La reforma del Pacto de Estabilidad gana fuerza en Europa ante el riesgo de una recuperaci¨®n fallida
Bruselas reconoce la imposibilidad de volver a aplicar las normas a rajatabla porque provocar¨ªa una nueva recesi¨®n


La crisis de la covid-19 ha dado la puntilla a la r¨ªgida interpretaci¨®n del Pacto de Estabilidad, impuesta por Alemania durante la primera gran crisis del euro (2010-2014). Tras el golpazo de la pandemia, la Uni¨®n Europea se vio obligada a suspender el Pacto para facilitar una inyecci¨®n de recursos p¨²blicos sin precedentes. Y ahora, en medio de la incipiente recuperaci¨®n, Bruselas reconoce la imposibilidad de volver a aplicar las normas a rajatabla porque provocar¨ªa una nueva recesi¨®n. La Comisi¨®n Europea ya ha lanzado el proceso de reforma y el consenso sobre la necesidad de introducir cambios se ha abierto paso a tanta velocidad que el debate ha pasado a ser sobre la magnitud de una revisi¨®n pr¨¢cticamente inevitable.
El antiguo presidente de la Comisi¨®n Europea, Romano Prodi, calific¨® las reglas del Pacto de Estabilidad de ¡°est¨²pidas¡±. Hay quien, parafraseando a Il profesore, prefiere tildarlas de ¡°idiotas¡±. Otros, con menos vehemencia, apuntan a sus defectos: complicadas, oscuras, ininteligibles ¡ªexcepto para unos pocos funcionarios europeos¡ª o dif¨ªciles de cumplir sin provocar un ¡°alto coste social y econ¨®mico¡± en algunos pa¨ªses de la Uni¨®n Europea (Grecia, Italia, Portugal, Espa?a o Francia). Con este punto de partida, crecen los partidarios de revisar el Pacto o, al menos, retocar sus reglas de funcionamiento. Tras la crisis de la covid-19, las normas dise?adas en 1997 se antojan ya totalmente anacr¨®nicas y, si no est¨²pidas, como m¨ªnimo inaplicables.
A la cabeza del impulso de la revisi¨®n se ha situado toda la Comisi¨®n Europea, que lanz¨® en septiembre una consulta p¨²blica para recoger propuestas, retomando su iniciativa de febrero de 2020. El objetivo es incorporar las lecciones y consecuencias de la pandemia, una hecatombe sanitaria que ha obligado a disparar el gasto y la deuda p¨²blica para paliar las consecuencias econ¨®micas y sociales.
Tras la Comisi¨®n se han sumado otros organismos como el Consejo Fiscal Europeo ¨Duna especie de Airef europea¨D y, por la puerta lateral, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), que ha publicado una propuesta de reforma elaborada por varios de sus economistas. El documento no es la posici¨®n oficial del Mede, pero cuesta imaginar que no cuente con el visto bueno de su presidente, el halc¨®n alem¨¢n Klaus Reggling.
Los principios m¨¢s conocidos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento son dos: el d¨¦ficit anual de las cuentas p¨²blicas no puede superar el 3% del PIB y la deuda de los Estados tiene que estar por debajo del 60%. Pero a partir de aqu¨ª todo se va complicando y oscureciendo hasta para quienes tienen la responsabilidad de aplicarlo. ¡°Alguno de los que trabajan con ellas las compara con la Sagrada Familia¡±, ha ironizado el comisario europeo de Econom¨ªa, Paolo Gentiloni, en este diario. Una de esas normas nada f¨¢ciles de entender para legos y casi imposibles de cumplir sin provocar una recesi¨®n es la de reducir toda la deuda que exceda de ese list¨®n del 60% a un ritmo de un veinteavo cada a?o. Un tajo de tal magnitud condenar¨ªa a varios pa¨ªses, entre ellos Espa?a, a una ca¨ªda brutal del crecimiento, seg¨²n coinciden economistas de todas las escuelas. ¡°La senda de reducci¨®n de la deuda debe ser m¨¢s realista¡±, ha reconocido el comisario italiano.
¡°Lo sensato es reconocer que hay reglas que no han funcionado y otras que son est¨²pidas, como la del veinteavo¡±, apunta el economista Carlos Mart¨ªnez Mongay, ¡°es m¨¢s sensato reconocer que lo que tienes no funciona¡±. Lo mismo viene a decir el Consejo Fiscal, que a?ade que eso resta credibilidad. En principio, los pa¨ªses tienen que volver a las normas suspendidas el a?o que viene. Pero en el camino se ha cruzado una recuperaci¨®n vigorosa ¨Do rebote por ahora¨D y, al mismo tiempo, incierta: cadenas de suministro colapsadas y una inflaci¨®n por las nubes a la que se a?ade ahora un nuevo latigazo de la pandemia, con medidas restrictivas para frenarla en bastantes pa¨ªses centroeuropeos (B¨¦lgica, Alemania, Austria, Holanda¡).
Sobre ese escenario se ha abierto el debate para una nueva revisi¨®n, que hace algo m¨¢s de una semana lleg¨® por primera vez al Eurogrupo y al Ecofin, la reuni¨®n de ministros de Finanzas del ¨¢rea euro y de la UE, respectivamente. ¡°Fue bastante bien¡±, apuntan varias fuentes al tanto de c¨®mo transcurri¨® el debate entre los ministros. ¡°Casi todos estaban de acuerdo en que hay que hacer las normas m¨¢s sencillas¡±, se?alan en una de las delegaciones presentes, ¡°lo que no est¨¢ tan claro es que todos entendamos eso de la misma forma¡±. Y as¨ª lo apuntaban esta misma semana desde uno de los pa¨ªses que siempre han mostrado m¨¢s reticencias al cambio, quedando claro que su postura no se ha movido desde la carta que firmaron varios de ellos en septiembre, a?adiendo que lo primero es gastar con eficacia el dinero del fondo de recuperaci¨®n.
Traje a medida
Entre las aportaciones a ese debate, destaca la del Consejo Fiscal, que en el informe que defendi¨® su presidente ante la Euroc¨¢mara el jueves, aplaude la apertura del debate y aboga por una reforma en 2023, ¡°mejor que una aplicaci¨®n discrecional de las reglas existentes¡±. Su propuesta pasa por mantener el techo del d¨¦ficit en el 3%, trajes a medida para reducir la deuda y proteger la inversi¨®n junto a un fondo que tenga la capacidad de estabilizar las econom¨ªas (como durante la crisis lo ha sido el SURE, que ha financiado los seguros de desempleo estatales).
Ese traje a medida es tambi¨¦n lo que defiende Paul de Grauwe: ¡°No tiene ning¨²n sentido econ¨®mico el 60%. Para unos puede ser el 60% y para otros el 80%, depende¡±. Este profesor de Econom¨ªa Pol¨ªtica en la London School of Economics defiende que la deuda no tiene por qu¨¦ ser mala si se destina a inversi¨®n. La senda de reducci¨®n de deuda individualizada tambi¨¦n la pone sobre la mesa Mart¨ªnez Mongay, quien, no obstante, subraya que ¡°hay pa¨ªses con niveles de deuda que no bajan en momentos de crecimiento y suben ya con una peque?a recesi¨®n¡±.
Tambi¨¦n los economistas del Mecanismo Europeo de Estabilidad han puesto el foco sobre la deuda. Su propuesta estrella, a diferencia de otros, es homog¨¦nea para todos: mantener el 3% de d¨¦ficit sobre PIB y elevar el techo de la deuda del 60% al 100%. Y es esto ¨²ltimo lo que ha ablandado al probable pr¨®ximo ministro de Finanzas alem¨¢n, el liberal Christian Lindner, que hasta hace d¨ªas se mostraba inflexible y ahora ve interesante esta propuesta.
Pero esto no es suficiente para Francia, el pa¨ªs que tendr¨¢ la Presidencia el pr¨®ximo semestre y que puede aprovechar la oportunidad para impulsar el cambio de unas normas que no le gustan, como ha dejado claro su ministro de Finanzas, Bruno Le Marie, en una reciente entrevista en un diario alem¨¢n. ?l tambi¨¦n defiende objetivos de deuda para cada pa¨ªs y ve obsoleto el techo del d¨¦ficit, un punto en el que defiende m¨¢s flexibilidad que la autoridad fiscal europea.
La distancia que hay entre las posiciones de los dos principales estados miembros de la UE anticipa que el debate y la revisi¨®n no se cerrar¨¢ r¨¢pido. ¡°En Bruselas las alternativas no se construyen de la noche a la ma?ana¡±, se?alaba estos d¨ªas una alta fuente europea, partidaria de que esa alternativa se construya sobre tres pilares: el fondo de recuperaci¨®n, las reforma de las reglas fiscales y los recursos necesarios para la transici¨®n energ¨¦tica, que la Comisi¨®n cifra en m¨¢s de medio bill¨®n de euros anuales hasta 2030.
La primera parada del proceso abierto en octubre llegar¨¢ probablemente en primavera, pero antes, Bruselas todav¨ªa tiene que fijar los criterios para que se elaboren los presupuestos de 2023, y la cl¨¢usula de salvaguarda que ha soltado el cors¨¦ del gasto p¨²blico. Entre tanto, la pandemia sigue ah¨ª y su amenaza ¨Da la salud y a la econom¨ªa¨D toma cuerpo con las nuevas restricciones que avanzan en Europa central.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
