Hace tres a?os convert¨ª mi casa en una oficina y todo cambi¨®
En pandemia el teletrabajo salv¨® a algunas empresas que pudieron organizar el trabajo en remoto y puso en jaque al presencialismo, pero con el virus controlado la transformaci¨®n laboral se ha ralentizado
El confinamiento entr¨® por la puerta de los hogares espa?oles hace exactamente tres a?os y los mantuvo encerrados durante 99 d¨ªas. El Bolet¨ªn oficial del Estado (BOE) del 14 de marzo de 2020 recogi¨® la declaraci¨®n del estado de alarma que limitaba la libre circulaci¨®n de las personas. Fue un tiempo en el que numerosos empresarios y empleados vivieron momentos tensos y en los que se vieron forzados a cambiar sus din¨¢micas de trabajo. Quienes tuvieron la posibilidad porque su oficio se lo permit¨ªa (hubo muchos que no pudieron y se vieron atrapados en un ERTE), convirtieron su domicilio en una oficina y las compa?¨ªas se agarraron a herramientas con las que mantener su actividad de forma remota. El teletrabajo se convirti¨® en un may¨²sculo bote salvavidas para las empresas que pudieron organizar el trabajo en remoto. Y eso a pesar de que no ven¨ªa contando con demasiados pasajeros hasta ese momento. Y en muchos casos la f¨®rmula result¨®. Lo que dio pie a pensar en una supervivencia posterior a la desaparici¨®n del virus. Pasado el tiempo, sin embargo, su presencia es mucho menor de la esperada. Y aquellos negocios que se reinventaron por las restricciones est¨¢n volviendo a su comportamiento anterior. Con algunas excepciones.
¡°Antes de la pandemia, el teletrabajo en Espa?a era una modalidad claramente residual y generalmente informal que depend¨ªa de un acuerdo particular entre un individuo y el superior directo. Ahora se ve como algo m¨¢s normal, pero sigue habiendo resistencias. Y aunque no bajar¨¢ al nivel prepand¨¦mico, no llegar¨¢ a su m¨¢ximo potencial, que es mucho mayor que lo que reflejan las tasas actuales¡±, reflexiona Eva Rimbau, profesora de Estudios de Econom¨ªa y Empresa en la UOC (Universitat Oberta de Catalunya). M¨¢s all¨¢ de la efervescencia del fen¨®meno del trabajo remoto, algunos tics del modelo anterior tambi¨¦n han empezado a contaminarlo, se?ala la experta: ¡°En algunas empresas se est¨¢ haciendo un esfuerzo por cambiar la forma de dirigir, bas¨¢ndola en la confianza y centr¨¢ndola m¨¢s en resultados. Pero en otras se est¨¢ trasladando el presencialismo en la oficina al presencialismo virtual, mediante herramientas de vigilancia a distancia que no pueden considerarse una buena pr¨¢ctica¡±.
No compartir el mismo espacio f¨ªsico, no garantiza mayor libertad, sino, muchas veces, todo lo contrario. ¡°La digitalizaci¨®n ha aumentado la intensidad del trabajo. A pesar de que ha disminuido la jornada laboral ¡ªla media en Espa?a es de 37 horas¡ª, a los empleados se les exige una mayor productividad porque los costes laborales, adem¨¢s, han subido¡±, comenta Adri¨¢n Todol¨ª, profesor titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Valencia. Con las nuevas cargas de trabajo viene asociada tambi¨¦n una mayor parametrizaci¨®n. ¡°Otra de las cuestiones derivadas del auge de la digitalizaci¨®n es la falta de desconexi¨®n digital. Antes, que nos llamasen a casa al terminar nuestra jornada era impensable. Ahora, que te manden un email o un wasap es algo muy normal¡±, remarca Todol¨ª.
Sin vuelta atr¨¢s
Sin embargo, hay empresarios a quienes el cambio de modelo les ha transformado de ra¨ªz y para siempre. ¡°Seguimos todos en casa y ya no hay vuelta atr¨¢s¡±, reconoce Loly Garrido, fundadora de Gudog, una empresa que pone en contacto a propietarios de perros con cuidadores. Los 12 trabajadores de su oficina de Madrid ¡ªtambi¨¦n cuenta con sedes en Dubl¨ªn, Berl¨ªn o Londres¡ª, no han vuelto al local de Sol desde hace tres a?os. ¡°Prohibimos la asistencia por seguridad y empezamos a trabajar en remoto. Nuestro pico fuerte es el verano, y al ver que lo superamos bastante bien consultamos al equipo a ver qu¨¦ les parecer¨ªa seguir trabajando as¨ª, y absolutamente nadie se opuso¡±, detalla Garrido. De los 15 d¨ªas al a?o de los que ven¨ªan disponiendo hasta entonces para teletrabajar pasaron a hacerlo todo el a?o. Y, adem¨¢s, sus cuentas han mejorado. ¡°Nos ahorramos el past¨®n del alquiler que pag¨¢bamos¡±, a?ade.
La restauraci¨®n sufri¨® m¨¢s que ning¨²n otro sector con la irrupci¨®n del virus. Jos¨¦ Manuel Vidal es uno de los due?os del restaurante 80 Grados en Madrid. Durante la pandemia tuvo que recomponer su negocio para sobrevivir. ¡°Al bajar la persiana del local nos encontramos con la necesidad de desarrollar una l¨ªnea de delivery (servicio de comida a domicilio), y que era algo que no hab¨ªamos lanzado antes porque pensamos que no era rentable. Pero gracias a ¨¦l conseguimos capear los meses de cierre, y despu¨¦s, cuando fueron control¨¢ndose los aforos, pas¨® a representar el 35% de nuestra facturaci¨®n¡±, reconoce al otro lado del tel¨¦fono. Sin embargo, a pesar de que seg¨²n datos de la consultora Kantar el 45% de los espa?oles pidi¨® comida a domicilio en 2021, hosteleros como Vidal detectan un regreso a los comportamientos anteriores. ¡°Ahora mismo los pedidos apenas nos suponen un 5%, porque la din¨¢mica de los clientes es la misma que la de antes de la pandemia, la de acudir al local¡±, indica.
En la hamburgueser¨ªa Machaka Burger, de Barcelona, creen que el ¨¦xito de la restauraci¨®n en un mundo pospand¨¦mico estar¨¢ en la oferta de experiencias novedosas in situ. As¨ª lo asegura Paulo Pusset, su propietario: ¡°Los que solo trabajen con delivery no van a crecer en el futuro, porque no es rentable. Est¨¢ claro que va a seguir ah¨ª, y que va a ayudar a cuadrar las cuentas de muchos restaurantes, pero no va a ser la principal fuente de renta¡±.
Tercera econom¨ªa
La convivencia m¨¢s relajada con el virus ha hecho que muchas personas vuelvan a comportarse como antes de su aparici¨®n, pero ha dejado huella en otros. Laureano Turienzo, experto en distribuci¨®n y tendencias de consumo, y presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola del Retail, ha detectado nuevas alteraciones en el comportamiento de los compradores. ¡°Estamos en una tercera econom¨ªa, que ser¨ªa la del regreso a la socializaci¨®n. Vemos los bares, restaurantes y aeropuertos llenos. Sin embargo, la gente ahora gasta m¨¢s en cosas que pueden ser saboreadas inmediatamente y no en las que requieren del largo plazo. Se est¨¢ produciendo un mayor consumo por proximidad. Y los consumidores ahora pasan menos tiempo en las tiendas f¨ªsicas que antes, pero su ticket de compra es mayor¡±, explica.
De acuerdo con las ¨²ltimas previsiones econ¨®micas de Funcas, la Fundaci¨®n de las antiguas cajas de ahorro, la actividad econ¨®mica en 2024 alcanzar¨¢ niveles anteriores a la pandemia (estima un crecimiento del 1,8% ese a?o), a pesar de que condiciona esta gesta al comportamiento de los mercados energ¨¦ticos y a la inestabilidad geopol¨ªtica. El c¨ªrculo est¨¢ cerca de cerrarse. Aunque no todo lo que se mantiene en su interior seguir¨¢ igual.
Sigue toda la informaci¨®n de Econom¨ªa y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.