Modelo Menorca
En momentos de plena ocupaci¨®n tur¨ªstica muchos vuelven los ojos a la isla, sin¨®nimo de ocupaci¨®n razonable y explotaci¨®n sostenible, creciente protecci¨®n de las costas, planificaci¨®n urbana y compromiso ecol¨®gico
El turismo masivo salva este a?o la econom¨ªa. Pero el paradigma selectivo que ya ha incubado como su alternativa nos salvar¨¢ de aquel. Por eso, en estos momentos de plena ocupaci¨®n muchos vuelven los ojos al modelo Menorca, sin¨®nimo de ocupaci¨®n razonable y explotaci¨®n sostenible, creciente protecci¨®n de las costas, planificaci¨®n urbana, compromiso ecol¨®gico. Es un patr¨®n que utilizan distintos rincones de la Espa?a vaciada, pero tambi¨¦n de la ocupada, como el conjunto de las islas Baleares.
Pero ese modelo no ha nacido sin dolor. En el ocaso del franquismo, el plan provincial de 1973 prev¨¦ la completa, intensiva y desbordante urbanizaci¨®n del litoral, impulsada por una carretera orbital, en todo el per¨ªmetro de la isla, sobre el planillo del antiguo Cam¨ª de Cavalls, una antigua v¨ªa de seguridad frente a los piratas y con objetivos de defensa militar. Empiezan las movilizaciones populares para impedirlo, animadas por distintos grupos de oposici¨®n y especialmente el muy activo GOB-Menorca creado en 1977 por j¨®venes ornit¨®logos y otros naturalistas, que ahora cumple 45 a?os con 1.500 socios. Primero defienden el territorio, cent¨ªmetro a cent¨ªmetro y playa a playa. Logran que en 1993 la UNESCO declare la isla como Reserva de Biosfera.
Bajo ese paraguas, los resultados se multiplican con celeridad. En 1995 la Albufera des Grau (al noreste), que deb¨ªa albergar un puerto deportivo, campo de golf y urbanizaci¨®n, se proclame por decreto parque natural, a lo que se a?aden otras playas (Macarella, Trebal¨²ger, Turqueta, Binigaus...). En 2000 se logra la protecci¨®n por ley (y mejora) del viejo camino de caballos, para intercomunicar la isla, pero a pie y en bicicleta.
En 2003 el Plan Territorial Insular desclasifica cerca de 60.000 plazas tur¨ªsticas, impide nuevas ocupaciones del litoral y protege todo el suelo r¨²stico. En 2012 una ley auton¨®mica conservadora, siendo presidente Jos¨¦ Ram¨®n Bauz¨¢ revierte algunos logros y permite regularizar plazas hoteleras ilegales en primera l¨ªnea de mar. Ahora mismo, la ley de Reserva de la Biosfera en tramitaci¨®n propugna aumentar las competencias insulares en recursos h¨ªdricos, facilitar la limitaci¨®n de entrada de coches (como se hizo con ¨¦xito en Formentera en 2018) y reducir plazas en los hoteles m¨¢s voluminosos.
Y es que, pese a todo, la pugnacidad del turismo intensivo, incluso en los bordes de la legalidad, no se rinde. Menorca registra 80.000 habitantes: en agosto de 2019 acogi¨® a 200.000 personas, unas 30.000 m¨¢s que la suma de censados y el n¨²mero de plazas tur¨ªsticas disponibles.
¡°Nos calificaban de antiecon¨®micos y el tiempo ha acabado por darnos la raz¨®n¡±, reflexiona Miquel Camps, fundador del GOB y uno de sus principales ide¨®logos, que ha pactado programas y medidas con los dem¨¢s grupos y partidos progresistas. El movimiento no pretende arrasar el turismo, sino racionalizarlo con alternativas concretas, que en buena parte ya funcionan como hoteles de ciudad, agroturismos, accesibilidad controlada. Y, sobre todo, plasmando nuevos ¡°cultivos tur¨ªsticos¡± basados en la cultura (musical y popular), la naturaleza (circuitos), el arte (de los talaiots a las grandes mansiones de armadores decoradas con frescos, como Ca n¡¯Oliver, musealizada por la municipalidad de Ma¨®), la historia, la gastronom¨ªa.
Uno de los programas m¨¢s novedosos del grupo es el de Cust¨°dia Agr¨¤ria, que persigue una reconversi¨®n del cuasi monocultivo lechero a un aumento de la variedad, la calidad y la certificaci¨®n ecol¨®gica: ¡°Fomentamos la alianza entre ecologistas y payeses, 36 fincas forman ya parte de esta red, que ofrece asesoramiento, voluntad, promoci¨®n e incidencia institucional, sobre la base de que la conservaci¨®n ambiental constituye uno de sus principales valores a?adidos de sus productos¡±, explica su presidente, Carles Coll.
El modelo Menorca est¨¢ mutando ahora mismo. De ser contemplado con admiraci¨®n a servir como referencia pr¨¢ctica y concreta. En octubre cumplir¨¢ un a?o el Pacto por la Reactivaci¨®n de las Islas Baleares, aprobado por todos los partidos, fuerzas sociales y econ¨®micas de la comunidad (a excepci¨®n del PP y de Vox). ¡°Muchos de sus elementos han encontrado inspiraci¨®n en la experiencia menorquina, de la protecci¨®n y sostenibilidad ambiental a la diversificaci¨®n econ¨®mica, de la cohesi¨®n social al objetivo de recuperar competitividad en la actividad tur¨ªstica¡±, sintetiza el consejero de Fondos Europeos, Universidad y Cultura, el socialista Miquel Company.
Seguramente eso (y la particular arquitectura institucional isle?a, con un departamento auton¨®mico espec¨ªfico para los fondos comunitarios y una oficina de planificaci¨®n y coordinaci¨®n e inversiones estrat¨¦gicas, ambos creados en 2021) no es ajeno a la excelente posici¨®n comparativa balear en el mapa auton¨®mico: es l¨ªder absoluta en la ejecuci¨®n de fondos (seg¨²n el segundo informe del Gobierno central, de abril), en justificaci¨®n del Feder (95%), en justificar las inversiones React y con mayor n¨²mero de proyectos financiados con fondos comunitarios reconocidos como ¡°buena pr¨¢ctica¡± por el Ministerio de Hacienda.
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