La tarifa regulada de gas encalla en las comunidades de vecinos: solo la tramitan 5.000 bloques de pisos
La falta de acuerdo entre vecinos o el rechazo a instalar repartidores de costes explican parte del fiasco. El mercado libre ya empieza a competir en precio en algunos casos
Poco m¨¢s de 5.000 comunidades de vecinos se han dado de alta en la tarifa de ¨²ltimo recurso (TUR), creada ex profeso en octubre para dar cabida a este grupo de consumidores. El volumen de hogares acogidos a esta modalidad, que cuenta con una financiaci¨®n millonaria de dinero p¨²blico para contener el zarpazo de los precios sobre los hogares, est¨¢ muy por debajo de las previsiones del sector. Tambi¨¦n del propio Gobierno, que en octubre ¡ªcuando la puso en marcha¡ª auguraba una acogida masiva entre los 1,7 millones de propietarios que viven en un bloque de viviendas, casi uno de cada cuatro consumidores de gas en Espa?a.
Mientras la TUR individual sigue haciendo camino, con 200.000 nuevas altas en febrero ¡ªhasta un total de 2,5 millones de clientes, frente a los 1,5 millones de mediados del a?o pasado¡ª, la vecinal est¨¢ a a?os luz de lo esperado: solo 964 comunidades dieron el paso el mes pasado. ¡°Hab¨ªa una gran demanda y esper¨¢bamos m¨¢s reacci¨®n, un mayor flujo. No ha sido el caso¡±, reconoci¨® a finales de marzo la secretaria de Estado de Energ¨ªa, Sara Aagesen. ¡°En las comunidades de propietarios los acuerdos no son tan f¨¢ciles, pero no nos ha llegado ninguna queja particular de que el sistema no funcione¡±, deslizaba al tiempo que descartaba cambios en el dise?o del mecanismo. ¡°Son casu¨ªsticas muy concretas¡±.
M¨¢s all¨¢ de la falta de consenso entre vecinos, ?por qu¨¦ est¨¢ encallando la TUR en los bloques de pisos con caldera com¨²n? Las razones son variadas, seg¨²n expone Pablo Ruiz, vocal del Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid, y responsable cofundador de Acerta Gesti¨®n. Su empresa, con operaciones en Guadalajara y en Madrid, no ha hecho ni un solo cambio del mercado libre a la TUR en la provincia castellanomanchega. Y pocas, muy pocas, en la capital. ¡°Hemos recibido ofertas de comercializadoras con precios fijos similares a los del regulado y sin penalizaci¨®n¡±, explica. Adem¨¢s, para acogerse a la opci¨®n subvencionada, ¡°muchas comunidades tienen que hacer obras en la sala de calderas para superar la inspecci¨®n energ¨¦tica, y eso los tira para atr¨¢s¡±.
Otro elemento que est¨¢ ejerciendo de freno es la penalizaci¨®n sobre la media de consumo de los ¨²ltimos a?os. ¡°No saben si el invierno que viene va a ser m¨¢s fr¨ªo o si alg¨²n vecino va a consumir m¨¢s¡±, dice Ruiz. En los casos que este administrador conoce de primera mano, las comunidades a las que les ha vencido su contrato est¨¢n optando por tarifas indexadas al mercado mayorista del gas en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica (Mibgas), una alternativa que no tienen disponible los clientes a t¨ªtulo individual.
¡°Despu¨¦s de la fuerte bajada del gas en las ¨²ltimas semanas, nuestra recomendaci¨®n es esa. Pero siempre sin compromiso de permanencia, para que [si el gas vuelve a subir en los pr¨®ximos meses] pueda cambiarse a la TUR¡±. Si la cotizaci¨®n de este combustible no hubiese ca¨ªdo tanto como lo ha hecho, expone el vocal del Colegio de Administradores, el flujo al regulado habr¨ªa sido ¡°mucho mayor¡±. Ese abaratamiento en el mercado mayorista, no obstante, tambi¨¦n se est¨¢ dejando sentir en la TUR, que el Gobierno rebaj¨® el 1 de abril en un 30%. La competencia en precios est¨¢, de nuevo, servida.
Repartidores de consumo
La instalaci¨®n de repartidores de costes es uno de los requisitos que m¨¢s reticencias est¨¢n generando, a pesar del ampl¨ªsimo plazo fijado por el Gobierno para que est¨¦n instalados: en octubre de este a?o, un a?o despu¨¦s de la entrada en vigor de la TUR vecinal. ¡°Estamos hablando de unos 60 o 70 euros por radiador, unos 400 por piso¡±, esboza Ruiz.
Luis del Castillo, due?o de Administradores Castillo, constata el ¡°p¨¢nico¡± de las comunidades a la instalaci¨®n de repartidores. ¡°Este invierno, que no ha sido nada fr¨ªo, muchas han preferido bajar sus horas de calefacci¨®n, incluso hasta el 50%, a tener que ponerlos¡±, apunta este profesional, a caballo entre M¨®stoles y Majadahonda (Madrid). ¡°Y eso, claro, las inhabilita para la TUR¡±. Su caso no es ni mucho menos ¨²nico: por lo que ha podido hablar con otros colegas administradores, esa pr¨¢ctica ¡ªreducir el n¨²mero de horas diarias de calefacci¨®n¡ª, dice, se ha convertido en moneda de cambio com¨²n en el sector.
Trabas de las comercializadoras
De las siete comunidades de vecinos con calefacci¨®n central de gas que administra Del Castillo, solo tres han iniciado los tr¨¢mites para pasarse a la TUR. Pero solo una lo ha conseguido. ¡°Las comercializadoras siguen poniendo muchas pegas a la hora de hacer el cambio: se ve, claramente, que a ellas no les interesa¡±, apunta por tel¨¦fono. ¡°Dicen que han puesto un departamento espec¨ªfico, pero piden los papeles una y otra vez, y eso ralentiza el proceso. Es una inversi¨®n terrible de horas que, en la mayor¨ªa de los casos, acaba en nada¡±.
Enrique Garc¨ªa, de la Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios (OCU), a?ade tres posibles explicaciones m¨¢s al escaso movimiento a la TUR de bloques con caldera comunitaria. Primero, el desconocimiento: ¡°Son muchas las comunidades peque?as que no tienen administrador y que ni siquiera saben de la posibilidad de acogerse a esta tarifa¡±. Segundo, la pugna entre energ¨¦ticas por estos clientes, grandes consumidores y ¡ªpor tanto¡ª mucho m¨¢s atractivos para ellas: ¡°Algunas, para conservar una comunidad que ya ten¨ªan, han optado por abaratar al m¨¢ximo sus tarifas del mercado libre o simplemente no han trasladado los incrementos tan brutales que s¨ª han aplicado a clientes individuales¡±. Tercero, los periodos de renovaci¨®n: ¡°Hay muchos contratos con permanencia y en los que, por tanto, el cambio a la TUR tiene un coste que prefieren no asumir¡±, zanja.
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