La revalorizaci¨®n de la paja por la sequ¨ªa eleva los costes de la ganader¨ªa extensiva
Los precios pasan de 0,05 a 0,15 euros en origen frente a la bajada de los cereales
Hierba seca o heno, plantas forrajeras como la alfalfa o la esparceta y, sobre todo, la paja, se han convertido en los ¨²ltimos meses, consecuencia de la sequ¨ªa, en los productos m¨¢s buscados, tanto para la alimentaci¨®n de m¨¢s de 15 millones de cabezas de ovino, dos millones de vacuno en extensivo o ib¨¦rico de la dehesa, como en el caso de la paja simplemente para su empleo como ¡°camas¡± en el suelo en las explotaciones ganaderas cerradas.
Mientras los cereales, a pesar de la mala cosecha, han tenido una l¨ªnea de recortes en los precios, por los ajustes en las caba?as y las importaciones m¨¢s baratas que han provocado a los agricultores n¨²meros rojos por los altos costes de producci¨®n, la hierba se ha disparado hasta los 0,24 euros kilo, la alfalfa hasta los 0,42 euros y la paja pasaba de cinco a entre 15 y los 18 c¨¦ntimos kilo en origen, m¨¢s los costes de transporte de unos tres c¨¦ntimos kilo a las zonas ganaderas del sur donde los calores asuraron los campos.
Angel Pacheco, propietario de un explotaci¨®n de 150 animales de vacuno extensivo en C¨¢ceres, estima que todos los incrementos de los precios han supuesto duplicar los costes a pesar de la situaci¨®n estable de los precios de los cereales. En condiciones normales, anualmente env¨ªa para el sacrificio el 10% de los animales de la explotaci¨®n, porcentaje que ha crecido en muchos casos por el incremento de los gastos. Sin embargo, las colas en los mataderos de las ¨²ltimas semanas para el sacrificio de vacas, no responder¨ªan b¨¢sicamente a la sequ¨ªa y a los mayores costes, sino al hecho de que, para cobrar la ayuda a la vaca nodriza, el animal debe estar en la explotaci¨®n desde el 1 de enero al 30 de abril. Por ese motivo, los ganaderos se ven obligados a mantener la caba?a hasta esa fecha y a partir de la misma se liberan de los mismos aumentando los sacrificios.
En condiciones normales de campa?a, los restos que quedan en las superficies de las tierras de cereales, al margen de las quemas, han tenido fundamentalmente dos destinos. El primero, la recogida y empacado de la paja para uso propio y, sobre todo, para su comercializaci¨®n. Un segundo destino, m¨¢s residual, es el abandono de la paja en la tierra en el marco de la filosof¨ªa de la agricultura de laboreo m¨ªnimo o no laboreo para facilitar la retenci¨®n de agua de lluvia en el suelo, evitar escorrent¨ªas, la preservaci¨®n de la microfauna y a la vez para mejorar la porosidad de la tierra.
Quema de rastrojos
Este a?o todo apunta a que no habr¨¢ quema de rastrojos con toda su paja en el suelo. Ser¨¢n menos los agricultores que metan una cerilla en sus parcelas para dejar la tierra limpia para la pr¨®xima sementera. Los comercializadores de paja, conocidos en el campo como los pajeros, de acuerdo con los agricultores, van a empacar hasta la ¨²ltima ca?a seca que haya en el suelo a la vista de la escasez de oferta provocada por la sequ¨ªa, donde en la mitad sur de la pen¨ªnsula las plantas de cereales pr¨¢cticamente no han enca?ado. En este contexto, la parte m¨¢s alta de la mitad norte se ha convertido en el principal territorio para el aprovisionamiento de paja para consumir o para exportar. Por su parte, en el cereal, aunque la cosecha ven¨ªa mejor en la mitad norte, la falta de agua ha diezmado igualmente las previsiones con las plantas sin enca?ar y las lluvias llegan con retraso.
En el negocio de la paja, en la mayor parte de los casos, las empresas empacadoras no abonan nada a los agricultores que se dan por pagados con que se les eliminen del suelo los restos de la cosecha y solamente en ocasiones, si hay competencia de pajeros, abonan alguna cifra reducida, adem¨¢s de sus costes en maquinaria y personal, para el empacado, su almacenamiento y transporte. Este a?o puede ser diferente en un negocio al sol, pero que puede mover m¨¢s a la sombra cientos de millones de euros.
Con una superficie de siembra de algo m¨¢s de cinco millones de hect¨¢reas David D¨ªaz, responsable de la empresa Europaja, estima que la paja por hect¨¢rea oscila en una campa?a normal desde los 700 kilos a m¨¢s de 2.000. Ello equivaldr¨ªa, en base a las superficies de siembra, a un volumen te¨®rico total de unos cinco millones de toneladas. Esta campa?a se baraja una cifra inferior por la sequ¨ªa sobre todo, en la mitad sur, donde el volumen de la paja es m¨ªnimo. De esa cantidad, una parte, en torno al 20%, se utilizaba habitualmente para la producci¨®n de biocombustible, destino al que se ha opuesto la organizaci¨®n agraria Asaja por estimar que ello perjudica el suministro de las caba?as ganaderas. El resto se destina para el sector ganadero, tanto en Espa?a como en otros pa¨ªses del norte de Europa, pa¨ªses ¨¢rabes o Jap¨®n donde empresas del sector de Castilla y Le¨®n, como Nual, apunta su propietario Fernando Mart¨ªnez, tienen abiertos mercados ya consolidados con paja en rama o concentrada y que este a?o pueden ver reducidas sus operaciones. Consecuencia de la sequ¨ªa, junto a las exportaciones, Europaja ha abierto la actividad a las importaciones de hierba procedente de Francia para la demanda ganadera.
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