El Gobierno estudia gravar los intereses y comisiones de la banca
La nueva tasa tomar¨¢ el total de las operaciones con un tipo que podr¨ªa rondar el 5%
El Gobierno prepara a toda prisa los nuevos impuestos a la banca y las energ¨¦ticas para conseguir unos 7.000 millones de euros en dos a?os. Estos grav¨¢menes tienen que estar aprobados antes de que acabe el a?o para que no haya problemas jur¨ªdicos por la retroactividad y solo se dirigir¨¢n a un reducido n¨²mero de compa?¨ªas: aquellas que facturen m¨¢s de 1.000 millones. El de las energ¨¦ticas sigue el modelo implantado en Italia por Mario Draghi y se aplicar¨¢ a partir de la facturaci¨®n del IVA a el¨¦ctricas, gasistas y petroleras con el fin de ingresar 2.000 millones al a?o. Sobre el de la banca existen m¨¢s dudas. Pero seg¨²n fuentes conocedoras, se estudia que grave el total de los intereses y las comisiones que cobran las entidades con un tipo que podr¨ªa estar alrededor del 5%. Aunque otras fuentes del Gobierno piden cautela y subrayan que a¨²n hay otras opciones sobre la mesa y que, adem¨¢s, queda cerrarlo con Podemos.
En todo caso, de esta forma se pretenden obtener los 1.500 millones que avanz¨® el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, en el debate del Estado de la Naci¨®n. El presidente dijo que este nuevo impuesto, temporal y extraordinario, gravar¨ªa los beneficios que obtengan las entidades por las pr¨®ximas subidas de los tipos. UBS calcula que por cada 0,25 puntos que suba el eur¨ªbor, los bancos espa?oles pueden ganar hasta un 10% m¨¢s. Aunque este aumento de los beneficios ser¨¢ progresivo y no se desplegar¨¢ en su totalidad hasta 2024, la cifra podr¨ªa superar los 1.000 millones por cuarto de punto.
Estas fuentes explican que en el fondo se trata de seguir un esquema similar al del IVA, un impuesto del que est¨¢n exentos los servicios financieros. En cambio, s¨ª que se grava a los seguros con un 8% sobre las primas. As¨ª que se intentar¨ªa buscar algo equivalente haciendo tributar a las grandes entidades por el conjunto de intereses y comisiones. Se descarta la posibilidad de subir los tipos de sociedades porque la banca cuenta con muchas p¨¦rdidas acumuladas en los balances, que se estiman en el entorno de los 100.000 millones y que pueden deducirse de su factura fiscal al tipo del 30%. Estos 30.000 millones son los llamados activos fiscales diferidos (DTAs por sus siglas en ingl¨¦s) y los bancos pueden computarlos como capital regulatorio gracias a la garant¨ªa del Estado. A cambio de esta las entidades pagan un 1,5% anual para que no sean declaradas ayudas p¨²blicas por la UE. De hecho, se dej¨® el tipo en el 30% ¡ªel general es el 25%¡ª para evitar que tuviesen que ampliar capital. En definitiva, subir los tipos no sirve de mucho. Y tocar esas bases negativas podr¨ªa generar un problema de capital y crear inseguridad jur¨ªdica.
De modo que la inspiraci¨®n del nuevo impuesto que ultima el Ejecutivo se halla en la Financial Activity Tax (FAT), un tributo que propuso el FMI en el G20 de junio de 2010 buscando que las entidades devolvieran parte de los costes de la crisis financiera. La Comisi¨®n Europea tambi¨¦n abog¨® por ¨¦l en aquella ¨¦poca con un tipo del 5% y que, en su formato m¨¢s exigente, podr¨ªa recabar hasta 25.000 millones en toda la UE. Dado que la econom¨ªa espa?ola representa un 10%, de ah¨ª saldr¨ªan hasta 2.500 millones.
El PSOE retom¨® esta idea en 2018 y la defendi¨® para conseguir unos 1.000 millones. Entonces se pretend¨ªa que financiaran el d¨¦ficit de las pensiones. A la saz¨®n Podemos intent¨® que se aprobase un recargo solidario a las entidades en el impuesto de sociedades subiendo el tipo diez puntos. As¨ª compensar¨ªan parte de los 69.000 millones del rescate bancario. Sin embargo, con la llegada al Ejecutivo de Pedro S¨¢nchez, esta iniciativa se acab¨® desechando. Y ahora se ha sacado del caj¨®n para financiar las medidas contra la inflaci¨®n. Este impuesto se puso sobre la mesa en 2010 junto al gravamen a las transacciones financieras, la llamada Tasa Tobin que se aprob¨® en 2019 y que recauda unos 300 millones al a?o frente a los 850 millones que se preve¨ªa.
Sin embargo, en el debate europeo esta figura del FAT ha quedado desfasada y, si bien alg¨²n pa¨ªs ha tomado alguna iniciativa inspirada en ella, la gran mayor¨ªa no la ha puesto en marcha. Puede aplicarse de muchas formas: por ejemplo sobre la suma de los beneficios y salarios, sobre el exceso de retribuciones o el exceso de beneficio. El Gobierno valora tomar los intereses y las comisiones porque se considera m¨¢s f¨¢cil de aplicar y que tiene un menor impacto en el empleo. En Espa?a la defendi¨® con ah¨ªnco el ahora ministro de Seguridad Social, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢, cuando presid¨ªa la Autoridad Fiscal. Y ahora es uno de sus mayores impulsores en el Ejecutivo. Podemos ha defendido siempre una mayor tributaci¨®n a la banca. Y la ministra de Hacienda, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, no ve¨ªa con malos ojos un tributo, pero los t¨¦cnicos del ministerio consideraban complicada su aplicaci¨®n.
En efecto, su dise?o tiene importantes problemas t¨¦cnicos que superar. La letra peque?a ser¨¢ esencial para que la banca no lo impugne en los tribunales. Por ejemplo, puede ser dif¨ªcil determinar d¨®nde se est¨¢n pagando esas comisiones o intereses: ?entran solo las de Espa?a o las de todo el mundo y entonces puede dar problemas de doble imposici¨®n? ?Puede suponer una ventaja competitiva para las entidades peque?as que no lo soporten? Tambi¨¦n tiene el inconveniente frente al IVA de que puede suponer un coste a?adido para la actividad empresarial al no poder deduc¨ªrselo las empresas. El libro blanco de los expertos, sobre el que se deber¨ªa basar la reforma fiscal comprometida con Bruselas y cuyos miembros fueron elegidos por el actual ministerio de Hacienda, solo habla de levantar la exenci¨®n del IVA para la banca en la misma l¨ªnea que la Comisi¨®n Europea en sus ¨²ltimos papeles. Nada del FAT. Cuando se cre¨® el IVA, se pens¨® que las actividades financieras eran b¨¢sicas y que era muy complejo gravarlas. Con la tecnolog¨ªa actual se podr¨ªa pero sigue siendo complicado. La banca quiere el IVA porque puede deducirse el que soporta por sus compras y que se estima en unos 2.000 millones.
Otro obst¨¢culo es que la subida podr¨ªa trasladarse al cliente, lo que a su vez podr¨ªa ocasionar un problema de exclusi¨®n financiera en las rentas bajas. En general, el libro blanco advierte de que hay que tener cuidado al tocar la imposici¨®n societaria. Se trata de los impuestos que m¨¢s se repercuten y que pueden tener un impacto en la inversi¨®n, los precios, el empleo o los salarios, concluye. La ministra de Hacienda ha declarado que se prohibir¨¢ a las entidades traspasarlo, pero esto se antoja algo dif¨ªcil en tanto que en ninguna parte est¨¢ tipificado que una entidad no pueda trasladar un incremento de costes.
El libro blanco de los expertos
En concreto el libro blanco dice: ¡°El debate p¨²blico sobre el impacto distributivo del Impuesto de Sociedades asume que este recale en exclusiva sobre los propietarios de las sociedades o sobre las rentas del capital¡±, plantea el documento de los expertos. ¡°Esta visi¨®n omite los an¨¢lisis disponibles sobre la traslaci¨®n de impuestos. [...] En primer lugar, incrementa el coste de uso del capital, reduciendo de este modo el volumen de inversi¨®n empresarial potencial por el mayor rendimiento bruto requerido para realizar una actividad. En una econom¨ªa abierta, la reducci¨®n del rendimiento neto del capital producir¨ªa una reducci¨®n del volumen de capital agregado y, a trav¨¦s de un efecto de equilibrio general, un impacto en los salarios por la menor productividad. En segundo lugar, el impuesto puede recaer no solo y de manera exclusiva sobre los propietarios, sino que parte de su carga tributaria puede trasladarse a los consumidores a trav¨¦s de mayores precios finales, a los trabajadores en t¨¦rminos de menores salarios o a los proveedores con un menor precio de adquisici¨®n de los insumos¡±. Aunque no existen estudios para la econom¨ªa espa?ola, el libro cita investigaciones de Alemania y Estados Unidos. Y dice que el grado de traslaci¨®n depende de la competitividad, los m¨¢rgenes, la apertura de la econom¨ªa o el mercado de trabajo.
Por el contrario, el Gobierno considera que se trata de un sector que ha recibido muchas ayudas p¨²blicas y donde los salarios son muy generosos. Es una forma de hacerles arrimar el hombro, como dijo el presidente S¨¢nchez en el Congreso. Fuentes del sector financiero se quejan de la inseguridad jur¨ªdica. Y destacan que la banca haya perdido en Bolsa m¨¢s de lo que va a gravar el impuesto. Es una se?al de desconfianza, explican.
Pendiente de cerrar con Podemos
El Gobierno sostiene que en estos momentos la discusi¨®n se encuentra todav¨ªa en la fase de debate t¨¦cnico. Expertos consultados apuntan que tambi¨¦n cabe un impuesto sobre los beneficios extraordinarios, pero que esa figura resulta m¨¢s dif¨ªcil de justificar, en especial hablando de un sector que atraviesa una reestructuraci¨®n por el modelo de negocio, la crisis financiera, la pandemia, una d¨¦cada de tipos ultrabajos y la competencia fintech. Hace poco se ha reclamado a las entidades que mantengan estructuras f¨ªsicas abiertas para poder atender a los mayores, recuerdan fuentes financieras. Si bien esta posici¨®n contrasta con la rapidez con la que los bancos han recuperado sus dividendos despu¨¦s de la pandemia y c¨®mo se han beneficiado de los cr¨¦ditos ICO, avalados por el Estado y que garantizaron la solvencia de las entidades.
En cualquier caso, las conclusiones de los t¨¦cnicos sobre el impuesto se trasladar¨¢n luego a la negociaci¨®n con los socios de Podemos. Y ah¨ª todav¨ªa podr¨ªa haber alg¨²n cambio. Por ahora, seg¨²n explican varias fuentes, no hay intenci¨®n de negociar con la banca. Se hablar¨¢ con ella solo cuando ya est¨¦ perfilado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.