Sindicalismo a la intemperie en EE UU: el segundo intento de los empleados de Amazon de movilizarse
La agencia federal de Relaciones Laborales aprueba la movilizaci¨®n de 2.000 empleados del centro log¨ªstico de Nueva York

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La Junta Nacional de Relaciones Laborales de EE UU, una agencia federal independiente que defiende el derecho de los trabajadores a organizarse y plantear una negociaci¨®n colectiva, ha dado luz verde a un nuevo intento de empleados de Amazon de constituir un sindicato. Tras el fiasco de la movilizaci¨®n de un almac¨¦n de Alabama, en abril, ahora se trata de los operarios del centro log¨ªstico de Staten Island (Nueva York). La iniciativa, el segundo intento de organizaci¨®n sindical en la tecnol¨®gica en menos de un a?o, cuenta con el respaldo de m¨¢s de 2.000 de sus 5.000 empleados. Amazon cuestiona la movilizaci¨®n, como hiciera en Alabama, sembrando dudas acerca de si se han reunido suficientes firmas, y si son leg¨ªtimas. Desde mayo, los empleados de Staten Island han presentado nueve denuncias a la Junta por interferencias de la empresa en su campa?a. Se desconoce a¨²n la fecha de la votaci¨®n.
El sarampi¨®n sindical que experimenta EE UU no pod¨ªa orillar al segundo mayor empleador del pa¨ªs, con 1,3 millones de personas en plantilla en todo el mundo y que este oto?o pretende contratar a 300.000 m¨¢s. El de Staten Island es solo uno de los 179 almacenes y centros de distribuci¨®n del mayor minorista online, pero est¨¢ en el punto de mira por un presunto d¨¦ficit de seguridad durante la pandemia, y por las represalias a quienes lo denunciaron, hasta el punto de provocar una investigaci¨®n.
Pero adem¨¢s de quejas sobre el incumplimiento de normas sanitarias ¡ªo denuncias por hacer reincorporarse antes de tiempo a trabajadores enfermos de covid¡ª, una investigaci¨®n del diario The New York Times revelaba esta semana el deficiente funcionamiento del departamento de recursos humanos a la hora de tramitar bajas por enfermedad: en la mayor¨ªa de los casos Amazon siempre se ha equivocado a su favor, en detrimento casi proporcional de profesionales y obreros. El propio Jeff Bezos admiti¨® en abril que deben tratar mejor a sus trabajadores e invertir en la mejora de sus condiciones laborales, incluido un desembolso de 250 millones en seguridad.
El l¨ªder de la movilizaci¨®n de Staten Island, verdadero cord¨®n umbilical del consumo en la Gran Manzana, es Chris Smalls, que fue despedido el a?o pasado por organizar una protesta para denunciar las condiciones laborales, a su juicio insuficientes para prevenir contagios. Letitia James, fiscal general de Nueva York, present¨® entonces una demanda por represalias y racismo (Smalls es de raza negra). El extrabajador se convirti¨® en uno de los rostros del descontento de la ingente masa laboral que mueve las Big Five; en la cara b de su ¨¦xito, catapultado por la pandemia. De ah¨ª que Amazon haya contratacado desde entonces con toda su potencia de fuego, mediante anuncios ubicuos en medios de comunicaci¨®n y marquesinas, recordando que paga el salario m¨¢s alto (a partir de 15 d¨®lares la hora) y ofrece un sinf¨ªn de beneficios sociales a sus empleados. Pero estos quieren derechos, no beneficencia.
A diferencia del intento de abril, bajo el paraguas de un poderoso sindicato de comercio minorista existente, los trabajadores de Staten Island pretenden crear el suyo propio: el Sindicato de Trabajadores de Amazon. Pero tras seis meses de organizaci¨®n, la losa del fiasco de Alabama ¡ªpendiente de investigaci¨®n por parte de la Junta, por presunta injerencia de Amazon en el proceso¡ª se cierne como una sombra sobre la plantilla de Staten Island. Sus colegas rechazaron sindicarse en abril por un margen aplastante: 1.798 noes frente a 738 s¨ªes, con una alta abstenci¨®n, de casi el 50% del censo, que denot¨® el ¨¦xito de la empresa a la hora de desmovilizar al personal.
Las consecuencias de la recuperaci¨®n en el mercado de trabajo ¡ªescasez de mano de obra, junto a 10 millones de ofertas de empleo sin cubrir en agosto¡ª han sido un revulsivo para la movilizaci¨®n sindical. Sin el shock sist¨¦mico que supuso la pandemia, tal vez no se habr¨ªan declarado las huelgas que hoy recorren el pa¨ªs, desde los trabajadores del gigante John Deere a los de las f¨¢bricas de conocidos cereales y a¨²n m¨¢s populares galletas. O la convocatoria de paro, abortada a ¨²ltima hora, de 60.000 trabajadores de Hollywood. Hasta los empleados de una popular cadena de caf¨¦ con presencia internacional plantean organizarse sindicalmente.
Por eso, los movimientos en Amazon son seguidos con sumo inter¨¦s, por uno y otro lado. Adem¨¢s de la incipiente lucha sindical, tambi¨¦n est¨¢ en entredicho el modelo, casi estajanovista, de las empresas tecnol¨®gicas: el cebo de salarios y beneficios s¨®lidos frente al s¨ªndrome del trabajador quemado, con limitadas oportunidades de promoci¨®n; tambi¨¦n las irregularidades, como despidos err¨®neos por culpa de algoritmos, o deducciones abusivas en las bajas. Un modelo de trabajo extenuante, en suma: incluso antes de la pandemia, la rotaci¨®n de Amazon entre su fuerza laboral era del 150% anual, casi el doble que en el comercio minorista y el sector de la log¨ªstica.
Dado que el l¨ªder de la movilizaci¨®n no pertenece a la plantilla, el local sindical es de momento un tenderete al lado de la parada de autob¨²s a la que llegan, a diario, esforzados empleados, algunos a m¨¢s de dos horas de camino. La efervescencia recorre tambi¨¦n las naves y oficinas del centro log¨ªstico, si bien las denuncias por interferencias de la empresa refieren la requisa de material sindical como panfletos, o la excesiva vigilancia en improvisadas asambleas en las aceras o en la mediana de la carretera, siempre en el exterior del recinto. Pero los obst¨¢culos no desaniman a los sindicalistas, que ya planean solicitar la celebraci¨®n de elecciones en otros tres almacenes del vasto parque industrial de Staten Island. Aunque deban hacerlo a la intemperie.
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