El exbanquero portugu¨¦s Ricardo Salgado, de due?o de todo a cerebro criminal
El otrora poderoso financiero acumula condenas por su gesti¨®n en el Grupo Esp¨ªrito Santo y est¨¢ pendiente del macroproceso por la bancarrota empresarial en el que le acusan de 65 delitos
El banquero portugu¨¦s Ricardo Salgado (Cascais, 77 a?os) fue apodado en su pa¨ªs como DDT (Dono Disto Tudo, es decir, due?o de todo esto) hasta junio de 2014, cuando fue apartado de la gesti¨®n del Banco Esp¨ªrito Santo. Ocho a?os despu¨¦s comienza a ser el condenado por todo aquello. El Tribunal Central Criminal le acaba de imponer una pena de seis a?os de prisi¨®n por tres delitos de abuso de confianza al considerar probado que se apropi¨® de 10,6 millones de euros de una de las sociedades del Grupo Esp¨ªrito Santo (GES) mediante tres transferencias realizadas a sociedades offshore. Los jueces no han cre¨ªdo en la inocencia del banquero que, ante la comisi¨®n de investigaci¨®n abierta en el Parlamento portugu¨¦s tras el hundimiento del imperio del clan Esp¨ªrito Santo en 2014, asegur¨® que ni ¨¦l ni nadie de la familia se hab¨ªa llevado un euro del grupo ni abierto cuentas en para¨ªsos fiscales.
En la sentencia conocida esta semana, sin embargo, se declaran como hechos probados que Salgado desvi¨® 10,6 millones de euros de la sociedad Esp¨ªrito Santo Enterprises, considerado el ¡°saco azul¡± que aliment¨® las irregularidades en el GES, para cuentas abiertas en Panam¨¢ que ¨¦l controlaba. Adem¨¢s, se le ha retirado el pasaporte y se le proh¨ªbe salir del pa¨ªs sin autorizaci¨®n. La justicia portuguesa trata de evitar as¨ª el bochorno que sufri¨® el a?o pasado con la fuga de otro banquero, Jo?o Rendeiro, que huy¨® a Sud¨¢frica aprovechando la permisividad que le daban los tribunales para viajar a pesar de acumular varias condenas. Su fuga dur¨® casi tres meses y, tras ser detenido en Durb¨¢n, permanece en una prisi¨®n sudafricana a la espera de que se resuelva la petici¨®n de extradici¨®n sobre ¨¦l.
Los jueces que han condenado a Salgado tambi¨¦n consideran acreditado que padece alzh¨¦imer, un argumento que esgrimi¨®, sin ¨¦xito, su defensa para pedir la suspensi¨®n del juicio y que contribuir¨¢ a evitar su ingreso en prisi¨®n si finalmente suma nuevas penas. Esta ha sido la primera condena penal de Ricardo Salgado y est¨¢ relacionada con la Operaci¨®n Marqu¨¦s, el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que afect¨® a los principales centros de poder en Portugal. Adem¨¢s de Salgado, acabar¨ªa detenido el exprimer ministro socialista, Jos¨¦ S¨®crates. Este macroproceso se ha dividido en varios procedimientos independientes para agilizar su resoluci¨®n. La primera condena se dict¨® en junio pasado para el exministro y exadministrador de la Caixa Geral de Dep¨®sitos, Armando Vara. La segunda ha sido la de Salgado. Est¨¢n pendientes las vistas contra otros tres acusados, entre ellos S¨®crates.
En los ¨²ltimos a?os, Salgado ha sido tambi¨¦n sancionado por la v¨ªa administrativa por violar normas de prevenci¨®n de blanqueamiento de capitales y reglas de transparencia que da?aron los intereses de los clientes del Banco Esp¨ªrito Santo. En febrero el Tribunal de la Competencia, Regulaci¨®n y Supervisi¨®n dict¨® la m¨¢s reciente, que le condena a abonar dos millones de euros por ocho infracciones.
Sin embargo, el gran proceso judicial por el hundimiento del Grupo Esp¨ªrito Santo est¨¢ a¨²n lejos de llegar a la vista oral a pesar de que han transcurrido casi ocho a?os desde entonces. El pasado 21 de febrero comenz¨® la fase de diligencias de instrucci¨®n, que se prolongar¨¢ hasta mayo. Hay 16 acusados, entre ellos Salgado, a quien la Fiscal¨ªa describe como el cabecilla de una organizaci¨®n criminal que cre¨® una estructura fraudulenta que funcionaba al margen de los ¨®rganos de gesti¨®n. El ministerio p¨²blico, que imputa 65 delitos a Salgado, calcula que los perjuicios causados alcanzaron los 11.800 millones de euros.
La mara?a judicial que envuelve el desmoronamiento del grupo est¨¢ a la altura del poder que el clan Esp¨ªrito Santo alcanz¨® en Portugal. Salgado, seg¨²n testific¨® su primo y rival Jos¨¦ Maria Ricciardi ante la comisi¨®n de investigaci¨®n, tomaba las principales decisiones del grupo de forma unilateral. ¡°No se tomaba decisi¨®n alguna sin conocimiento de esa lideranza¡±, declar¨®. Ricciardi no est¨¢ acusado en la causa y testificar¨¢ a petici¨®n de la Fiscal¨ªa. Aunque fue administrador de la entidad, sostiene que desconoc¨ªa todas las irregularidades que ahora se imputan a los antiguos gestores. ?l asegura que es, de hecho, el ¨²nico miembro de la familia Esp¨ªrito Santo que ha podido seguir trabajando en el sector financiero en estos a?os.
Salgado fue apartado en junio de 2014 de la presidencia del Banco Esp¨ªrito Santo, el pulm¨®n financiero que aliment¨® un imperio familiar que lleg¨® a contar con m¨¢s de 350 empresas repartidas por todo el mundo y que inclu¨ªa negocios hoteleros, agrarios, sanitarios, seguros y agencias de viajes. La entidad que Salgado dirigi¨® durante 22 a?os fue intervenida por el Banco de Portugal en 2014, cuando sus p¨¦rdidas alcanzaron los 3.700 millones de euros. Se congelaron las cuentas de la familia y se embargaron bienes acumulados por sucesivas generaciones desde que Jos¨¦ Mar¨ªa Esp¨ªrito Santo Silva puso el embri¨®n del emporio con una casa de loter¨ªa que abri¨® en el siglo XIX. Una red empresarial y financiera que siempre estuvo muy bien conectada con el poder pol¨ªtico portugu¨¦s, excepto en el periodo que sigui¨® a la Revoluci¨®n de los Claveles, cuando le fueron expropiados bienes.
La sombra de Salgado surge en varios casos de corrupci¨®n investigados por la justicia portuguesa cometidos durante el Gobierno socialista de Jos¨¦ S¨®crates, como el proceso que se sigue contra su exministro de Econom¨ªa e Innovaci¨®n, Manuel Pinho, acusado, entre otros hechos, de favorecer los intereses del Grupo Esp¨ªrito Santo durante su etapa ministerial a cambio de recibir transferencias mensuales de 15.000 euros en una cuenta en Panam¨¢.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.