Tumulto en los mercados
La financiaci¨®n de las medidas anticrisis de los Estados se encarece, a la espera de una reacci¨®n del BCE
Con el repunte de la inflaci¨®n y de los tipos de inter¨¦s, la estrategia anticrisis de los Estados, basada en est¨ªmulos fiscales y compras de deuda p¨²blica por parte de los bancos centrales, se enfrenta a un nuevo desaf¨ªo. En pocas semanas, el IPC, que se hab¨ªa mantenido en terreno negativo durante buena parte de 2020, ha emprendido una senda alcista. En el caso de Alemania, la inflaci¨®n se acerca al umbral fetiche del 2% y en EE UU se ha abierto un debate acerca de la conveniencia del tama?o del plan de recuperaci¨®n de la Administraci¨®n Biden, por el riesgo de inflaci¨®n que entra?ar¨ªa, a juicio de destacados analistas.
Estos mismos temores se han trasladado a los tipos de inter¨¦s. Los Estados han tenido que incrementar la remuneraci¨®n que ofrecen a los inversores. Para el bono espa?ol de referencia, que lleg¨® a cotizar en negativo en fechas recientes, esa remuneraci¨®n supera ahora el 0,4%. Un nivel todav¨ªa muy reducido pero que en comparaci¨®n con anteriores registros encarece las cargas financieras para la hacienda p¨²blica.
A primera vista, no hay razones de fondo para anticipar un proceso inflacionario, ni fuertes aumentos de tipos de inter¨¦s, al menos a este lado del Atl¨¢ntico. El repunte de los precios se explica por factores puntuales. Al alza del transporte mar¨ªtimo y del precio de algunas de las principales materias primas que necesita la econom¨ªa global, se superpone una inesperada escasez de componentes electr¨®nicos que presiona sobre los costes de producci¨®n en los sectores m¨¢s intensivos en capital tecnol¨®gico. Pero estas tendencias deber¨ªan frenarse a medida que la oferta se incrementa y las cadenas productivas se reorganizan.
Por otra parte, los determinantes estructurales de la inflaci¨®n se han debilitado con la crisis. El paro y el subempleo provocado por los ERTE pesan sobre los costes laborales. Y, en un entorno competitivo exacerbado por el golpe de la pandemia, muchas empresas no pueden permitirse un alineamiento de sus precios de venta con el coste de los suministros importados, ni menos a¨²n recuperar m¨¢rgenes, so pena de perder clientes. La misma moderaci¨®n cabe esperar respecto a los tipos de inter¨¦s, en teor¨ªa. Si bien una cierta normalizaci¨®n era previsible, el mercado padece un exceso cr¨®nico de ahorro que contrasta con la debilidad de la inversi¨®n y explica el nivel irrisorio del precio del dinero prestado por los mercados.
Pero la econom¨ªa depende tanto de factores psicol¨®gicos como de tendencias estructurales basadas en la observaci¨®n racional del pasado. Basta con que los mercados anticipen un incremento de la inflaci¨®n ¡ªpor ejemplo, como consecuencia de un shock m¨¢s o menos transitorio en el precio del petr¨®leo¡ª y un endurecimiento de las condiciones de financiaci¨®n, para que las expectativas alteren la senda marcada por las variables fundamentales. Los banqueros centrales, que lo saben, han aparecido ante los medios en repetidas ocasiones esta semana para disipar las dudas en cuanto a su determinaci¨®n de mantener un contexto monetario propicio a la recuperaci¨®n. En clave europea, se trata de sostener una econom¨ªa lastrada por los retrasos de la vacuna y evitar un desmantelamiento prematuro de los est¨ªmulos, una perspectiva funesta que recuerda la anterior crisis financiera.
Las declaraciones de las autoridades monetarias, aunque oportunas, no parecen suficientes para anclar las expectativas. Primero, porque, el BCE no ha aclarado c¨®mo reaccionar¨¢ ante un rebote temporal de la inflaci¨®n (en EE UU la Reserva Federal ha mostrado m¨¢s flexibilidad, concediendo un amplio margen en su objetivo de inflaci¨®n). Tampoco ha anunciado acciones concretas, tales como un mayor despliegue de su arsenal monetario, pese al deterioro de las perspectivas.
Para Espa?a, la estrategia actual, reforzada con el reci¨¦n anunciado apoyo a las empresas, mantiene su validez. Pero conviene precisar cuanto antes la agenda de recuperaci¨®n y de reformas para anclar las expectativas de crecimiento. Algo esencial en estos tiempos de turbulencias financieras.
Escasez de suministros
Se agrava la escasez de semiconductores como consecuencia del fuerte incremento de la demanda de productos electr¨®nicos, especialmente en la industria, y del n¨²mero reducido de productores. En diciembre de 2020, el mercado de semiconductores se increment¨® un 8,3% en comparaci¨®n con un a?o antes. Corea del Sur y Taiw¨¢n concentran cerca del 80% de la producci¨®n, y algunas de sus plantas est¨¢n operando sin descanso para abastecer los mercados. Ante la fuerte dependencia importadora de Europa, varios pa¨ªses, entre otros Espa?a, se han asociado para invertir en capacidad local.
Raymond Torres es director de coyuntura en Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_
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