El ¡®momento Calvi?o¡¯
La vicepresidenta econ¨®mica se somete a un doble examen: en Bruselas, con los fondos y el paquete de reformas, y en la pol¨ªtica econ¨®mica dom¨¦stica, con Podemos y los sindicatos vigilantes por sus propuestas en pensiones y mercado laboral
La econom¨ªa es espejo y, al mismo tiempo, expresi¨®n de una ¨¦poca. Esta es una ¨¦poca de excesos, y la econom¨ªa espa?ola est¨¢ plagada de desequilibrios excesivos: el PIB se ha dado el mayor trastazo del Atl¨¢ntico Norte, la deuda sube a cotas himalayescas, el paro lleva 40 a?os por las nubes; la lista completa es una especie de camino del calvario. La pol¨ªtica econ¨®mica participa tambi¨¦n de ese car¨¢cter excesivo, con un Congreso altamente polarizado y el Gobierno de coalici¨®n al borde del ataque de nervios tras una semana en la que rojos y morados se han sacudido de lo lindo por las reformas. Ese es el marco; ese, y un semestre del diablo por delante en el que la pandemia, seg¨²n La Moncloa, volver¨¢ a hacer mella en la econom¨ªa antes de que las vacunas y los fondos europeos permitan atisbar algo que se parezca a la palabra recuperaci¨®n. En ese marco la vicepresidenta econ¨®mica, Nadia Calvi?o, est¨¢ llamada a ganar presencia. Treinta meses despu¨¦s de su aterrizaje en el Gobierno, tiene dos duros ex¨¢menes por delante: convencer a Bruselas de que Espa?a va a saber gastar los fondos y hacer las reformas prometidas, y apaciguar la pol¨ªtica dom¨¦stica, con Podemos ense?ando las garras y los sindicatos ense?ando los dientes.
La vicepresidenta se mueve como pez en el agua en Bruselas, y a Bruselas no le interesa se?alar a Espa?a esta vez, seg¨²n las fuentes consultadas en la capital europea: ese flanco est¨¢ cubierto; el an¨¢lisis preliminar viene a decir que el paquete de reformas va en la buena direcci¨®n, aunque falten detalles y sobre ambig¨¹edad. En casa, sin embargo, nada va a ser ni remotamente tan sencillo. El presidente Pedro S¨¢nchez necesita a Calvi?o: su vicepresidenta da estupendamente en las encuestas, equilibra a un PSOE coaligado a su izquierda con Podemos y le permite conectar estupendamente con Europa, con los patronos y con una parte del electorado m¨¢s centrista. Pero no todo el partido socialista comparte ese flechazo. Y el patinazo radiof¨®nico del ministro Jos¨¦ Luis Escriv¨¢ con el debate de las pensiones deja patente el tipo de oposici¨®n que va a encontrar tanto en el lado morado del Consejo de Ministros como en los sindicatos.
La Moncloa cierra filas con Calvi?o. ¡°Tiene la interlocuci¨®n pol¨ªtica con Bruselas, y eso vale 140.000 millones¡±, resume gr¨¢ficamente un estrecho colaborador del presidente. La estrategia pol¨ªtica de Pablo Iglesias es la confrontaci¨®n, y las reformas son perfectas para eso, para la batalla por la narrativa, por el relato ideol¨®gico. Pero La Moncloa sospecha que eso tiene una parte de teatro: una vez acordados los Presupuestos, Podemos tiene menos m¨²sculo, y lo compensa con dramatizaci¨®n. Hay 140.000 millones sobre la mesa y Bruselas quiere algo a cambio, esa es la verdad. ¡°Crear empleo parece m¨¢s importante que la redefinici¨®n de la negociaci¨®n colectiva: Podemos tiene el argumento de fuerza del acuerdo de coalici¨®n, pero ha llovido mucho desde diciembre de 2019, la pandemia ha hecho estragos. Cumpliremos el acuerdo, pero me temo que racaneando: la prioridad es recuperar el empleo precrisis cuanto antes y para ello Calvi?o no quiere generar la m¨¢s m¨ªnima incertidumbre¡±, remata la misma fuente en La Moncloa.
Los dos ex¨¢menes que afronta la vicepresidenta se resumen en uno: el grado de ambici¨®n de las reformas y su capacidad para aprobarlas. ¡°Para lograr todo eso tiene que dejar clara su visi¨®n, algo que a¨²n no ha hecho de puertas afuera, y tiene que saber traducir su reputaci¨®n en una mayor pegada pol¨ªtica¡± afirman fuentes financieras. ¡°Ha ganado la batalla del eslogan y ya nadie habla de derogar, pero ahora tiene que saber usar su peso pol¨ªtico para plantarse en los asuntos clave, y eso es lo m¨¢s dif¨ªcil para alguien que tiene m¨¢s cintura tecnocr¨¢tica que pol¨ªtica¡±, a?aden desde un ministerio socialista.
En plata: necesita un paquete de reformas potente, presentable en Bruselas y ante los agentes sociales, algo que a menudo parece la cuadratura del c¨ªrculo. Y ah¨ª tiene que resguardarse incluso del fuego amigo. En el propio PSOE convive un alma socioliberal, que preferir¨ªa dejar algunas cuestiones de las reformas del PP tal y como est¨¢n ¡ªCalvi?o subraya puertas adentro que el consenso internacional es favorable a la reforma laboral del 2012¡ª, y un alma socialista que se agarra al acuerdo de coalici¨®n y quiere dejar atr¨¢s las reformas del PP. No se ha escuchado a nadie en Econom¨ªa defender las bondades del convenio de empresa, aunque Calvi?o ha patrocinado alg¨²n informe que lo dice negro sobre blanco. Escriv¨¢ tuvo que desdecirse de su propuesta de ampliaci¨®n del c¨®mputo de las pensiones, una posibilidad que puede darse por muerta despu¨¦s de su intervenci¨®n en Onda Cero, seg¨²n admiten en La Moncloa y certifican en Podemos. Iglesias y su mano derecha, Nacho ?lvarez, han sido mucho m¨¢s claros: hay que ce?irse al acuerdo de coalici¨®n, y eso supone reequilibrar las relaciones laborales con la prevalencia del convenio sectorial y no aceptar recortes en pensiones.
¡°La prevalencia del convenio sectorial est¨¢ en el programa del PSOE. Y en pensiones hay que cumplir con el Pacto de Toledo¡±, apunta la diputada socialista Magdalena Valerio, que a?ade que a Calvi?o ¡°le toca lidiar con un momento delicado, con tremendos efectos colaterales de la pandemia sobre la econom¨ªa, la sociedad y la vida pol¨ªtica¡±. Elvira Rodr¨ªguez, diputada del PP, avisa de que la vicepresidenta ¡°tiene que dar respuestas al examen de Bruselas que sean digeribles aqu¨ª. Es una ministra solvente, pero lo tiene complicado¡±. Raymond Torres, de Funcas y miembro del consejo asesor de Calvi?o, alude ¡°al capital de credibilidad de la vicepresidenta¡± para el momento endiabladamente complejo que se avecina: ¡°La dificultad estriba en modificar los aspectos m¨¢s lesivos de las reformas del PP sin que parezcan retrocesos en Bruselas. La soluci¨®n pasa por una acci¨®n contundente en cuestiones poco controvertidas, como el replanteamiento de las pol¨ªticas activas, un plan de choque para los j¨®venes, y medidas como la reducci¨®n del n¨²mero de f¨®rmulas contractuales¡±, a?ade. A partir de ah¨ª todo va a ser m¨¢s dif¨ªcil, y el resultado final corre el riesgo de parecerse a una estupenda dentadura a la que le faltan los incisivos.
Calvi?o empez¨® la pandemia arrastrando los pies; lleg¨® a decir que la crisis pod¨ªa ser muy corta, le cost¨® aceptar los ERTE y fren¨® muchas de las medidas de gasto discrecional: Espa?a es el pa¨ªs de la UE que menos gasto ha aprobado en relaci¨®n al PIB, seg¨²n la Comisi¨®n. Ha presentado unas previsiones que el consenso de mercado ¡ªy su propio consejo asesor¡ª juzga optimistas. Juega a ser la baza ortodoxa de S¨¢nchez, la contraparte de Pablo Iglesias y Yolanda D¨ªaz, y tiene al presidente, a las encuestas, a Bruselas y al establishment de su parte. En La Moncloa subrayan que le falt¨® cintura en el plan de rescate a la hosteler¨ªa, y una parte del Gobierno cree que vuelve a faltarle ahora para admitir que se avecina un semestre duro y para el que puede que el Ejecutivo se haya quedado corto. Pero de alguna manera todo eso da igual: los 140.000 millones de Bruselas para arrancar la econom¨ªa, y para dar un salto digital y verde, son una oportunidad en un siglo para la econom¨ªa espa?ola. La llave de ese dinero y de la modernizaci¨®n de la econom¨ªa son las reformas, esa palabra fetiche que durante a?os ha sido un mal eufemismo de recortes, una llave inmovilizadora. Se avecina, en fin, el momento Calvi?o, que depender¨¢ de c¨®mo se manejen los fondos y qu¨¦ paquete de reformas se consiga. ¡°Todo ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil mientras dure esta primavera de los bajos tipos de inter¨¦s de la deuda, pero la vicepresidenta no pisa terreno f¨¢cil: es el momento de que saque partido a su reputaci¨®n y su indudable capacidad¡±, cierra Joaqu¨ªn Almunia, exvicepresidente comunitario durante los a?os de plomo de la troika.
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