran a jornada completa. Estas cifras son sencillamente inalcanzables para el sector tur¨ªstico. No hay cifras todav¨ªa, pero se intuye que el coste en ERTE y futuros ERE, ser¨¢ mayor en el turismo que en otros sectores, como el industrial o agr¨ªcola. Caso aparte es el de la presi¨®n urban¨ªstica en centros urbanos por la utilizaci¨®n de suelo residencial como actividad comercial a trav¨¦s de las viviendas de uso tur¨ªstico.
El sector tur¨ªstico tambi¨¦n discrimina por sexo. Las mujeres, a pesar de tener el trabajo central del sector (son las principales garantes de unas condiciones de estancia dignas), son discriminadas con los peores salarios y condiciones. Las reformas laborales de estos ¨²ltimos a?os, con excusa de la crisis, no han hecho m¨¢s que agravar esta situaci¨®n. Y no se espera menos de la COVID-19.
Los municipios m¨¢s pobres de los territorios en los que el turismo tiene m¨¢s peso son precisamente aquellos en los que el sector tur¨ªstico ha saturado el 100% de sus econom¨ªas. V¨¦anse los casos de Torrevieja y Benidorm o Lloret de Mar en Catalunya. Esta mala distribuci¨®n de los beneficios del turismo tambi¨¦n se ve reflejada en la situaci¨®n de Canarias. Aunque el archipi¨¦lago est¨¢ a mitad de tabla en el nivel de renta bruta media, es tambi¨¦n la segunda comunidad aut¨®noma con m¨¢s pobreza del pa¨ªs. Las condiciones de precariedad y explotaci¨®n se han agravado a cotas insoportables, en las que la salud del personal estar¨¢ en primera l¨ªnea de fuego. Y de Andaluc¨ªa¡ mejor ni hablamos. M¨¢s de 3 millones de personas en riesgo por pobreza, donde el 75% del PIB viene del sector servicios. Blanco y en botella.
Por ¨²ltimo, medioambientalmente, ya era necesario un cambio. Hay extensas evidencias cient¨ªficas de que el par¨®n provocado por el coronavirus ha beneficiado al medio ambiente, con im¨¢genes impactantes de parajes tur¨ªsticos. Sin embargo, las autoridades, en su af¨¢n cortoplacista, se mueven en el sentido contrario. De nuevo poniendo de ejemplo el caso andaluz, y en palabras de Ecologistas en Acci¨®n:
¡°La eufem¨ªsticamente denominada Ley de impulso para la sostenibilidad del territorio en Andaluc¨ªa apuesta por la desregulaci¨®n del urbanismo y la apertura obscena y sin paliativos a la urbanizaci¨®n del suelo r¨²stico con la eliminaci¨®n del concepto ¡°suelo urbanizable¡± o a la posibilidad de edificaci¨®n sin informes de medioambiente, solo con una declaraci¨®n responsable. Se pretende paliar la crisis del coronavirus favoreciendo de nuevo al virus de la especulaci¨®n urban¨ªstica, con los riesgos para el medio ambiente y la sociedad como en 2008¡±.
Sirva como ejemplo C¨¢diz, que con el 15 % de su de costa degradada, proyecta 4 nuevos macrocomplejos para 3000 plazas hoteleras m¨¢s y casi 3.000 segundas viviendas en parajes hasta ahora protegidos. O M¨¢laga, con el proyecto Larios, que planea una construcci¨®n de un campo de golf y complejos de lujo en una parcela de 1.000.000 cuadrados en los acantilados de Maro, otro paraje natural protegido. O Almer¨ªa, donde se planea construir en el Parque Natural Cabo de Gata-N¨ªjar. A todo esto hay que a?adirle el impacto del transporte, que ya era la causa del 30% de las emisiones de CO2, excluyendo vuelos internacionales, y que aumentaba los costes ambientales del turismo a cotas de nuevo inaceptables.
Esta degradaci¨®n del medio ambiente provocar¨¢ la p¨¦rdida de los ecosistemas en los que se basa la actividad econ¨®mica de muchas de estas empresas. Un medioambiente sano es imprescindible para el funcionamiento del sector agr¨ªcola, de la producci¨®n de alimentos o del forestal, que no se pueden poner en riesgo por la sobredependencia tur¨ªstica. Incluso puede favorecer la adaptaci¨®n del turismo a nuevas din¨¢micas. Favorecer el turismo descontrolado, en cambio, solo traer¨¢ m¨¢s degradaci¨®n del medio ambiente, puesto que son nuestras costas, entre otros recursos naturales, el bien que m¨¢s se explota, de la mano de la construcci¨®n.
Recomendaciones para un cambio de modelo econ¨®mico y vital
Estas evidencias subrayan los peligros de apostar de nuevo por el turismo como centro de nuestro modelo productivo, en detrimento de actividades m¨¢s beneficiosas y que resisten mejor una crisis de estas caracter¨ªsticas. Industrializaci¨®n, digitalizaci¨®n, Innovaci¨®n y Desarrollo y nuevas tecnolog¨ªas son t¨¦rminos que deber¨ªamos empezar a manejar por nuestro propio bien, si no queremos que la COVID-19 se convierta en el menor de nuestros problemas.
En este sentido, es necesario tambi¨¦n (im)poner en valor otras acepciones sobre la noci¨®n de riqueza y que, de hecho, generan prosperidad para la generaci¨®n actual y las venideras: vivir en una tierra sana y saludable. No ser desplazado de los centros urbanos por la presi¨®n de las viviendas tur¨ªsticas. Disponer de espacios p¨²blicos en los que la presi¨®n tur¨ªstica no impida que la vida colectiva local y aut¨®ctona tenga lugar. No facilitar la corrupci¨®n sobre la especulaci¨®n ambiental. Todas esas cosas que asientan el bienestar colectivo sobre el beneficio empresarial (que ya veremos si tributa aqu¨ª o no), generando una vida en com¨²n de forma democr¨¢tica y en consonancia con su cultura, identidad y bienestar.
Revertir estos procesos de degradaci¨®n global, recuperando la salud de las personas y los ecosistemas, rurales y urbanos, ser¨¢ lo ¨²nico que pueda garantizar el desarrollo industrial respetando a largo plazo la agricultura, la silvicultura o la pesca y minimizando el impacto negativo del turismo, convirti¨¦ndolo (que es lo que deseamos todos) en fuente de estabilidad para todos.
* Juan Antonio Pav¨®n Losada es consultor en An¨¢lisis y Comunicaci¨®n Pol¨ªtica, fundador de euronautas.com y autor del libro ¡®Informe del estado de Sevilla 2020¡¯
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