Ocho vidas a peor por el subid¨®n de los precios: ¡°Ya no como fruta¡±; ¡°no puedo comprar un jarabe¡±; ¡°estamos a base de pasta y arroz¡±
Varias personas explican a qu¨¦ bienes y actividades de primera necesidad se han visto obligados a renunciar por la inflaci¨®n
Un d¨ªa cualquiera, una persona cualquiera pide un caf¨¦ en el bar de su calle y le cuesta un 13,7% m¨¢s que el a?o pasado. Llena el dep¨®sito de di¨¦sel para llegar al trabajo y le cobran un 26,4% m¨¢s que en 2021. Hace la compra al final de la jornada y le piden un 15% m¨¢s por la carne picada, un 22% por una docena de huevos y un 30% por un paquete de espaguetis. Entonces piensa en que su empresa le paga solo un 1,1% m¨¢s la hora que el a?o pasado.
El escenario obliga a muchos espa?oles a renuncias para llegar a final de mes. Para algunos, esas restricciones se limitan al ocio o a moderar el consumo. Para otros, alcanzar el d¨ªa 31 con dinero en la cuenta implica empeorar la dieta, pedir ayuda a familiares o renunciar al lujo m¨¢s barato imaginable. Estos ocho testimonios son de personas en esa situaci¨®n; algunas en desempleo o jubilaci¨®n y otras con trabajo, pero cuyos salarios est¨¢n por debajo de la media. No son suficiente para aplacar la inflaci¨®n.
Cristina Torres, 500 euros para seis personas
Ya no compra aceite. ¡°Mi marido lo trae de Marruecos¡±
¡°Estoy muy agobiada¡±, explica Cristina (37 a?os) nada m¨¢s empezar a explicar c¨®mo se siente. Tiene cuatro hijos y sus ¨²nicos ingresos fijos proceden del empleo a jornada parcial que acaba de conseguir en una cadena de comida r¨¢pida. ¡°Mi marido es temporero, as¨ª que nunca sabe cu¨¢ndo va a tener trabajo¡±. Esa incertidumbre es ¡°mal¨ªsima¡±, tanto que se ha visto obligada a pedir ayuda a entidades sociales. ¡°He dejado de comprar cosas que me encantaban, como el chocolate. Tampoco compro aceite. Los padres de mi marido tienen olivos en Marruecos y cuando va trae much¨ªsimo para que ahorremos¡±. Recientemente, recibi¨® un ¡°salvavidas¡±, como cataloga el pago de varios meses atrasados de ingreso m¨ªnimo vital. ¡°No s¨¦ si me lo van a mantener ahora que he conseguido trabajo¡±, finaliza esta residente en Tomelloso (Ciudad Real).
Carmen (nombre ficticio), unos 800 euros para cuatro personas.
Ya no consume pescado. ¡°Los m¨¦dicos se lo recomiendan a mi hija y no puedo permit¨ªrmelo¡±
La hija peque?a de Carmen fue operada del est¨®mago hace poco. Una de las recomendaciones de los m¨¦dicos despu¨¦s de la intervenci¨®n es que su dieta sea equilibrada, con especial protagonismo del pescado. ¡°No puedo permit¨ªrmelo. Tampoco puedo comprar ni carne ni verdura ni nada... Es muy dif¨ªcil comer variado¡±. Carmen (42 a?os) y sus tres hijos viven del ingreso m¨ªnimo vital que perciben, unos 800 euros. ¡°No nos llega, es imposible¡±. Su mayor miedo en el horizonte es el invierno: ¡°En verano te apa?as, pero en invierno no s¨¦ qu¨¦ vamos a hacer. En mi casa todo es el¨¦ctrico, incluida la calefacci¨®n. O prescindimos de a¨²n m¨¢s cosas o pasamos fr¨ªo... Ya he tenido facturas m¨¢s altas que el alquiler¡±.
Ana Mu?oz, 822 euros para dos personas.
Ya no come fruta. ¡°Han sido las fiestas y no me he tomado ni un chocolate con churros¡±
A sus 67 a?os, Ana se conforma con ¡°muy poco, la verdad¡±. Jubilada, como su marido, viven de las pensiones no contributivas que cobran cada uno de ellos. ¡°Nunca me he dado lujos, pero ahora es que no puedo hacer absolutamente nada. Han sido las fiestas de mi ciudad, Fuenlabrada (Madrid), y no he podido tomarme ni un chocolate con churros. No puedo salir de casa. Veo a la gente en las terrazas y se me quitan las ganas¡±. El crecimiento de los precios tambi¨¦n est¨¢ cambiando sus h¨¢bitos alimenticios: ¡°Tiro de sardinas en lata o cosas congeladas. Antes nos com¨ªamos una fruta despu¨¦s de cenar y ya ni eso¡±.
Cristina Mora, 950 euros para cinco personas.
Ya no pone el horno. ¡°Me encantaba hacer bizcochos¡±
Cristina recorre el supermercado escaneando ¡°c¨¦ntimo a c¨¦ntimo¡±. ¡°Intento ajustar lo m¨¢ximo para que la compra luego sea lo m¨¢s completa posible, pero es muy dif¨ªcil. Pongo menos lavadoras y no enciendo el horno, aunque me encantaba hacer bizcochos¡±, comenta esta talaverana (Toledo) de 41 a?os. Adem¨¢s, acaba de recibir el ¡°golpe¡± del material escolar con tres hijos en el colegio: ¡°Este a?o ha sido horrible. Mi marido cobra 950 euros y es el ¨²nico sueldo de esta casa. Y se tiene que gastar 300 al mes en gasolina para llegar al trabajo, que antes eran 200¡å, lamenta, antes de agradecer la ayuda econ¨®mica de su madre y de asociaciones que atienden a personas vulnerables. El ¨²nico lujo que se permiten es ir a comer un kebab una vez al mes. ¡°?Vacaciones? Ni pensarlo¡±.
Teresa Cort¨¦s, 1.040 euros al mes para tres personas.
Ya no compra yogures. ¡°Es eso o la leche¡±
Teresa recuerda perfectamente el d¨ªa en que fue a hacer su compra mensual, que nunca superaba los 100 euros, y le cobraron 150. ¡°No me lo pod¨ªa creer. Si llevaba lo mismo de siempre¡±. Ha dejado de comprar yogures, que le encantan a sus dos hijos: ¡°Es eso o la leche. Me preguntan por qu¨¦ ya no compro yogures y se lo tengo que explicar¡±. Est¨¢ en paro y vive de 1.040 euros de ingreso m¨ªnimo vital. ¡°Estoy esperando a que llegue el d¨ªa 25 [de septiembre] para cobrarlo y poder comprar un jarabe para la tos a mi hijo peque?o. Te prometo que no puedo compr¨¢rselo hasta entonces¡±, dice esta albacete?a de 35 a?os. Siente un gran ¡°cargo de conciencia¡±: ¡°No poder pagar estas cosas... De verdad, hay que vivirlo. Es muy complicado¡±. Este mes le ha llegado un recibo de 430 euros de luz y gas (por agosto y septiembre), otro de 70 euros de agua y paga 425 euros de alquiler. ¡°Quiero trabajar porque soy la ¨²nica adulta de esta casa, pero no me sale nada. Me han llegado a decir en entrevistas que no me contratan por gitana. No me dan la oportunidad¡±.
Pablo Holgu¨ªn, 2.300 euros para cuatro personas.
Ya no apunta a sus hijos a extraescolares. ¡°Antes nos qued¨¢bamos a cero el d¨ªa 25 del mes; ahora, el 15¡å
Pablo y su familia ya viv¨ªan ¡°pillados¡± antes de que los precios se multiplicasen. Tanto ¨¦l, mozo de almac¨¦n, como su pareja cobran poco m¨¢s del salario m¨ªnimo. ¡°Antes nos qued¨¢bamos a cero el d¨ªa 25. Ahora nos quedamos sin dinero el d¨ªa 15. Entonces empezamos a tirar de la tarjeta de cr¨¦dito, que es pan para hoy y hambre para ma?ana. Alguna vez la tendremos que pagar y mi sueldo no va a subir. Cada vez somos m¨¢s pobres¡±, comenta este vecino de Rivas Vaciamadrid (Madrid) de 42 a?os, que tiene dos hijos. ¡°No los hemos apuntado a extraescolares, no podemos¡±. Se dio cuenta de que su econom¨ªa empezaba a temblar cuando los 40 euros que siempre gasta en combustible cund¨ªan menos: ¡°Antes echaba cuatro veces al mes y ahora son por lo menos seis. Ahora solo muevo el coche para ir al trabajo¡±. ¡°En todo el verano¡±, contin¨²a, ¡°hemos ido una vez al cine y porque pens¨¢bamos que ten¨ªamos una oferta. Luego no fue as¨ª y tuvimos que pagar¡±.
Beatriz Garc¨ªa, 2.400 euros para seis personas
Ya no puede contratar guarder¨ªa para su hija. ¡°Tengo a mi madre esclavizada¡±
Beatriz, que estudi¨® marketing, nunca se imagin¨® que un d¨ªa tendr¨ªa que pedir ayuda a colectivos sociales. ¡°Me echan una mano con la cesta de la compra. Si no, aunque mi marido y yo tengamos trabajo, no llegamos. En el s¨²per estamos a base de m¨¢s pasta y arroz y evitamos todo lo que sea caro¡±, cuenta esta vecina de Legan¨¦s (Madrid) de 43 a?os, con cuatro hijos a su cargo. Su pareja acaba de encontrar trabajo, pero ha estado en paro desde que empez¨® la pandemia y no es un puesto estable. ¡°Pagamos 800 euros de piso, con tres hijos de 13 a 16 a?os que se visten, comen y estudian, m¨¢s un beb¨¦ de dos a?os que lo he tenido todo este tiempo a pecho para no gastar en leche. No lo puedo apuntar a la guarder¨ªa y tengo a mi madre esclavizada. Cuando lo tuvimos nuestra situaci¨®n econ¨®mica era mejor, pero lleg¨® el coronavirus...¡±. ¡°Siempre me he podido tomar una cerveza o una copa¡±, contin¨²a, ¡°y de repente ves que no puedes pagar tu casa. Me da mucha rabia, me pongo a llorar¡±.
Milagros Carre?o, 2.800 euros para cuatro personas.
Ya no va a pilates. ¡°Lo necesito por mis lesiones, pero mi hipoteca es variable¡±
Milagros (55 a?os) trabaja como limpiadora de hoteles en Ibiza, un empleo a toda velocidad de gran exigencia f¨ªsica. ¡°Tengo el cuerpo hecho polvo. Me va muy bien ir a pilates o a yoga por las lesiones de este trabajo, pero ahora no me lo puedo permitir. Est¨¢ todo car¨ªsimo. Con los 70 euros que me cuesta pago el agua o el tel¨¦fono¡±. Tanto ella como su marido cobran unos 1.400 euros, lo que no impide que la inflaci¨®n les condicione su d¨ªa a d¨ªa y el de sus dos hijos. ¡°Pagamos 700 euros de hipoteca, pero es variable [la subida de tipos multiplicar¨¢ las cuotas]. Estamos esperando al golpe que nos va a llegar en breve¡±, lamenta. Ya se est¨¢n preparando: ¡°Compro m¨¢s congelados que antes, el pollo ahora lo comemos como mucho una vez a la semana, aunque los zapatos est¨¦n medio viejos aguantamos m¨¢s que antes... Bajamos todos los gastos que podemos¡±. ¡°Sobrevivimos, pero no vivimos en condiciones¡±, finaliza.
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