Las pensiones despu¨¦s de la pandemia
Urgen mecanismos autom¨¢ticos que blinden el sistema de reparto ante los cambios demogr¨¢ficos y econ¨®micos
La crisis econ¨®mica provocada por la covid-19 ha sido la m¨¢s intensa desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y ello va a tener un impacto importante sobre el sistema de pensiones en Espa?a, y solo en el mejor de los casos, temporal. Porque, mientras el gasto en pensiones ha mantenido un ritmo de crecimiento relativamente estable, la intensa disminuci¨®n de los ingresos por cotizaciones sociales durante la pandemia ha ahondado el deterioro del d¨¦ficit contributivo a la Seguridad Social.
Los ¨²ltimos datos de ejecuci¨®n presupuestaria as¨ª lo confirman. En 2020, los ingresos del sistema han ca¨ªdo un 3,7%, que es bastante menos de lo que ha ca¨ªdo el PIB en el mismo ejercicio. Esas son buenas noticias. Sin embargo, los gastos del sistema (pensiones contributivas, complementos de m¨ªnimos, etc¨¦tera) han aumentado un 4,3%, con lo cual el d¨¦ficit contributivo del sistema, la diferencia entre estas dos magnitudes, ha superado los 30.000 millones de euros. Esto equivale al 2,7% del PIB de 2020, frente al 1,5% de d¨¦ficit del sistema en 2019, y equivale a unos 3.500 euros al a?o por pensionista y unos 1.600 euros al a?o por cotizante a la Seguridad Social.
Esta crisis no ha hecho m¨¢s que intensificar y anticipar en el tiempo el desequilibrio subyacente del sistema de pensiones en Espa?a, como consecuencia del aumento de la esperanza de vida y de la jubilaci¨®n de la generaci¨®n del baby boom en los pr¨®ximos a?os. Las proyecciones disponibles indican que durante las pr¨®ximas d¨¦cadas se duplicar¨¢ el n¨²mero de pensionistas sobre la poblaci¨®n en edad de trabajar: para mantener la tasa de prestaci¨®n actual sin aumentar el d¨¦ficit ser¨ªan necesarios unos 29 millones de cotizantes para poder pagar los m¨¢s de 15 millones de pensiones previstos en 2050, de acuerdo a las estimaciones de ?BBVA Research, cifra que parece complicado alcanzar desde los poco m¨¢s de 19 millones de cotizantes que tenemos en la actualidad.
A cierre de mayo de 2021 existen en Espa?a 1,95 cotizantes por cada pensionista, una tasa que ha estado en ca¨ªda desde el a?o 2007, cuando se alcanzaron los m¨¢ximos recientes (2,71 afiliados por pensionista). Seg¨²n algunos expertos, el equilibrio en los sistemas de reparto es dif¨ªcil de sostener cuando la relaci¨®n entre afiliados y pensionistas es menor a 2,5.
Pero este ratio no es uniforme en todo el territorio espa?ol, aunque la ¡°caja de las pensiones¡± es ¨²nica. Algunas provincias est¨¢n en niveles de 1,5 cotizantes por cada pensionista o incluso inferiores. En concreto, hay varias provincias en esta situaci¨®n: Salamanca, Palencia, Pontevedra, A Coru?a, ?vila, Asturias, Zamora, Le¨®n, Lugo y Ourense. En el extremo contrario, por encima de 2,5 cotizantes por pensionista, se sit¨²an cuatro territorios: Melilla, Almer¨ªa, Madrid y Huelva.
Al desequilibrio entre cotizantes y pensionistas se a?ade el hecho de que las nuevas pensiones entran en el sistema con un desequilibrio actuarial, es decir, que durante su jubilaci¨®n, los pensionistas en conjunto reciben una pensi¨®n mayor a lo que han cotizado durante su vida laboral. Los c¨¢lculos del Instituto de Actuarios Espa?oles sit¨²an este desequilibrio en el 51% de media. Un estudio del Banco de Espa?a del a?o pasado calcula que, utilizando la Muestra Continua de Vidas Laborales de 2017, las nuevas pensiones reciben 1,74 euros de prestaci¨®n por cada euro de cotizaci¨®n.
Por ello se hace necesario impulsar una reforma que aborde el desequilibrio estructural que arrastra el sistema de pensiones. La reforma de las pensiones no es solo un reto t¨¦cnico, tambi¨¦n lo es pol¨ªtico y social. Una de las claves de su ¨¦xito reside en hacer comprender a la sociedad (por ejemplo, a trav¨¦s de una campa?a institucional) la necesidad de reformar el sistema; en esencia, qu¨¦ pierde la sociedad y cada grupo si no se hace nada o si se hace lo que no es correcto.
Las generaciones m¨¢s j¨®venes, como la de los mileniales, son muy conscientes de que la cuesti¨®n demogr¨¢fica juega en contra del sistema de pensiones. Seg¨²n la ¨²ltima encuesta del Instituto BBVA de pensiones, un 76% de los integrantes de esta generaci¨®n (los nacidos entre 1978 y 1999) defiende una reforma del sistema de pensiones. Entre los partidarios de la reforma, algo m¨¢s de la mitad ¡ªel 54%¡ª cree que esta debe ser profunda, que cambie el funcionamiento del sistema actual, frente a un 27% que se inclina m¨¢s por cambios parciales limitados a algunos par¨¢metros del sistema.
Si una gran reforma era necesaria antes de la pandemia, ahora lo es todav¨ªa m¨¢s. Es necesario estabilizar el sistema a corto y medio plazo, actuando ya, para corregir el d¨¦ficit existente. Pero, en paralelo, es necesario aplicar mecanismos autom¨¢ticos que blinden el sistema de reparto ante los cambios demogr¨¢ficos, econ¨®micos y sociales, como han hecho otros pa¨ªses europeos que son referentes por su Estado de bienestar.
Nuestro pa¨ªs deber¨ªa sumarse a aquellos que han entendido que, sin unos pilares robustos de previsi¨®n social p¨²blica y complementaria, no podremos aspirar a pensiones sostenibles, suficientes y equitativas. Entre los elementos de este ¡°sistema mixto¡± habr¨ªa que considerar, en el pilar I de pensiones p¨²blicas de reparto, las cuentas nocionales. Este sistema tiene en cuenta la contribuci¨®n del trabajador a lo largo de su vida laboral para calcular lo que le corresponde de pensi¨®n p¨²blica, favoreciendo el equilibrio autom¨¢tico entre cotizaciones y prestaciones en el sistema p¨²blico de pensiones.
En segundo lugar, es necesario impulsar el pilar II, de planes complementarios de empleo y la adscripci¨®n cuasi obligatoria (por defecto, autoenrolment) de los trabajadores (asalariados y aut¨®nomos) a un sistema de contribuci¨®n definida de capitalizaci¨®n de planes de pensiones de empleo a trav¨¦s de convenios colectivos.
La reciente elevaci¨®n de los l¨ªmites de aportaci¨®n a los planes de pensiones de empleo y la intenci¨®n de poner en marcha iniciativas legislativas para que el mayor n¨²mero de trabajadores posible tenga una pensi¨®n complementaria de empresa para su jubilaci¨®n constituyen aspectos muy positivos, si bien deben ir acompa?ados de incentivos fiscales para empresas y trabajadores.
Pero tambi¨¦n es importante incentivar el ahorro individual a trav¨¦s de planes de pensiones u otros instrumentos de ahorro, lo que constituye el pilar III del sistema. Desincentivar fiscalmente los planes de pensiones individuales como se aprob¨® en los Presupuestos Generales del Estado para 2021 constituye un perjuicio para aut¨®nomos y pymes, porque el desarrollo del segundo pilar para este colectivo no se va a producir de un d¨ªa para otro. Se debe posibilitar, por tanto, a toda esta poblaci¨®n ocupada que queda fuera de la previsi¨®n social empresarial que pueda acceder a sistemas de previsi¨®n individuales en las mismas condiciones y requisitos que cualquier otro trabajador.
Solo desarrollando los tres pilares, como han hecho los pa¨ªses de la UE que deben servirnos de modelo en materia de pensiones, lograremos un sistema de previsi¨®n social para la jubilaci¨®n que sea sostenible, justo y sea capaz de proveer pensiones suficientes y dignas a los jubilados presentes y futuros.
Luis Vadillo, director del Instituto BBVA de Pensiones.
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