Financiaci¨®n auton¨®mica: parches bien dise?ados
Lo ideal ser¨ªa facilitar a las comunidades m¨¢s capacidad para obtener recursos, a cambio de enfrentarse a reglas fiscales exigentes y cre¨ªbles
No resulta nada evidente que este a?o se culmine la reforma integral del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica. Para ello se necesitar¨ªa alguna de estas dos condiciones: o un acuerdo de ¨¢mbito nacional en las Cortes Generales que luego se traslada a los Gobiernos regionales (lo deseable), o regar con miles de millones de euros el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera para recibir el pl¨¢cet de las comunidades aut¨®nomas. Por desgracia, no parece f¨¢cil apoyarnos en una u otra salida.
Aunque la suficiencia financiera de las comunidades aut¨®nomas es un tema central (y la del Estado, y la Seguridad Social, y algunos Ayuntamientos¡), esta tendr¨¢ que esperar. Allegar m¨¢s recursos a las haciendas auton¨®micas despu¨¦s de los super¨¢vits vistos en 2020, y sin ning¨²n tipo de condicionalidad, supondr¨ªa desencajar las cuentas p¨²blicas m¨¢s de lo que est¨¢n. Lo ideal ser¨ªa facilitar a las comunidades aut¨®nomas m¨¢s capacidad para obtener recursos, a cambio de enfrentarse a reglas fiscales exigentes (ya lo eran; tanto que perd¨ªan factibilidad) y cre¨ªbles (aqu¨ª el gran reto).
Pero en gobernanza fiscal tenemos dos problemas. Primero, hay que esperar a que culmine el debate a escala europea, que nos condiciona. Segundo, el a?o pasado desaparecieron las referencias legislativas sobre disciplina fiscal y ahora habr¨¢ que ver c¨®mo hacemos regresar al genio a la l¨¢mpara. Aplicar la cl¨¢usula de escape de la ley de estabilidad era necesario, pero sin destruir la credibilidad de una ley que ya andaba debilitada.
Pese a todo ello, cabe dise?ar algunos parches que permitan transitar el momento. Una prioridad ser¨ªa corregir la falta de equidad en la financiaci¨®n por habitante; podr¨ªan utilizarse las liquidaciones que en 2022 revertir¨¢n desde las comunidades aut¨®nomas hacia el Estado para inyectar recursos a las que se encuentran por debajo de la media. Igualmente, hay margen de mejora t¨¦cnica en las variables que definen las necesidades de gasto relativas. La discusi¨®n sobre armonizaci¨®n fiscal no deber¨ªa limitarse exclusivamente a cambios en las leyes tributarias, sino encajarla en lo anterior y fijando un precio al ejercicio de la competencia fiscal a la baja a trav¨¦s de recaudaciones normativas bien definidas. Y por supuesto, trascendiendo el concepto de parche y por los vasos comunicantes con la financiaci¨®n auton¨®mica, iniciar una reforma fiscal en profundidad alejada de esl¨®ganes.
M¨¢s pronto que tarde, todas las comunidades aut¨®nomas (y por supuesto, el Estado) deber¨ªan embarcarse en la elaboraci¨®n de un plan de reequilibrio de las cuentas p¨²blicas. Pero no con objetivos ¡°de referencia¡± sino vinculantes, establecidos en niveles realistas aunque sean elevados. Unos planes a los que obliga la ley de estabilidad cuando se aplica la cl¨¢usula de escape y que, quiz¨¢s por novedosos, har¨ªan olvidar la reducida credibilidad y eficacia de los llamados planes econ¨®mico-financieros.
Diego Mart¨ªnez L¨®pez es profesor de Econom¨ªa en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla.
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