La gran paradoja de los espa?oles ante la econom¨ªa: pesimistas en lo colectivo, optimistas en lo individual
Los soci¨®logos y los psic¨®logos creen que siempre somos m¨¢s severos en los juicios colectivos que en los individuales. El fen¨®meno tambi¨¦n se da en otros pa¨ªses
Las ma?anas empiezan a ser m¨¢s oscuras para la mayor¨ªa de los espa?oles. La pandemia, la guerra y los coletazos de la inflaci¨®n han llenado el horizonte de nubes. As¨ª lo sienten los ciudadanos. Est¨¢n fatigados, tras muchos meses de dudas sobre la econom¨ªa, aunque la realidad no sea tan l¨²gubre. Solo un 16,7% de los espa?oles cree que la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs es ¡°buena¡±. Y son a¨²n menos los que la catalogan como muy buena, un 0,3%, tres de cada 1.000 personas, seg¨²n ...
Las ma?anas empiezan a ser m¨¢s oscuras para la mayor¨ªa de los espa?oles. La pandemia, la guerra y los coletazos de la inflaci¨®n han llenado el horizonte de nubes. As¨ª lo sienten los ciudadanos. Est¨¢n fatigados, tras muchos meses de dudas sobre la econom¨ªa, aunque la realidad no sea tan l¨²gubre. Solo un 16,7% de los espa?oles cree que la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs es ¡°buena¡±. Y son a¨²n menos los que la catalogan como muy buena, un 0,3%, tres de cada 1.000 personas, seg¨²n el bar¨®metro de octubre del Centros de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS). En resumen, pesimismo generalizado.
Sin embargo, las respuestas son muy diferentes si la pregunta indaga en las circunstancias econ¨®micas particulares en vez de en las generales: un 59,9% dice que su situaci¨®n es ¡°buena¡± y un 3%, ¡°muy buena¡±. Optimismo contagioso. Las diferencias son a¨²n m¨¢s apreciables al darle la vuelta a la pregunta: un 73,2% cree que la situaci¨®n de Espa?a es mala o muy mala y solo un 25,3% elabora el mismo juicio para s¨ª mismo.
Este desfase entre la negatividad que envuelve el an¨¢lisis nacional y el optimismo en torno a las cuentas personales no es nuevo. El CIS hace estas dos preguntas sobre la percepci¨®n de la econom¨ªa desde 2010, y desde entonces se revelan diferencias parecidas, independientemente de la situaci¨®n econ¨®mica del momento. En 2013, en m¨¢ximos de desempleo, un 29,1% cre¨ªa que su situaci¨®n era mala o muy mala, un tercio de los que opinaban lo mismo sobre el estado econ¨®mico del pa¨ªs (88,4%). En 2019, antes de la pandemia y con las perspectivas econ¨®micas en positivo, el desfase era parecido: un 16,7% hablaba mal de su situaci¨®n econ¨®mica y un 50% de la de Espa?a.
El fen¨®meno se repite en otros pa¨ªses. Seg¨²n el Eurobar¨®metro de este verano, el 70% de los europeos cree que su econom¨ªa va bien y solo uno de cada tres (el 34%) dice lo mismo sobre la de su pa¨ªs. En todos los Estados miembros hay m¨¢s ciudadanos que hablan mal de la econom¨ªa nacional que de la propia: en Francia, solo un 22% cree que la econom¨ªa del pa¨ªs va bien, mientras que el 68% habla positivamente de su situaci¨®n; en Portugal, solo un 20% valora en positivo la econom¨ªa nacional frente al 58% que dice lo mismo sobre sus cuentas; y en Grecia un irrisorio 8% analiza con buenas palabras la econom¨ªa del pa¨ªs, ante el 48% que juzga positivamente su coyuntura personal.
Es evidente que el estado real de la econom¨ªa juega un papel decisivo en estos porcentajes: cuanto peor est¨¢n las cifras macroecon¨®micas, m¨¢s aumentan los que hablan negativamente de las cuentas propias y de las nacionales. Acabamos de recuperarnos del golpe aterrador de la pandemia y hay nuevos elementos de incertidumbre, como la inflaci¨®n provocada por la invasi¨®n de Ucrania (el alza de los precios es la principal preocupaci¨®n de los espa?oles, seg¨²n el bar¨®metro de 40dB para EL PA?S y Cadena SER) o la subida de los tipos de inter¨¦s.
A la vez, hay datos esperanzadores muy rese?ables: hay m¨¢s de 20 millones de afiliados en la Seguridad Social, cerca del m¨¢ximo hist¨®rico, y las previsiones de crecimiento del PIB, aunque se han contra¨ªdo en los ¨²ltimos meses, siguen siendo positivas. Las empresas contin¨²an contratando y el consumo sigue tirando de la actividad. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ del an¨¢lisis centrado en los datos, el desfase entre la esperanza individual y el pesar grupal y que el escenario se repita en otros pa¨ªses apunta a otras explicaciones, ya que se mantiene (con peque?as variaciones) independientemente del ciclo econ¨®mico.
El optimismo hacia lo propio y el pesimismo hacia lo colectivo es ¡°una tendencia establecida en la sociedad moderna¡±, indica Antonio Lucas, profesor del departamento de Psicolog¨ªa y Sociolog¨ªa de la Universidad de Zaragoza. Hace 24 a?os que lleg¨® a conclusiones parecidas en su estudio Optimismo privado y pesimismo p¨²blico: un estudio experimental, ¡°y las fuentes de aquel trabajo eran de otros 20 o 30 a?os antes¡±. ¡°Lo que no har¨¢n las personas es sentirse mal en p¨²blico, insistir en lo mal que les va todo. No va con los patrones b¨¢sicos de hoy en d¨ªa¡±, explica.
En redes sociales se observa una tendencia creciente a verbalizar los problemas propios, pero esta actitud no parece predominante en la sociedad si atendemos a los datos del CIS. ¡°Si te preguntan c¨®mo te va, sean cuales sean las circunstancias, decimos que bien. En nuestra cultura el pesimismo resta. No es como hace 200 a?os cuando una sensibilidad catastrofista como la de Lord Byron o Mariano Jos¨¦ de Larra se ve¨ªa necesaria¡±. As¨ª respondemos a lo que el capitalismo ¡°requiere¡± al individuo: ¡°No fracasar¡±. ¡°Es pura ¨¦tica protestante, puro Adam Smith. T¨² preoc¨²pate de lo tuyo y as¨ª todo va a ir bien. Si las cosas van mal en general, no va a ser por ti¡±, abunda.
Adri¨¢n Naval¨®n, coordinador del grupo de trabajo de Psicolog¨ªa y Econom¨ªa del Colegio Oficial de la Psicolog¨ªa de Madrid, asegura que en las encuestas muy a menudo contestamos lo que creemos que da una mejor imagen sobre nosotros. ¡°Reconocer una mala situaci¨®n econ¨®mica personal provoca un estigma, una bajada de autoestima. Si nos preguntan por la situaci¨®n general podemos asociarla a elementos externos, pero para la nuestra estamos educados en culpabilizarnos, as¨ª que cuesta reconocer los problemas en p¨²blico. Aunque, muy posiblemente, esas complicaciones no sean nuestra culpa. Esto se ve much¨ªsimo en colectivos desfavorecidos, que se ven excesivamente responsables por su situaci¨®n¡±.
Sesgo optimista
En su libro El sesgo optimista, la psic¨®loga Tali Sharot explica que el optimismo en torno a las circunstancias personales y el pesimismo respecto a las colectivas es una constante. ¡°El optimismo privado es com¨²n y suele estar acompa?ado de la p¨¦rdida de esperanza p¨²blica. Frecuentemente, las personas esperamos que nos vaya bien en el futuro cercano pese a la certeza de que al resto del pa¨ªs le va a ir peor¡±. Pone como ejemplo que antes del colapso financiero del 2008 los brit¨¢nicos eran optimistas respecto a sus circunstancias econ¨®micas personales, a pesar de que reconoc¨ªan que la situaci¨®n se iba a pique. Un 93% se sent¨ªa esperanzado por al futuro de su propia familia, pero solo un 17% se sent¨ªa as¨ª respecto al resto de de familias. Este fen¨®meno se hace m¨¢s evidente cuanto m¨¢s reducimos las distancias: por lo general creemos que le ir¨¢ mejor a nuestra ciudad que a nuestro pa¨ªs y a nuestro pa¨ªs que al mundo, seg¨²n indica un estudio del economista de la Universidad de Oxford Max Roser.
Este ¡°sesgo optimista¡±, t¨¦rmino acu?ado por el psic¨®logo Neil Weinstein en 1980, tiene una funci¨®n social. ¡°Es un mecanismo de protecci¨®n para sentir que tenemos el control de nuestra vida. Una visi¨®n fatalista nos pone las cosas m¨¢s dif¨ªciles. Esto se ve claramente en escenarios de desigualdad econ¨®mica, donde las personas intentamos mostrarnos en unas circunstancias mejores de las que realmente tenemos¡±, opina Eva Moreno-Bella, investigadora en el departamento de Psicolog¨ªa Social de la Universidad de Granada y autora de la tesis Desigualdad econ¨®mica y percepci¨®n social: examinando el contenido ag¨¦ntico y comunal. ¡°Hay una diferencia clara entre la percepci¨®n de clase subjetiva (lo que pensamos de nosotros mismos) y la objetiva (la que nos corresponde atendiendo a los datos). Las personas tendemos a percibirnos en un escal¨®n mejor del que solemos ocupar realmente¡±, a?ade Moreno-Bella.
Los humanos nos tenemos en buena estima por naturaleza. Un estudio elaborado a partir de 81 entrevistas a estudiantes estadounidenses desvel¨® que el 93% pensaba que sus habilidades para conducir estaban por encima de la media. Otro en la misma l¨ªnea se?al¨® que el 94% de los profesores encuestados se consideraba m¨¢s preparado que el resto de sus compa?eros. Y encontramos ejemplos parecidos en estudios con muestras m¨¢s representativas: un 52% de encuestados por el CSIC (en un an¨¢lisis de comportamiento durante la pandemia) dijo que respet¨® entre un 80% y un 100% de las restricciones impuestas en la Navidad de 2020; sin embargo, solo un 3,3% consider¨® que hab¨ªa entre un 80% y un 100% de la poblaci¨®n que hab¨ªa acatado esas normas.
Naval¨®n cree que los sesgos influyen ¡°decisivamente¡± tanto en las respuestas sobre la econom¨ªa propia como en la nacional. ¡°Las encuestas son disparadores de sesgos¡±, dice. ¡°Sin embargo¡±, contin¨²a, ¡°creo que tienen una mayor incidencia en la visi¨®n colectiva que en la individual. Cada uno sabe m¨¢s o menos c¨®mo est¨¢ su econom¨ªa, aunque no termine de contextualizarlo bien. Analizar el momento econ¨®mico de un pa¨ªs es mucho m¨¢s complejo. Si el medio de comunicaci¨®n que sigo insiste en que todo est¨¢ fatal, es f¨¢cil que me quede en esa conclusi¨®n sin atender a m¨¢s variables¡±. Moreno-Bella enlaza la misma idea con la pol¨ªtica: ¡°Si el partido con el que simpatizo hace una diagn¨®stico positivo o negativo de la situaci¨®n, es normal que yo tenga una visi¨®n parecida¡±.
Este supuesto se confirma en otro vistazo al bar¨®metro del CIS de octubre. Un 31,1% de los votantes del PSOE en 2019 y un 36,2% de los que apoyaron a Unidas Podemos creen que la situaci¨®n econ¨®mica actual es buena, diagn¨®stico con el que solo coinciden el 4,5% de los votantes del PP y el 2,6% de Vox. Sin embargo, en octubre de 2017, cuando todav¨ªa gobernaba Mariano Rajoy, era justo el contrario: un 15,4% de los votantes del PP y un 10,9% de los de Ciudadanos hac¨ªan un diagn¨®stico bueno de la situaci¨®n, mientras que en el PSOE solo eran positivos el 6,1% y en Unidas Podemos, el 2,8% [entonces el encuestador le¨ªa la opci¨®n ¡°regular¡± y ahora no, motivo por el que bajan tanto los porcentajes en positivo]. Por sexos, las mujeres son ligeramente m¨¢s pesimistas que los hombres respecto a la situaci¨®n econ¨®mica nacional, mientras que por edad los m¨¢s positivos son los mayores de 65 a?os y los m¨¢s negativos, los de 18 a 24.
El pesimismo ante lo colectivo y la esperanza en lo individual son ¡°fen¨®menos comunes en el capitalismo moderno¡±, a?ade Lucas. ¡°En los momentos de grandes cambios hist¨®ricos, como en la Revoluci¨®n Francesa, el planteamiento es totalmente diferente. La gente est¨¢ persuadida de que el colectivo va a conseguir un objetivo loable, hay un compromiso comunitario. Ah¨ª, los individuos tienen un enfoque de optimismo social muy potente. Eso es lo que provoca los cambios sociales. En el escenario actual puede haber movilidad social, pero no grandes cambios estructurales. Puede haber reformismo, pero no revoluci¨®n¡±, finaliza el profesor de la Universidad de Zaragoza.