Contra los chamanes fiscales
Espa?a no tiene margen para las rebajas de impuestos, mucho menos si son generalizadas
¡°Los impuestos son el precio de la civilizaci¨®n¡±, dicen los cl¨¢sicos. Y la civilizaci¨®n espa?ola, en t¨¦rminos estrictamente de impuestos, deja mucho que desear: la presi¨®n fiscal espa?ola est¨¢ seis puntos por debajo de la media europea, el sistema es ineficiente, poco progresivo (el 20% m¨¢s pobre recibe solo el 12% de las transferencias del sector p¨²blico) y, en fin, redistribuye mal. Pero lo peor no es eso: lo peor es que el debate fiscal espa?ol es una calamidad. El PSOE ha contribuido a la pobreza de ese debate (¡°bajar los impuestos es de izquierdas¡±, dijo en su d¨ªa Zapatero), pero el PP se ha esforzado en reclamar bajadas generalizadas de impuestos cuando la econom¨ªa crec¨ªa al 3%, cuando estaba estancada y cuando est¨¢ en ca¨ªda libre; parad¨®jicamente, fue Mariano Rajoy quien aprob¨® la mayor subida fiscal de la democracia en 2012, despu¨¦s de ganar las elecciones con un programa en el que cascabeleaba ese sintagma de las ¡°bajadas generalizadas de impuestos¡± en medio de una crisis oce¨¢nica.
Hace unos d¨ªas, el supuestamente moderado Juan Manuel Moreno Bonilla dio el pistoletazo de salida de la pen¨²ltima carrera fiscal a la baja en las comunidades aut¨®nomas. Los barones socialistas no tardaron en entrar al trapo, dinamitando as¨ª el relato del Gobierno, que lleva meses tras una reforma fiscal en la que nadie hab¨ªa sido capaz de ponerle el cascabel al gato. Tras el acuerdo con Unidas Podemos, la ministra Mar¨ªa Jes¨²s Montero ha intentado este jueves recuperar la iniciativa y rearmar la narrativa del Ejecutivo, muy maltratada tras los anuncios en las autonom¨ªas, incluidas las socialistas, de rebajas fiscales.
El Gobierno intenta cuadrar el c¨ªrculo y aplica bajadas selectivas a las rentas medias y bajas (b¨¢sicamente en el IRPF) y a las peque?as empresas y los aut¨®nomos; pero el paquete en su conjunto supone una subida de impuestos de algo m¨¢s de 3.000 millones. ?A qui¨¦n? A los grandes patrimonios de m¨¢s de tres millones de euros, con una tasa temporal de solidaridad; y a las grandes empresas, eliminando la mitad de los agujeros de ese queso gruy¨¨re que es la tributaci¨®n de Sociedades. Junto con las nuevas figuras impositivas a la banca y las el¨¦ctricas, Montero, en fin, trata de recuperar la iniciativa y de acabar con el guirigay que han provocado las bajadas fiscales en cascada anunciadas por las comunidades que, alehop, no suponen en ning¨²n caso menos servicios p¨²blicos.
Montero ¡ªflanqueada por Nacho ?lvarez, de Unidas Podemos, una de las mejores cabezas econ¨®micas del Ejecutivo¡ª ha dejado un rej¨®n final en su intervenci¨®n para los ¡°chamanes fiscales¡±, que siguen sacando a pasear la servilleta de Laffer para tratar de hacer creer a los despistados que bajar los impuestos provoca un incremento de recaudaci¨®n y, por tanto, no hay que recortar ning¨²n servicio p¨²blico. No hay comidas gratis, dice un viejo adagio de los economistas, pero eso no cuenta en un debate tan empachado de ideolog¨ªa como este. ¡°Se puede bajar impuestos y aumentar la recaudaci¨®n porque si hay crecimiento econ¨®mico y generaci¨®n de empleo, se pagan los impuestos y desaparece una parte importante de la econom¨ªa sumergida; la actividad econ¨®mica crece¡±, dijo Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, cham¨¢n de todos los chamanes citados por Montero, hace solo una semana en FAES. El FMI, la OCDE, las instituciones econ¨®micas internacionales y la profesi¨®n econ¨®mica en su conjunto han desacreditado con una mir¨ªada de trabajos acad¨¦micos esa aproximaci¨®n aznarista, que aun as¨ª aparece una y otra vez en el ideario econ¨®mico ¡ªy en los programas electorales¡ª del Partido Popular. M¨¢s curioso es que encuentre cabida tambi¨¦n en alg¨²n que otro bar¨®n socialista. A unos meses del inicio del ciclo electoral, m¨¢s que una curiosidad, esa postura parece por lo menos sospechosa.
Frente a los vendedores de ung¨¹entos de serpiente y de crecepelo del Lejano Oeste impositivo, tres datos. Uno: la deuda p¨²blica espa?ola est¨¢ en torno al 120% del PIB. Dos: el d¨¦ficit estructural (el agujero fiscal que se produce a?o tras a?o independientemente de que la econom¨ªa crezca o se contraiga) se sit¨²a en el 4% del PIB. Y tres: Espa?a no es un infierno fiscal; est¨¢ muy por debajo de la media europea en presi¨®n fiscal. Con esos n¨²meros, m¨¢s propios de un pa¨ªs del Este reci¨¦n incorporado a la UE que de la cuarta econom¨ªa del euro, Espa?a no puede permitirse bajar impuestos, y tampoco puede permitirse aspirar a un nivel de servicios p¨²blicos como el de los pa¨ªses del Norte. En alg¨²n momento los partidos centrales del arco pol¨ªtico, incluido el principal partido de la oposici¨®n, e incluidos los barones del principal partido en el Gobierno, deber¨ªan admitir que el emperador est¨¢ desnudo; por alguna raz¨®n ese momento a¨²n no ha llegado. En pol¨ªtica, los resultados de cualquier debate dependen de c¨®mo se discute. Y en cuesti¨®n de impuestos, y de aquello del precio de la civilizaci¨®n, los espa?oles discutimos mal. Pero que muy mal.
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