Los DTA y la alargada sombra del rescate
Para reducir la factura del rescate financiero, o m¨¢s bien aplazarla, un mecanismo fundamental fue el aval del Estado a los activos fiscales diferidos
Un pa¨ªs, y tambi¨¦n una econom¨ªa, necesitan un sistema financiero. Durante la gran burbuja que vivi¨® la econom¨ªa espa?ola a principios de siglo, muchas entidades, especialmente cajas de ahorro, concedieron muy mal los cr¨¦ditos, y asumieron riesgos excesivos. Para rescatar a los depositantes de las entidades financieras, los espa?oles tuvimos que pagar decenas de miles de millones de euros de nuestros impuestos. Sin embargo, el coste m¨¢s importante fue dejar sin liquidez varios a?os a muchas empresas. El BCE se equivoc¨® subiendo los tipos en tiempos de Trichet, pero lo peor fue que la liquidez no lleg¨® porque las tuber¨ªas, el sistema financiero, estaba roto.
Para arreglar las ca?er¨ªas, hubo que recapitalizar bancos y cajas, con un dinero que el Estado no ten¨ªa, porque en 2012 los mercados financieros, tras el colapso de Bankia, se cerraron para Espa?a. Este es el origen del rescate financiero o ¡°pr¨¦stamo en condiciones favorables¡±, que Espa?a tuvo que solicitar a sus socios europeos. Para reducir la factura del rescate financiero, o m¨¢s bien aplazarla, como veremos, un mecanismo fundamental fue el aval del Estado a los activos fiscales diferidos (deferred tax assets, DTA) de las entidades de cr¨¦dito.
Un activo fiscal diferido es una anotaci¨®n en la contabilidad que, habitualmente, reconoce el derecho a pagar menos impuesto sobre los beneficios en el futuro. As¨ª, si un banco concede un cr¨¦dito de 100 y no se le devuelve entonces puede reconocer s¨®lo 70 de p¨¦rdidas, compens¨¢ndolas con un derecho a pagar 30 euros menos de impuesto de sociedades en el futuro. Por supuesto, si las cosas van mal, y el banco tiene p¨¦rdidas y, m¨¢s a¨²n, si entra en liquidaci¨®n, este ¡°derecho a pagar menos impuestos por los beneficios en futuro¡± no vale nada. Por eso, los supervisores en todo el mundo reducen del capital regulatorio, del m¨ªnimo que necesitan los bancos para operar, estos ¡°activos fiscales diferidos¡±.
En 2013, el Estado estableci¨® un r¨¦gimen fiscal singular para los activos fiscales de los bancos. Esta es una de las razones por las que la Banca tiene un tipo efectivo inferior en el impuesto de sociedades, aunque el tipo nominal sea m¨¢s elevado, el 30%. Pero, adem¨¢s, el Estado, es decir los dem¨¢s contribuyentes, avalamos una parte de los activos derivados de las p¨¦rdidas bancarias, unos 30.000 millones de euros, en activos fiscales, que pasaron a computar como capital. Esto permiti¨® utilizar menos importe del rescate financiero, ahorr¨¢ndonos deuda p¨²blica, intereses de esa deuda, y probablemente condiciones m¨¢s duras.
Como el mundo no es un casino, la Banca no siempre gana y, a veces, pierde. Por eso, en 2017 y 2018, las p¨¦rdidas del Banco Popular originaron la conversi¨®n de estos activos en devoluciones contra el Tesoro P¨²blico, por unos 1.400 millones de euros. Posteriormente, en 2021 volvi¨® a ocurrir. Seg¨²n el informe de principales indicadores de la actividad econ¨®mica y financiera del Estado de la Intervenci¨®n General, algunos bancos solicitaron, en la declaraci¨®n del impuesto de sociedades de 2020, la conversi¨®n de sus activos financieros en devoluciones del impuesto de sociedades por importe de 1.160 millones de euros. Esta cifra es superior al ingreso neto del impuesto de sociedades de todas las entidades de cr¨¦dito en el impuesto de sociedades de 2020.
Una devoluci¨®n de un importe que nadie ha ingresado es un gasto, o una subvenci¨®n a cargo de los dem¨¢s contribuyentes. Los avales no son gratis, al menos no siempre.
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