Twitter contra Elon Musk, cuenta atr¨¢s para el pleito del siglo
A dos meses del juicio, el magnate y la red social exponen su estrategia en sus escritos ante el juzgado de Delaware
El pleito del siglo est¨¢ ya en marcha. Aunque las sesiones de la vista oral est¨¢n programadas para mediados de octubre, la demanda de Twitter contra Elon Musk suma ya cientos de folios en el juzgado mercantil de Delaware que dirimir¨¢ si el magnate est¨¢ obligado a comprar la red social por 44.000 millones de d¨®lares (unos 43.000 millones de euros), como hab¨ªa acordado. Tras completar la demanda inicial, Musk ha acusado a Twitter de enga?arle y la empresa le ha contestado con una mezcla de iron¨ªa y contundencia.
El hombre m¨¢s rico del mundo no lo debe ver del todo claro. Acaba de vender acciones del fabricante de autom¨®viles el¨¦ctricos Tesla por valor de 7.000 millones por si acaso se ve obligado a comprar la red social o a pagar una indemnizaci¨®n. En la reciente junta de accionistas de Tesla le preguntaron si se dedicar¨ªa m¨¢s a esa compa?¨ªa o a gestionar Twitter y brome¨®: ¡°Creo que a Tesla le seguir¨ªa yendo muy bien aunque me secuestraran los extraterrestres o me volviera a mi planeta de origen¡±, dijo, provocando risas y aplausos. ¡°Para ser franco, no tengo una respuesta f¨¢cil¡±, a?adi¨®.
El an¨¢lisis de los escritos presentados hasta ahora en el juzgado muestra c¨®mo Musk se lanz¨® a la operaci¨®n sin hacer los deberes habituales en estos casos y firm¨® un contrato que le dejaba pocas escapatorias. Los abogados de Twitter tienen por ahora una argumentaci¨®n con pocas fisuras y mejor pluma en sus escritos. Van ganando. Aun as¨ª, los letrados de Musk est¨¢n buscando recovecos legales y han puesto sobre la mesa toda clase de defensas. Y el magnate siempre es capaz de sacarse alg¨²n conejo de la chistera.
Un juicio r¨¢pido
Va a ser un juicio r¨¢pido. Kathaleen McCormick, de 42 a?os, es la encargada de resolver el caso. No habr¨¢ jurado. El pleito se dirime en un juzgado de equidad de Wilmington, en el Estado de Delaware, la capital empresarial de Estados Unidos. Hay m¨¢s empresas ¡ªal menos de gran tama?o¡ª domiciliadas en Delaware que en los otros 49 Estados juntos, como recuerda habitualmente Joe Biden, nacido en Scranton (Pensilvania), pero asentado all¨ª. Delaware ofrece una fiscalidad ventajosa y una regulaci¨®n flexible.
El Tribunal de la Canciller¨ªa de Delaware forma parte de ese ecosistema. Se cre¨® en 1792, poco despu¨¦s de la independencia de Estados Unidos, y en el ¨²ltimo siglo se ha convertido en ¨¢rbitro de las grandes disputas corporativas estadounidenses. Sus jueces est¨¢n especializados en asuntos mercantiles y las empresas los prefieren. Ha dirimido batallas empresariales de gran calibre, opas, fusiones y demandas de todo tipo, con casos como el de R. J. Reynolds y Nabisco, la fusi¨®n de Time Warner, la de HP y Compaq o el enfrentamiento entre LVMH y Tiffany, pero probablemente ninguno de ellos haya unido como este caso la trascendencia medi¨¢tica (el exc¨¦ntrico hombre m¨¢s rico del mundo contra la popular red social) y la econ¨®mica (44.000 millones de d¨®lares en juego).
McCormick ha programado las sesiones del juicio para la semana del 17 al 21 de octubre. Eso ha sido una primera derrota para Musk, que quer¨ªa dilatar el proceso y que el juicio fuese en febrero de 2023. La juez o canciller ha marcado un calendario acelerado de solicitud y entrega de documentos, citaciones, declaraciones, petici¨®n de expertos, listas de testigos y vista previa.
Las dos partes han empezado a moverse. Musk ha pedido que los bancos asesores de Twitter, JP Morgan Chase y Goldman Sachs, aporten toda la documentaci¨®n relativa a la operaci¨®n de que dispongan. Twitter ha solicitado citaciones para que declaren socios habituales, amigos y aliados de Musk, entre ellos el fundador y jefe de Oracle, Larry Ellison, que tambi¨¦n es consejero de Tesla; el cofundador de Paypal, Jason Calacanis, inversor de Uber y Robinhood y socio en la operaci¨®n, y David Sacks, cofundador de Paypal, que ha respondido de una forma no muy decorosa en las redes sociales.
Estrategias sobre la mesa
Mientras, los documentos registrados en el juzgado de Delaware dejan claro por d¨®nde ir¨¢n las estrategias de las partes antes del juicio. La demanda de Twitter empieza con fuerza: ¡°En abril de 2022, Elon Musk firm¨® un acuerdo de fusi¨®n vinculante con Twitter, prometiendo hacer todo lo posible para que el acuerdo se llevara a cabo. Ahora, menos de tres meses despu¨¦s, Musk se niega a cumplir sus obligaciones con Twitter y sus accionistas porque el acuerdo que firm¨® ya no sirve a sus intereses personales. Habiendo montado un espect¨¢culo p¨²blico para poner a Twitter en juego, y habiendo propuesto y luego firmado un acuerdo de fusi¨®n favorable al vendedor, Musk aparentemente cree que ¨¦l ¡ªa diferencia de cualquier otra parte sujeta a la ley de contratos de Delaware¡ª es libre de cambiar de opini¨®n, destrozar la empresa, interrumpir sus operaciones, destruir el valor de los accionistas y marcharse¡±.
Twitter recuerda que Musk present¨® su oferta como un ¡°lo tomas o lo dejas¡±, pero que no puso condiciones relativas a una revisi¨®n a fondo (due diligence) de la empresa ni a la financiaci¨®n. Y sostiene que ahora quiere incumplir el acuerdo porque ha ca¨ªdo la Bolsa. La red social se?ala que la estrategia de Musk es todo un ejemplo de ¡°hipocres¨ªa¡±. Tras decir que quer¨ªa comprarla para limpiarla de spam y de cuentas falsas, luego argument¨® que estas ¨²ltimas eran el problema que le imped¨ªa cerrar el acuerdo.
Tambi¨¦n le acusa de ¡°mala fe¡± porque el acuerdo de compra le permit¨ªa ir pidiendo algo de informaci¨®n antes del cierre, pero Musk la ha estado pidiendo no para cerrar la operaci¨®n, sino para tratar de romperla. ¡°Musk ha estado trabajando furiosamente, aunque infructuosamente, para tratar de demostrar que la empresa que prometi¨® comprar y no desprestigiar ha hecho tergiversaciones relevantes sobre su negocio a los reguladores e inversores¡±.
Tres motivos para romper
La demanda de Twitter revela que, en realidad, Musk aleg¨® tres motivos para romper el acuerdo. El primero, que Twitter habr¨ªa incumplido sus obligaciones de cooperar y facilitarle informaci¨®n para cerrar el acuerdo. El segundo, supuestas ¡°representaciones relevantemente inexactas¡± en el acuerdo de fusi¨®n que en teor¨ªa es ¡°razonablemente probable¡± que tengan un ¡°efecto relevante adverso¡± y con ello se refiere a que el volumen de cuentas de usuarios falsas es mayor al declarado. Y el tercero, el presunto incumplimiento del pacto de gestionar la empresa de forma ordinaria hasta el cierre de la operaci¨®n, por haber despedido a ciertos empleados, ralentizar la contrataci¨®n y no retener al personal clave. En su escrito, Twitter desmonta uno por uno esos supuestos motivos.
La demanda es un relato desde dentro de c¨®mo transcurrieron las negociaciones. Tras comprar m¨¢s del 9% del capital, Musk dijo al consejero delegado de Twitter, Parag Agrawal, que ten¨ªa en la cabeza tres opciones: entrar en el consejo de Twitter, comprar toda la compa?¨ªa o fundar un competidor. Twitter le ofreci¨® un puesto en el consejo y Musk lo acept¨® el 5 de abril, pero unos d¨ªas despu¨¦s, el 9 de abril, cambi¨® de idea y dijo que quer¨ªa comprar la compa?¨ªa. Present¨® su oferta. Inicialmente dijo que estaba sujeta a condiciones sobre la financiaci¨®n y a una revisi¨®n a fondo (due diligence), pero luego retir¨® esas condiciones. Sus abogados presentaron un borrador de acuerdo favorable al vendedor para cerrar un pacto lo antes posible. Los abogados de Twitter a¨²n lograron algunas concesiones m¨¢s, en particular el derecho a contratar o despedir empleados hasta el cierre de la operaci¨®n sin tener que lograr el consentimiento de Musk
En el acuerdo, Musk aseguraba que hab¨ªa ¡°llevado a cabo a su satisfacci¨®n, su propia investigaci¨®n, revisi¨®n y an¨¢lisis independiente de los negocios, resultados de las operaciones, perspectivas, condici¨®n (financiera o de otro tipo) o activos¡± de Twitter. La red social se compromet¨ªa a facilitar a Musk informaci¨®n sobre la compa?¨ªa que facilitase el cierre de la operaci¨®n. El magnate promet¨ªa no atacar a la empresa ni sus directivos en sus tuits.
Twitter recuerda c¨®mo la Bolsa cay¨®, arrastrando a otras empresas del sector y castigando tambi¨¦n duramente a Tesla. La red argumenta que el multimillonario decidi¨® echarse atr¨¢s al darse cuenta de que hab¨ªa ofrecido un precio, 54,20 d¨®lares, demasiado alto. ¡°Musk quer¨ªa un escape. Pero el acuerdo de fusi¨®n le dejaba poco margen. Sin ninguna condici¨®n de financiaci¨®n o diligencia, el acuerdo no daba a Musk ninguna salida si no se produc¨ªa un efecto relevante adverso de la empresa o un incumplimiento del pacto relevante por parte de Twitter. Musk tuvo que tratar de conjurar uno de ellos¡±, afirma Twitter.
Falsos usuarios
La demanda describe c¨®mo Musk dec¨ªa que quer¨ªa comprar Twitter para purgar sus falsos usuarios y que habr¨ªa que hacerlo sin que la compa?¨ªa cotizase porque har¨ªa ¡°que los n¨²meros parezcan terribles¡±. Tambi¨¦n subraya que en el acuerdo ni siquiera se menciona a las cuentas falsas, que Musk hizo su oferta sin pedir informaci¨®n sobre las mismas y que renunci¨® a una revisi¨®n previa de la compa?¨ªa.
Sin embargo, en las primeras reuniones para pedir informaci¨®n, Musk se interes¨® por el modo en que Twitter contabilizaba sus usuarios y, en particular, los usuarios activos diarios monetizables (mDAU), una medida a la que la red da importancia porque son quienes pueden ver publicidad o, eventualmente, podr¨ªan ser futuros suscriptores. A Musk no le convencieron las explicaciones y el 13 de mayo, sin previo aviso a la compa?¨ªa, tuite¨® que el acuerdo quedaba ¡°temporalmente en espera¡± hasta saber c¨®mo calculaba la red social que ten¨ªa menos de un 5% de cuenta falsas en ese par¨¢metro. Dos horas despu¨¦s, tras hablar con los directivos de Twitter, tuite¨® que segu¨ªa ¡°comprometido¡± con el acuerdo.
Still committed to acquisition
— Elon Musk (@elonmusk) May 13, 2022
El compromiso dur¨® poco. El 17 de mayo volvi¨® a la carga y a las argumentaciones t¨¦cnicas did¨¢cticas y detalladas del jefe de Twitter, contest¨® con el emoticono de la caca sonriente, un mensaje para la historia.
?
— Elon Musk (@elonmusk) May 16, 2022
Twitter sostiene que no par¨® de dar informaci¨®n a Musk, que le abri¨® la manguera de su actividad en bruto, 49 tebibytes de datos, pero no fue suficiente para el magnate que se instal¨®, seg¨²n la demanda, ¡°en una realidad alternativa¡±, seg¨²n la cual la empresa no le daba ninguna informaci¨®n. Los abogados llegaron a pedir los correos electr¨®nicos, mensajes de texto y otras comunicaciones internas sobre esos temas. Twitter sospechaba que lo que buscaba Musk era un pretexto para romper el acuerdo y no accedi¨® a algunas de esas peticiones.
En una reuni¨®n el 30 de junio, asegura Twitter, Musk reconoci¨® que ni siquiera hab¨ªa le¨ªdo el informe que le entregaron en mayo sobre el proceso de muestreo para estimar el porcentaje de cuentas falsas y tampoco accedi¨® a reunirse para recibir esas explicaciones detalladas.
En cuanto a los despidos, Twitter recuerda que se reserv¨® ese derecho y adem¨¢s subraya que Musk insist¨ªa en que hab¨ªa que ser m¨¢s agresivo en el recorte de costes y plantilla. Con respecto a las salidas de empleados, la red social argumenta no solo que los empleados tienen derecho a irse sin que se les pueda impedir, sino que adem¨¢s Musk se neg¨® a autorizar los planes de retenci¨®n.
La respuesta de Musk
El escrito de contrademanda argumenta que Musk renunci¨® a comprobaciones previas gui¨¢ndose por el principio de ¡°comprueba, pero verifica¡±. Y que cuando fue a verificar, lleg¨® a la conclusi¨®n de que Twitter hab¨ªa estado enga?ando al mercado durante a?os y registrando informaci¨®n falsa en la Comisi¨®n de Valores y Bolsa de Estados Unidos (la SEC). ¡°Las numerosas tergiversaciones u omisiones relevantes que distorsionan el valor de Twitter¡±, sostiene, hicieron que acordara ¡°adquirir la empresa a un precio inflado¡±.
Asegura que ¡°Twitter estaba contando mal el n¨²mero de cuentas falsas y de spam en su plataforma, como parte de su esquema para enga?ar a los inversores sobre las perspectivas de la empresa, centr¨¢ndose en sus supuestos cientos de millones de mDAU¡±. Adem¨¢s, luego dice que la cifra de usuarios diarios activos monetizables no es tan importante como Twitter la pinta. Y que llamarles monetizables es confuso porque incluye a muchos muy poco activos.
Los abogados hacen una proclamaci¨®n de principios poco relevante jur¨ªdicamente. Dicen que ¡°Musk es un ¨¢vido usuario de Twitter que cree en la libertad de expresi¨®n y el debate abierto y aprecia el papel de Twitter como plaza p¨²blica del mundo¡±, pero rechaza la ¡°agresiva moderaci¨®n de contenidos y suspensi¨®n de cuentas que propagan desinformaci¨®n¡± porque el ¡°remedio es peor que la enfermedad¡±.
¡°Musk cre¨ªa que pod¨ªa matar dos p¨¢jaros de un tiro¡±: eliminar el problema de las cuentas falsas, haciendo m¨¢s amigable la red y ¡°atraer a los m¨¢s de 220 millones de mDAU que Twitter representaba como usuarios reales y monetizables, para crear un mayor compromiso e ingresos por suscripci¨®n¡±.
La contrademanda incurre en algunas contradicciones. Asegura que ¡°Twitter cerr¨® las puertas a la informaci¨®n en un intento desesperado por evitar que Musk y sus socios descubrieran su fraude¡±. Pero a la vez se basa en la informaci¨®n y los datos facilitados por la red social para concluir que como m¨ªnimo un 10% de esos usuarios diarios monetizales son falsos. El escrito tambi¨¦n desliza otras cr¨ªticas a la gesti¨®n de la empresa y su modelo de negocio.
¡°Cuando un largo mercado alcista estaba llegando a su fin y la marea estaba bajando, Twitter sab¨ªa que proporcionar a Musk y sus socios la informaci¨®n que estaban solicitando revelar¨ªa que Twitter hab¨ªa estado nadando desnudo¡±, sostiene. El magnate justifica no haber solicitado una revisi¨®n previa, una due diligence, porque en ¡°esos procesos pueden ser costosos e ineficientes¡±. Pero que tiene derecho a romper el acuerdo si Twitter ha estado enga?ando al mercado.
Una y otra vez vuelve a la cifra de los mDAU y sostiene que esa fue la que sirvi¨® a Morgan Stanley para sostener su valoraci¨®n de 54,20 d¨®lares por acci¨®n, aunque la terminaci¨®n 420 siempre ha tenido alg¨²n significado especial para Musk. Pero que si hubiera sabido que la cifra de mDAU no era tan relevante, su valoraci¨®n habr¨ªa sido mucho menor.
Otra tesis de Musk es que Twitter se dio mucha prisa en cerrar el acuerdo porque el mercado estaba a punto de descubrir su fraude y sus ejecutivos habr¨ªan tenido que responder a preguntas inc¨®modas al presentar los resultados del segundo trimestre, en el que al final no hubo conferencia con analistas por el acuerdo de fusi¨®n. Lo cierto es que el que marc¨® los tiempos parece claramente haber sido Musk.
Musk y sus socios dec¨ªan que cre¨ªan que esa estimaci¨®n de menos de un 5% de mDAU falsos se calculaba ¡°bas¨¢ndose en la automatizaci¨®n, la inteligencia artificial y el aprendizaje autom¨¢tico¡± y luego supo (y desvel¨®, salt¨¢ndose el acuerdo) que se calculaba con 9.000 comprobaciones humanas trimestrales (100 diarias). Eso, sin embargo, es al margen de los procesos automatizados que permiten eliminar millones de cuentas cada semana, cosa que el fundador de Tesla no se?ala.
La contrademanda sostiene que la red social levant¨® frente a Musk ¡°un muro de piedra¡± para no desvelar su metodolog¨ªa, que entr¨® ¡°en un interminable juego del gato y el rat¨®n, con Twitter ocultando la verdad a cada paso¡± y que ¡°repet¨ªa como un loro el mantra de que su proceso era robusto¡± sin aclararlo.
Una indemnizaci¨®n
Un poco a la desesperada, los abogados de Musk tambi¨¦n sostienen que impugnar una decisi¨®n del Gobierno indio en relaci¨®n con sus contenidos (como hizo Twitter en torno al 6 de julio) supone desviarse del curso habitual de los negocios de forma extraordinaria y que eso le faculta para romper el acuerdo. Es un argumento nuevo, que ni siquiera hab¨ªan mencionado en la carta en que se comunic¨® la ruptura. Aunque Musk y sus socios apoyan la libertad de expresi¨®n, creen que Twitter debe seguir las leyes de los pa¨ªses en los que opera. Tambi¨¦n asegura que no haberle pedido permiso para dejar irse a empleados quebranta el acuerdo.
En definitiva, Musk acusa a Twitter de fraude, de violaci¨®n de la legislaci¨®n de valores y de ruptura de contrato. Pide no solo que se rescinda el acuerdo de fusi¨®n sino que adem¨¢s solicita ¡°una indemnizaci¨®n por da?os y perjuicios por un importe que deber¨¢ fijarse en el juicio¡±.
Entre sus defensas, afirma que como tal, Twitter no ha sufrido p¨¦rdidas y no tiene derecho ¡°a recuperar las p¨¦rdidas sufridas por terceros, incluidos, entre otros, sus accionistas¡±. Y reitera que ¡°el acuerdo de fusi¨®n fue inducido fraudulentamente¡±
Respuesta ir¨®nica
Eso da pie a la r¨¦plia de Twitter, el tercer y ¨²ltimo documento de la serie registrado por ahora: ¡°Seg¨²n Musk, ¨¦l ¡ªel multimillonario fundador de m¨²ltiples empresas, asesorado por banqueros y abogados de Wall Street¡ª fue enga?ado por Twitter para que firmara un acuerdo de fusi¨®n de 44.000 millones de d¨®lares. Esa historia es tan inveros¨ªmil y contraria a los hechos como parece¡±, se?alan los abogados ir¨®nicamente.
Seg¨²n ellos, las afirmaciones de la contrademanda ¡°son inexactas en cuanto a los hechos, legalmente insuficientes y comercialmente irrelevantes¡±. ¡°El acuerdo de fusi¨®n no contiene ni una sola referencia a las cuentas falsas o de spam¡±, subraya Twitter. Y dice que Musk esgrime de forma selectiva los datos confidenciales que le ha dado Twitter para alegar un incumplimiento. ¡°Sin embargo, afirma simult¨¢nea e incoherentemente que Twitter incumpli¨® el acuerdo de fusi¨®n al bloquear sus solicitudes de informaci¨®n¡±, apuntilla.
La red social explica que cuando Musk habla de un 10% de cuentas falsas ¡°no est¨¢ midiendo lo mismo que Twitter y ni siquiera est¨¢ utilizando los mismos datos¡±. Y deja al magnate en evidencia al se?alar que la herramienta web gen¨¦rica usada por ¨¦l se?ala a su propia cuenta como un probable bot. Musk tiene m¨¢s de 100 millones de seguidores, una de las m¨¢s seguidas en Twitter, y ha tuiteado m¨¢s de 18.000 veces.
¡°Las estimaciones preliminares de expertos de Musk no son m¨¢s que el resultado de computar los datos err¨®neos con una herramienta web gen¨¦rica¡±, dice la red social. Tambi¨¦n sostiene que atacar su estimaci¨®n bas¨¢ndose solo ¡°en el tama?o de la muestra en relaci¨®n con el tama?o de la poblaci¨®n es un error estad¨ªstico elemental¡±.
¡°Musk y sus socios han pasado meses tratando de inventar un problema de divulgaci¨®n de spam y no han encontrado nada. Sus quejas sobre la m¨¦trica mDAU ni siquiera figuraban entre los motivos de la rescisi¨®n: son una posici¨®n reci¨¦n inventada¡±, se?ala tambi¨¦n. Twitter subraya asimismo que su disputa legal con el Gobierno indio no es nada nuevo ni excepcional y que tampoco se esgrimi¨® para romper la fusi¨®n en su momento. Tambi¨¦n refuta que, como dec¨ªa Musk, sea su tercer mercado.
A¨²n caben sorpresas, pero as¨ª las cosas, Musk no lo tiene f¨¢cil. La juez McCormick es conocida por tratar de hacer cumplir las operaciones pactadas. Al magnate le queda la improbable posibilidad de movilizar a accionistas para votar contra la fusi¨®n en la junta de Twitter. O la opci¨®n de intentar negociar un acuerdo extrajudicial con una indemnizaci¨®n a la empresa. Si no, se lo jugar¨¢ en el juicio.
Para Musk, la segunda quincena de octubre pinta dura. A la semana siguiente al juicio de Twitter, ante el mismo tribunal de Wilmington, afronta una demanda de un accionista de Tesla que pretende anular el paquete retributivo r¨¦cord de 56.000 millones de d¨®lares en acciones que recibi¨® el fundador de la empresa. El accionista alega despilfarro y enriquecimiento injusto.
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