Los halcones de la austeridad est¨¢n gripados
El expansionismo fiscal simboliza el declive de sus propuestas restrictivas
Los halcones de la austeridad est¨¢n gripados. La ratificaci¨®n por el Parlamento Europeo de la normativa sobre el plan de recuperaci¨®n (Next Generation EU) de expansionismo fiscal simboliza el declive de sus propuestas restrictivas. Y va m¨¢s all¨¢: sin desbordar el plan, estira al m¨¢ximo sus costuras.
Propugna alargar los vencimientos de sus pr¨¦stamos para que reflejen ¡°la naturaleza de largo plazo del gasto involucrado¡± (punto 28 del informe TA(2021)0038). Y exige ¡°revisiones y actualizaciones del programa¡± para discutirlas en la Conferencia sobre el Futuro de Europa (punto 41).
Estrasburgo apunta as¨ª a ampliar el plan de recuperaci¨®n, como propuso el Tribunal de Cuentas (An¨¢lisis 06 del 10/12/20), al empeorar la coyuntura por culpa de las sucesivas olas de la pandemia. Y quiz¨¢s a convertir este plan Marshall de ocasional en permanente; y a alargar los plazos de los eurobonos a perpetuos.
Atenci¨®n, los est¨ªmulos acordados son trascendentales, pero mejorables: el FMI pronostica para EE UU un rebote del crecimiento del 5,1%; para la eurozona, del 4,2%. As¨ª que urge una v¨ªa ¨²til para el activismo fiscal ¡ªla de Estrasburgo¡ª, y no la suicida autolesi¨®n de cancelar la deuda en manos del BCE. Y para vencer las resistencias ¡ªde signo contrario¡ª de los halcones.
El otro ra¨ªl a mantener recto se dilucida en la reiniciada batalla sobre las reglas fiscales para 2022 y ejercicios siguientes. A los pa¨ªses endeudados y vulnerables nos va en ello la vida.
Se perfilan tres ¨®pticas: la de los halcones; la del aumento descontrolado e ideologista del gasto; la del posibilismo flexible. Todo indica que el mero retorno al Pacto de Estabilidad (y Crecimiento, PEC), suspendido para 2020 y 2021, es improbable. Es cierto que con el tiempo y algunas reformas, esa tabla de la ley se ha ido adaptando a la realidad cambiante.
Pero sus alas van cargadas de plomo. Porque al ser antic¨ªclico, el PEC empeor¨® la Gran Recesi¨®n de 2008-2011, provocando un drama social en el Sur, con los recortes al incipiente Estado del bienestar. Porque acumul¨® incumplimientos en casi todos los pa¨ªses. Porque sus reglas son casi indescifrables siquiera con el vadem¨¦cum de aplicaci¨®n, de cientos de p¨¢ginas.
Y porque, hijo de las inquietudes antinflacionarias vigentes al alumbrarse (1996), y herederas de los temores alemanes a repetir la hiperinflaci¨®n que amamant¨® al nazismo, el PEC se ha quedado tan antiguo como la momia de cualquier Tutmosis. Entonces no se hab¨ªan producido dos recesiones de campeonato; hab¨ªa inflaci¨®n; los tipos de inter¨¦s eran positivos; y las deudas p¨²blicas estaban bajo control.
As¨ª que las reglas deber¨¢n cambiar, pues un club triunfador se organiza en base a normas y no gracias al caos. Las ideas m¨¢s sugerentes que han salido a la palestra p¨²blica son sustituir el tope al d¨¦ficit p¨²blico del 3% sobre el PIB, por una regla de gasto p¨²blico sencilla: que sea inferior al crecimiento potencial a medio plazo (aunque plasmarlo es complejo). Y el l¨ªmite del 60% a la deuda, por una proporci¨®n sobre el gasto para honrarla (un flujo decreciente pese a que aumente el stock, si se mantienen los tipos cero).
Una esperanza de soluci¨®n sensata se otea porque todas las f¨®rmulas de ese sesgo las aportan los partidarios de la flexibilidad. Los halcones austeritarios gripados se remiten a la literalidad abrupta del Antiguo Testamento del PEC. Empe?o imposible, pues hoy d¨¦ficit y deuda reales desbordan sus l¨ªmites, los duplican o triplican, no solo en Espa?a o Italia.
Los partidarios del inmovilismo cojean tambi¨¦n por la corrupci¨®n y violaciones del Estado de derecho de frugales y hanse¨¢ticos. Su peor caos es la crisis de gobierno de Holanda, por desviaci¨®n de fondos p¨²blicos ?en contra! de los inmigrantes. Seguido de la recusaci¨®n de una exministra danesa de Integraci¨®n por causa parecida.
O el desplome del Ejecutivo de coalici¨®n entre derecha y ultraderecha en Estonia ¡ªtras arramblar a manos llenas dinero p¨²blico para sus partidos¡ª, y su sustituci¨®n por otro de centro izquierda. Disponen de poca vacuna para tanta gripe.
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