¡°Se avecina una nueva crisis de endeudamiento, y ser¨¢ pronto¡±
Mervyn King, exgobernador del Banco de Inglaterra, alerta de la posibilidad de una crisis financiera en la eurozona
Bar¨®n King de Lothbury, nada menos, y ¡°el economista m¨¢s brillante de nuestra generaci¨®n¡±, seg¨²n dej¨® por escrito uno de los grandes, el historiador Tony Judt. El curr¨ªculo de Mervyn King (Chesham Bois, al noroeste de Londres, 73 a?os) no cabr¨ªa en una s¨¢bana de matrimonio, pero en estas p¨¢ginas aparece por dos libros imprescindibles (El fin de la alquimia, Deusto, e Incertidumbre radical, a¨²n por ...
Bar¨®n King de Lothbury, nada menos, y ¡°el economista m¨¢s brillante de nuestra generaci¨®n¡±, seg¨²n dej¨® por escrito uno de los grandes, el historiador Tony Judt. El curr¨ªculo de Mervyn King (Chesham Bois, al noroeste de Londres, 73 a?os) no cabr¨ªa en una s¨¢bana de matrimonio, pero en estas p¨¢ginas aparece por dos libros imprescindibles (El fin de la alquimia, Deusto, e Incertidumbre radical, a¨²n por traducir) y por ese peculiar descaro al hablar de los temas m¨¢s delicados que da el haber sido uno de los banqueros centrales m¨¢s poderosos durante esos tiempos turbulentos que llamamos Gran Recesi¨®n. King fue gobernador de La Vieja Dama: el Banco de Inglaterra, el segundo banco central m¨¢s antiguo del mundo, fundado en 1694 con la finalidad de recaudar dinero para refundar la armada inglesa despu¨¦s de que Francia la destruyera. Capaz de sacudir por igual a los dirigentes brit¨¢nicos (¡°incompetentes¡± en el Brexit) y a los europeos (predijo la ruptura del euro en 2016), y capaz de zumbarle por igual al sistema (¡°estancamiento es sin¨®nimo de capitalismo¡±) y a los banqueros (¡°codiciosos y arrogantes, se creyeron aquello de que hac¨ªan el trabajo de Dios¡±), King conversa con EL PA?S para vaticinar ¡°una crisis de endeudamiento¡±. Y pronto. Su gesti¨®n a partir de 2008 fue muy discutible, pero despu¨¦s entendi¨® el problema mejor que otros y adopt¨® pol¨ªticas monetarias ultraexpansivas, a pesar de que ahora es cr¨ªtico con los banqueros centrales. En especial con el BCE: ¡°Se ha adentrado en territorio pol¨ªtico¡±.
Covidnom¨ªa. ¡°La covid es un ejemplo cl¨¢sico de incertidumbre radical: una pandemia global era un acontecimiento altamente probable, como lo es un accidente clim¨¢tico, pero aun as¨ª puso el mundo patas arriba. Lo imposible era saber que un coronavirus procedente de China iba a expandirse por el mundo y asignarle una probabilidad a ese suceso: los modelos matem¨¢ticos son estupendos, pero antes de enfrascarse en esa absurda tarea de intentar medirlo todo hay que hacer un esfuerzo por conocer la naturaleza de fen¨®menos como la covid. Veo a un mont¨®n de economistas creyendo que van a aplicar sus modelitos a cualquier cosa, y eso es no haber entendido nada¡±.
?Aprendemos algo? ¡°La Gran Depresi¨®n fue una sacudida para la ciencia econ¨®mica. La Gran Recesi¨®n fue decepcionante en t¨¦rminos de pensamiento econ¨®mico: la crisis fue un fracaso del sistema y de las ideas que lo sosten¨ªan, y aun as¨ª perdimos la oportunidad de repensarlo. Con las normas que regulan la aviaci¨®n, los accidentes a¨¦reos se han vuelto menos habituales; las crisis financieras, en cambio, son cada vez m¨¢s frecuentes. Pero con la covid quiz¨¢ pase una cosa buena: que los recursos pasen de sectores y empresas inviables a sectores y empresas con futuro¡±. King parafrasea a Schumpeter y su destrucci¨®n creativa.
Fragilidad. ¡°La econom¨ªa moderna pone el acento en la eficiencia. El sistema financiero es un buen ejemplo: antes de la crisis, la banca era muy eficiente y ganaba montones de dinero, pero luego vimos lo fr¨¢gil que era, y se hizo un esfuerzo (con un ¨¦xito solo parcial) por aumentar su resiliencia¡±. ¡°Yo no luch¨¦ en ninguna guerra. No pagu¨¦ por mi educaci¨®n. En nuestros pa¨ªses tenemos Seguridad Social, prestaciones, sanidad p¨²blica. Pero el coronavirus ha puesto de manifiesto lo fr¨¢giles que son nuestras sociedades, incluso las m¨¢s avanzadas: los pol¨ªticos deben centrarse en eso, en aumentar la resiliencia del sistema¡±.
Crisis: pr¨®xima parada. ¡°En 2020, los pa¨ªses desarrollados ca¨ªmos un 10% y este a?o creceremos en torno al 5%: las cifras exactas dan completamente igual, lo de verdad importante no es pronosticar el PIB, sino ampliar el foco. Y lo que se avecina es una crisis de endeudamiento, que llegar¨¢ pronto. La deuda global est¨¢ por encima de los niveles de 2007, y empresas y Estados la han aumentado a¨²n m¨¢s con la pandemia. Cuando se retiren las muletas del Estado habr¨¢ quiebras de empresas, y muy probablemente crisis de deuda soberana en los pa¨ªses emergentes. El hecho de que todo eso vaya a suceder de forma m¨¢s o menos sincronizada es un problema serio, con potencial para provocar una crisis financiera, particularmente en la zona euro. Es imposible saber cu¨¢ndo y d¨®nde va a suceder exactamente eso, por la incertidumbre radical, pero el sistema chirr¨ªa por el lado de la deuda¡±.
Pol¨ªticas monetarias. ¡°Es el momento de decir alto y claro que hay l¨ªmites que los bancos centrales no pueden traspasar porque no tienen mandato y porque nadie vota a los banqueros centrales. En 2020, con la irrupci¨®n de la covid, los Gobiernos hibernaron la econom¨ªa: la narrativa econ¨®mica en vigor nos dice que la combinaci¨®n de est¨ªmulos fiscales y pol¨ªticas monetarias ultraexpansivas ha sido un ¨¦xito, pero yo no termino de ver el beneficio del activismo de los bancos centrales. Llevo d¨ªas discutiendo con mi mujer si es el momento de ir a cenar a nuestro restaurante favorito en Londres: el tenor de esa discusi¨®n no va a cambiar porque nos sigan bajando los tipos de inter¨¦s. Lo que hace falta es que los Gobiernos apoyen a empresas y trabajadores: no son los bancos centrales quienes tienen que hacer eso, y no tienen mandato para hacerlo¡±.
El euro. ¡°El peligro es que los bancos centrales est¨¢n empezando a hacer cosas para las que no tienen mandato y pongan en peligro su independencia. El caso extremo es el BCE, que se ha convertido en un animal pol¨ªtico: lleva a?os relocalizando recursos de una parte de la eurozona a otra sin mandato para ello. El euro se cre¨® pretendiendo que una uni¨®n monetaria es viable sin uni¨®n fiscal. Eso provoca constantes tensiones, como ya vimos en 2010 en el Sur: en ausencia de transferencias fiscales del Norte al Sur es muy dif¨ªcil mantener unida la zona euro. Con la covid, Europa no ha optado esta vez por la austeridad sino por los fondos europeos: por las transferencias fiscales. Pero de momento es algo temporal, para una sola vez, y en cambio ese es un reto permanente para la eurozona¡±. ¡°El ministro alem¨¢n Wolfgang Sch?uble vino una vez a mi despacho en Threadneedle para pedirme consejo sobre c¨®mo solucionar los problemas del euro. Y yo no tengo la soluci¨®n, pero s¨ª le di tres opciones: desempleo permanente en el Sur, m¨¢s inflaci¨®n en el Norte o uni¨®n fiscal. ¡®No me gusta ninguna de las tres¡¯, dijo. Y ese es el problema, porque lo ¨²nico seguro es que llegar¨¢ otra crisis y entonces ser¨¢ tarde para arreglar el avi¨®n en pleno vuelo. Argumentar como hizo Sch?uble en su d¨ªa que el super¨¢vit alem¨¢n es ¨²til para el conjunto del euro porque genera d¨¦ficits en otros pa¨ªses es no haber entendido las consecuencias de una uni¨®n monetaria¡±.
Lagarde en territorio pol¨ªtico. ¡°El riesgo ante la incapacidad de los pol¨ªticos de dar el paso adelante que requiere la zona euro es que el BCE reciba presiones para hacer transferencias fiscales por la puerta de atr¨¢s. Esa no es una forma transparente ni honesta para lidiar con el problema. Fr¨¢ncfort est¨¢ cada vez m¨¢s cerca de esa ventana, que implica aceptar interferencias pol¨ªticas. Tanta responsabilidad sobre los hombros del BCE no es buena: Christine Lagarde se adentra m¨¢s y m¨¢s en territorio pol¨ªtico. Con la pasada crisis descubrimos que hay un l¨ªmite al dolor econ¨®mico que puede imponerse en la b¨²squeda de una Europa federal sin una respuesta pol¨ªtica. Y en la pr¨®xima crisis pueden resurgir las divisiones en esa batalla entre la voluntad pol¨ªtica y la realidad econ¨®mica¡±.
Espa?a. ¡°Cuando Espa?a ingres¨® en el euro pudo crecer con gran rapidez, pero perdi¨® competitividad a raudales: los salarios subieron a lomos de una burbuja y la competitividad desapareci¨® por el camino. Espa?a ha sido un ejemplo de lo dif¨ªcil que es recuperar competitividad incluso haciendo reformas: no consigue rebajar el paro por debajo del 15%. Los tipos de cambio existen por alguna raz¨®n: Espa?a se uni¨® al euro y perdi¨® esa posibilidad de ajuste, como le ocurri¨® a mi pa¨ªs hace 100 a?os con el patr¨®n oro. Espa?a ha hecho los deberes, ha hecho duras reformas, pero el desempleo sigue muy arriba. Los espa?oles tienen que aceptar que el alto desempleo tal vez sea el precio por estar en el euro. Espa?a sal¨ªa de una dictadura y Europa fue un salto hacia la democracia; entiendo que los espa?oles estuvieran dispuestos a hacer en su d¨ªa ese sacrificio. Los brit¨¢nicos nunca lo estuvimos. Pero el precio es muy alto. El resto del Sur tiene problemas parecidos. Si a los italianos les hubieran dicho hace 20 a?os que si entraban en el euro no iban a crecer nada de nada, ?se hubieran unido al euro? Lo dudo¡±.
Brexit. King critic¨® con dureza ¡°la aproximaci¨®n incompetente de los pol¨ªticos brit¨¢nicos¡± durante la negociaci¨®n del Brexit. ¡°Teniendo en cuenta c¨®mo est¨¢bamos hace un par de a?os, este me parece un buen acuerdo para las dos partes¡±. ¡°El debate sobre la pertenencia del Reino Unido a la UE nunca fue econ¨®mico: era pol¨ªtico. La Uni¨®n nunca se avino a considerar que pod¨ªa haber dos tipos de miembros en la UE: quienes quieren estar en el euro, en una uni¨®n pol¨ªtica, y quienes no. Los brit¨¢nicos no entendimos lo fuerte que era ese compromiso. El Brexit era casi inevitable tras la creaci¨®n de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria: no queremos pagar por mantener unido el euro, preferimos nuestro parlamentarismo a la Euroc¨¢mara, no queremos estar sujetos a la Corte europea de justicia. Las consecuencias pol¨ªticas del Brexit son formidables, pero creo que dentro de un tiempo veremos que las econ¨®micas no son para tanto. Lo que no sabemos a¨²n es si el mecanismo creado para potenciales disputas comerciales y sobre regulaci¨®n va a funcionar. Eso va a ser interesante¡±.
Estancamiento secular. ¡°Tenemos un problema global de demanda: lo que Larry Summers llama estancamiento secular. Creo que nos falta explicar por qu¨¦: si la econom¨ªa funcionara razonablemente bien, el equilibrio econ¨®mico global se regenerar¨ªa en una recesi¨®n porque los recursos pasar¨ªan de empresas en decadencia a empresas con futuro, de sectores inviables a sectores viables. Eso no ocurre porque tenemos problemas con los precios: con los tipos de cambio, por ejemplo. China es un ejemplo de libro. El euro tambi¨¦n: Alemania y el Norte tienen una moneda significativamente infravalorada; el resultado es que Alemania sigue invirtiendo en su sector exportador, pese a que los retornos son muy bajos, en lugar de invertir en casa, donde podr¨ªa rentabilizar su demanda interna. Es posible que la crisis que se avecina, parad¨®jicamente, nos venga bien si conseguimos que haya mecanismos de reestructuraci¨®n bien articulados. Pero para ello deber¨ªamos ser capaces de acertar con las narrativas: Trump ha convencido a los estadounidenses de que los EE UU han sido los perdedores de la Guerra Fr¨ªa y de la globalizaci¨®n; los alemanes est¨¢n convencidos de que son los paganinis de Europa. Tremendo error¡±. ¡°El s¨ªntoma m¨¢s evidente del gran desequilibrio que tiene la econom¨ªa mundial son los baj¨ªsimos tipos de inter¨¦s. La otra cifra preocupante es el nivel de deuda. Tarde o temprano veremos quiebras de empresas, reestructuraciones de deuda privada, y crisis de deuda soberana en los emergentes. Tambi¨¦n necesitamos una reforma de la gobernanza monetaria global, que corre el peligro de fragmentarse. Ojal¨¢ seamos suficientemente audaces¡±.