Lagarde, Frankenstein, Dr¨¢cula, Jekyll y Hyde
La decisi¨®n del BCE sobre la inflaci¨®n es una derrota de los halcones, pero la aut¨¦ntica batalla llegar¨¢ en unos meses, con el redise?o de las pol¨ªticas expansivas en Fr¨¢ncfort y el debate sobre las reglas fiscales en Bruselas
¡°La econom¨ªa es aburrida¡± es quiz¨¢ una de las mayores sandeces pronunciadas desde la Antig¨¹edad cl¨¢sica. El bueno de Nikol¨¢i Kondratiev fue fusilado por decir que la econom¨ªa iba a ciclos largos y cortos, como las faldas. En los a?os 90, las Brigadas Rojas asesinaron a dos economistas italianos por defender una reforma laboral. Uno de esos parlamentarios serios, bien vestidos y convenientemente calvos que proliferan en Westminster, Vince Cable ¡ªun nombre perfecto para convertirlo en personaje de John Le Carr¨¦¡ª, reclam¨® literalmente ¡°que vuelva la guillotina para los banqueros¡± all¨¢ por 2009. Frankenstein, Dr¨¢cula y Jekyll y Hyde fueron ideados por escritores en bancarrota en tiempos de zozobra del capitalismo, como alg¨²n personaje de Rafael Chirbes despu¨¦s de los a?os de corrupci¨®n y burbujas que dieron paso a la Gran Recesi¨®n en Espa?a. Puede que el t¨ªtulo El BCE anuncia que reformular¨¢ su objetivo de inflaci¨®n parezca m¨¢s aburrido que tocar la bater¨ªa con el gran Leonard Cohen, pero la realidad es muy otra: la realidad, querido lector, es que eso afecta a su bolsillo much¨ªsimo m¨¢s que los roscos de Pasapalabra o los penaltis en las semifinales de la Eurocopa, con Morata convertido en el doctor Jekyll y despu¨¦s en m¨ªster Hyde en apenas unos minutos.
Las discusiones sobre pol¨ªtica monetaria suelen sonar a teolog¨ªa con un ligero toque c¨®mico. Pero hay que prestar gran atenci¨®n a esos druidas modernos que son los banqueros centrales: el aura pseudorreligiosa que poseen brota de su capacidad para hacer dinero de la nada, y sin ellos la Gran Recesi¨®n habr¨ªa sido todav¨ªa m¨¢s dura, y el Gran Confinamiento a¨²n m¨¢s oscuro. El BCE aprob¨® este jueves un cambio constitucional: se acab¨® el mandato actual, por el que la inflaci¨®n debe ser ¡°inferior pero cercana al 2%¡±, y ahora el Eurobanco se da, por fin, un mandato sim¨¦trico. Traducci¨®n b¨ªblica: el objetivo es el 2% y hay que actuar tanto cuando los ¨ªndices de precios est¨¢n m¨¢s arriba como cuando est¨¢n por debajo de ese list¨®n. Los miedos alemanes a la inflaci¨®n explican el claro sesgo de Fr¨¢ncfort durante a?os, mucho m¨¢s preocupado si el IPC crec¨ªa m¨¢s de la cuenta. Eso, en teor¨ªa, se acab¨®.
Christine Lagarde dijo un par de cosas fundamentales tras la reuni¨®n del consejo de gobierno. Uno: cuando los tipos de inter¨¦s est¨¢n en la zona del 0% y la inflaci¨®n es persistentemente baja (algo que ocurre en Europa desde hace m¨¢s de 10 a?os) no hay que precipitarse y hacer pol¨ªticas restrictivas ipso facto si la inflaci¨®n rebasa el sacrosanto 2%. Y dos: en caso de duda, el consejo del BCE se autoconcede margen para hacer lo que buenamente quiera, con lo que sigue adentr¨¢ndose en territorio pol¨ªtico; ojo con eso. En definitiva, el BCE no va tan lejos como la Reserva Federal de EE UU: los norteamericanos, m¨¢s pragm¨¢ticos, est¨¢n buscando activamente un periodo de recalentamiento inflacionario despu¨¦s de a?os de congelaci¨®n del nivel de precios, y el BCE apunta con timidez que apenas tolerar¨¢ esa mayor inflaci¨®n si llega. Los halcones impiden ir m¨¢s lejos.
?Qu¨¦ diantres significa todo eso para Espa?a? Mucho. Se avecina un periodo de inflaci¨®n alta, en parte por la subida de los precios de la energ¨ªa, y en parte por un posible recalentamiento de la econom¨ªa, m¨¢s a¨²n tras a?os de pol¨ªticas monetarias ultraexpansivas. Si el BCE se guiara por los miedos alemanes ya estar¨ªa retirando las pol¨ªticas de compras de activos y subiendo los tipos de inter¨¦s: eso ser¨ªa letal para una econom¨ªa como la espa?ola, sobreendeudada hasta las cejas, y en general para la eurozona. Viene m¨¢s inflaci¨®n, s¨ª, pero los bancos centrales han demostrado durante 25 a?os que saben controlar ese monstruo, y un poco de inflaci¨®n (unos a?os, digamos, al 3%) permitir¨ªa diluir las ratios de endeudamiento. Pero la guerra no est¨¢ ganada. En unos meses, a lo largo del primer semestre de 2022, vendr¨¢ uno de esos momentos verdaderamente delicados en los que la historia bascula y deja alg¨²n cad¨¢ver sobre el escenario: el BCE tiene que redefinir su pol¨ªtica de adquisici¨®n de activos y tipos de inter¨¦s, y Bruselas debatir¨¢ si hay que cambiar o no las reglas fiscales, que como todo el mundo sabe son proc¨ªclicas, una palabra fina para no decir idiotas. Los halcones, que este jueves cedieron una derrota por la m¨ªnima, llevan tiempo afilando sus garras en la oscuridad ante la trascendencia de esas dos decisiones. Y esa ser¨¢ la aut¨¦ntica batalla: en Fr¨¢ncfort, Lagarde ha sabido convertir por ahora a su consejo de gobierno en el doctor Jekyll, en el Morata goleador de la segunda parte. Pero m¨ªster Hyde sigue al acecho: habr¨ªa que evitar dejarle tirar el penalti.
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