Musk, Zuckerberg y el papel de sus empresas globales en la guerra en Ucrania
Las compa?¨ªas privadas influyen no solo retir¨¢ndose del mercado ruso, sino tambi¨¦n con iniciativas de apoyo a Kiev
Las guerras se libran en muchos frentes y no solo importan los tanques. Horas antes de que Rusia lanzara su invasi¨®n de Ucrania el 24 de febrero, Microsoft detect¨® un ciberataque y asesor¨® a Kiev para neutralizarlo, seg¨²n informa la compa?¨ªa. D¨ªas despu¨¦s del inicio de la agresi¨®n rusa, Starlink, de Elon Musk, hab¨ªa suministrado a Ucrania una primera entrega de antenas para reforzar las telecomunicaciones en el pa¨ªs utilizando su constelaci¨®n de sat¨¦lites. A las tres semanas y media del ataque, m¨¢s de 400 empresas han congelado sus operaciones en el mercado ruso.
El conflicto desatado por la invasi¨®n rusa de Ucrania est¨¢ demostrando la creciente relevancia de las empresas en las confrontaciones b¨¦licas en nuestra ¨¦poca. El protagonismo de titanes privados due?os de servicios de gran importancia estrat¨¦gica y el nivel sin precedentes de interconexi¨®n entre sociedades son dos de los factores que otorgan al sector empresarial una importancia en la confrontaci¨®n entre Estados desconocida hasta ahora.
Esa relevancia se encarna en distintos planos. En primer lugar, las compa?¨ªas privadas son el instrumento principal a trav¨¦s del cual se materializa el efecto de las sanciones econ¨®micas, y en un mundo globalizado, esta din¨¢mica es especialmente impactante. Pero, adem¨¢s de su funci¨®n instrumental a demanda de poderes p¨²blicos, las empresas pueden ir m¨¢s all¨¢, tomando libremente iniciativas para castigar a una parte o para apoyar a otra, a veces con un gran potencial.
La abrupta estampida de empresas del mercado ruso es un movimiento sin parang¨®n. De las m¨¢s de 400 compa?¨ªas que han tomado medidas por la invasi¨®n, seg¨²n un recuento llevado a cabo por la Universidad de Yale, unas 160 se han retirado del mercado ruso con un corte limpio; otras 180 han suspendido operaciones, pero manteniendo opciones para reactivarlas, y 70 m¨¢s han reducido su actividad y/o congelado nuevas inversiones. En gran medida, son decisiones voluntarias, no dictadas por sanciones occidentales.
¡°Se trata del conocido como ¡®efecto paralizante¡±, comenta Maria Shagina, investigadora del Instituto Finland¨¦s de Asuntos Internacionales especializada en materia de sanciones. ¡°Aunque no lo requieran las sanciones, las compa?¨ªas se retiran, multiplicando el efecto de las primeras. El c¨¢lculo sobre los da?os a la reputaci¨®n desempe?a un papel clave. En el caso de Rusia, muchas empresas, adem¨¢s, tienen ah¨ª operaciones de tama?o reducido, as¨ª que el c¨¢lculo de coste-beneficio ha sido claro¡±, dice. Adem¨¢s del elemento reputacional, tambi¨¦n influyen consideraciones sobre la dificultad de operar en un entorno de prohibiciones y volatilidad, por ejemplo en la cotizaci¨®n de la divisa.
Una vez que empieza la estampida, el fen¨®meno se torna casi imparable. Shagina apunta que, por tama?o de la econom¨ªa golpeada, rapidez y amplitud del corte, se trata de un episodio sin precedentes. ¡°Es una mezcla de sanciones al estilo iran¨ª con efecto paralizante de estilo norcoreano¡±, comenta la experta.
Pero en algunos casos, adem¨¢s del cumplimiento con los requerimientos de las sanciones o de la retirada voluntaria del mercado ruso, hay empresas que adoptan una posici¨®n proactiva. Los casos m¨¢s significativos se registran en el sector tecnol¨®gico, que cuenta con gigantes en ciertos sentidos m¨¢s poderosos que muchos Estados. Compa?¨ªas como Apple, Microsoft, Alphabet (Google), Amazon, Tesla y Meta (Facebook) tienen niveles de capitalizaci¨®n burs¨¢til que equivalen al PIB anual de grandes pa¨ªses ¨Dtodas ellas se situar¨ªan entre los primeros 20 pa¨ªses del mundo por PIB con su cierre de mercado a 31 de diciembre¨D. Y controlan tecnolog¨ªas de un inter¨¦s estrat¨¦gico absoluto.
Raquel Jorge, investigadora del Real Instituto Elcano especializada en la agenda tecnol¨®gica digital, apunta una cuesti¨®n clave. ¡°Ciertas empresas ofrecen servicios que los propios gobiernos no son capaces de resolver con tanta especializaci¨®n¡±. Antes, el soporte esencial que las empresas privadas ofrec¨ªan en los conflictos era en el sector industrial de la defensa. Ahora, hay conocimientos y servicios digitales que se antojan extremadamente relevantes para las guerras de nuestro tiempo. A continuaci¨®n, tres ejemplos recientes que ejemplifican esa din¨¢mica.
La ciberdefensa de Microsoft
La compa?¨ªa fundada por Bill Gates no solo ha decidido, como tantas otras, dejar de vender sus productos en el mercado ruso. Ha asumido p¨²blicamente los objetivos de ¡°proteger a Ucrania de los ciberataques¡± y activarse en contra de ¡°campa?as de desinformaciones respaldadas por Estados¡±, en clara referencia a noticias falsas difundidas por medios rusos, seg¨²n un texto publicado por Brad Smith, presidente la empresa.
Smith se?ala que Microsoft se activ¨® ya horas antes del inicio de la ofensiva b¨¦lica rusa al detectar ciberataques contra Ucrania, ayudando al Gobierno de Kiev en esa circunstancia y, posteriormente, asesor¨¢ndole ante potenciales amenazas y medidas defensivas. Microsoft considera que algunos ciberataques rusos podr¨ªan violar la Convenci¨®n de Ginebra y comparte informaci¨®n en su poder con la OTAN. El d¨ªa 4 dec¨ªa haber actuado ya frente a una veintena de operaciones rusas dirigidas contra organizaciones gubernamentales, financieras o de informaci¨®n y tecnolog¨ªa ucranias.
Las conexiones de Starlink
El 28 de febrero, pocos d¨ªas despu¨¦s del inicio de la invasi¨®n, el Gobierno de Kiev anunci¨® que hab¨ªa recibido el primer cargamento de terminales para internet de Starlink, la unidad de sat¨¦lites de SpaceX, empresa de Elon Musk. La iniciativa busca reforzar las posibilidades de conexi¨®n a internet en Ucrania a trav¨¦s de una red complementaria que puede representar una alternativa si otras sufren disrupciones. Las terminales permiten a sus usuarios conectarse al sistema configurado por la constelaci¨®n de sat¨¦lites Starlink, que ya tiene 2.000 aparatos, de un total de algo m¨¢s de 5.000 en ¨®rbita. El d¨ªa 9, Kiev afirm¨® haber recibido un segundo cargamento, y otro m¨¢s el d¨ªa 18.
La acci¨®n no est¨¢ exenta de problemas asociados. El propio Musk alert¨® de que en algunas zonas de Ucrania las antenas de Starlink activadas pueden ser el ¨²nico sistema de comunicaci¨®n que no est¨¦ bajo control ruso y, por tanto, las posibilidades de que se conviertan en una diana son altas. Musk recomend¨® activarlas solo cuando sea necesario y colocarlas lo m¨¢s lejos posible de personas. Pero, incluso con esos riesgos, es evidente que redoblar la posibilidad de comunicarse en un escenario de guerra, con un enemigo propenso a destruir servicios b¨¢sicos como agua potable o electricidad, es un factor de mucho peso.
El meg¨¢fono de Facebook
La agencia Reuters inform¨® el d¨ªa 10 de la existencia de documentos internos de Meta, compa?¨ªa madre de Facebook o Instagram, seg¨²n los cuales se revisaban las pol¨ªticas internas acerca de la censura de mensajes de odio para permitir en una docena de pa¨ªses ¨Dentre ellos Ucrania¨D la incitaci¨®n a la violencia contra objetivos rusos y las exhortaciones a asesinar a los presidentes de Rusia y Bielorrusia cuando no tuviesen rasgos de plan real. Posteriormente, la compa?¨ªa ha perfilado de forma mucho m¨¢s estricta las excepciones a su pol¨ªtica general contra el discurso del odio, inform¨® Reuters el d¨ªa 14. Se aplican solo al territorio ucranio y no cubren ni la violencia contra ciudadanos rusos ni la incitaci¨®n al asesinato de los l¨ªderes.
La cuesti¨®n ha causado cierta pol¨¦mica y ha sido mencionada con tono muy cr¨ªtico por Vlad¨ªmir Putin en un discurso pronunciado el mi¨¦rcoles. El razonamiento de fondo de la compa?¨ªa es el intento de recalibrar la libertad de expresi¨®n ante el oprobio de una agresi¨®n ilegal, injustificada y brutal como la rusa. Pero en un contexto inflamable como el actual y en medio de movimientos para conformar brigadas internacionales, a nadie se le escapan las consecuencias trascendentales que tienen las pol¨ªticas de edici¨®n de contenidos de plataformas de masas como Facebook o Instagram.
Activistas de defensa de los derechos humanos tambi¨¦n han comentado cr¨ªticamente el asunto, se?alando los riesgos que acarrea y tambi¨¦n la sensaci¨®n de doble est¨¢ndar entre la actuaci¨®n en este caso y la inacci¨®n en otros. Los fallos de Facebook en detener la propagaci¨®n del discurso del odio contra los rohingya en Myanmar fue un elemento clave en la terrible persecuci¨®n que estos sufrieron hace un lustro.
Cada conflicto tiene sus circunstancias y el tipo de reacci¨®n empresarial ante la invasi¨®n de Ucrania no necesariamente se repetir¨¢. Pero pone de manifiesto el nuevo y enorme potencial de estos actores en ¨¢reas clave. El sector privado, con sus titanes, debe incluirse en todos los an¨¢lisis sobre los equilibrios de fuerzas en los escenarios de confrontaci¨®n. Pesan mucho m¨¢s en el siglo XXI que en los anteriores.
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