Cuatro objetivos reformistas
Las l¨ªneas maestras de la reforma marcan una modernizaci¨®n de nuestras relaciones laborales en la buena direcci¨®n
La adecuada coordinaci¨®n pol¨ªtica dentro del Gobierno, la evaluaci¨®n t¨¦cnica de las reformas anteriores, la influencia de la jurisprudencia y la responsabilidad de los agentes sociales han propiciado una reforma laboral equilibrada con cuatro objetivos consensuados: la reducci¨®n de la temporalidad, la mejora de los salarios, la relevancia de la formaci¨®n de los trabajadores y el mantenimiento y potenciaci¨®n de la flexibilidad empresarial.
La reducci¨®n de la temporalidad se pretende alcanzar con la desaparici¨®n legal del contrato de obra, allanada por la jurisprudencia, y el aumento de sanciones administrativas en el fraude de los nuevos contratos con causa de sustituci¨®n o productiva. La mejora de los salarios se efect¨²a mediante un salario m¨ªnimo sectorial, que unifica las condiciones retributivas de contratas p¨²blicas y privadas, e impide abusos de la prioridad de convenios de empresa de baja calidad. La relevancia de la formaci¨®n de los trabajadores aparece en un nuevo dise?o de los contratos formativos y en su vinculaci¨®n a las reducciones de jornada o suspensiones contractuales de los ERTE, con incentivos p¨²blicos. El mantenimiento de la flexibilidad empresarial supone la confirmaci¨®n, por consenso, de la regulaci¨®n legal vigente del despido, de la flexibilidad laboral interna y de la negociaci¨®n colectiva, salvo el matiz de la ultraactividad indefinida, ya existente en la pr¨¢ctica convencional. La potenciaci¨®n de la flexibilidad interna, como alternativa a despidos, aparece en los nuevos ERTES con ayudas y control p¨²blico, ante crisis econ¨®micas y reconversiones sectoriales, en conexi¨®n con la relevancia formativa.
El contraste entre estos cuatro loables objetivos reformistas y su alcance en la realidad deber¨¢ ser evaluado. Su eficiencia depender¨¢, seguramente, de factores ajenos a la propia reforma, como la ruptura empresarial con pr¨¢cticas de rotaci¨®n laboral, la digitalizaci¨®n de los medios de la Inspecci¨®n en la lucha contra el fraude, la transformaci¨®n de las ETT con fijos discontinuos, la capacidad de la negociaci¨®n colectiva de vincular salarios con productividad, la mejora de los sistemas de formaci¨®n de los trabajadores o en la mayor utilizaci¨®n por las PYMES de herramientas de flexibilidad interna m¨¢s propicias en las grandes plantillas, sin obviar el factor esencial del crecimiento del empleo. Si los resultados son modestos, se deber¨¢ hacer una reforma estructural de estos factores. Pero, en s¨ª mismos, ya estos cuatro objetivos reformistas y consensuados marcan una modernizaci¨®n de nuestras relaciones laborales en la buena direcci¨®n.
Jes¨²s Lahera es catedr¨¢tico de Derecho del Trabajo en la Universidad Complutense de Madrid.
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