Espa?a busca que ¡®los halcones¡¯ no desnaturalicen la reforma de reglas fiscales planteada por Bruselas
Calvi?o presenta un plan de trabajo a los ministros de Finanzas en el que identifica cuatro l¨ªneas de trabajo para cerrar un acuerdo antes de acabar el a?o
Espa?a ya se ha puesto manos a la obra para hilvanar un acuerdo sobre la reforma de las reglas fiscales antes de acabar 2023. Le toca, como pa¨ªs que preside este semestre el Consejo de la UE, empujar para conseguirlo. Ha se?alado d¨®nde ve los cuatro escollos, o ¡°asuntos clave¡±, y este viernes va a presentar un peque?o texto al resto de Estados miembro plante¨¢ndoles continuar las negociaciones t¨¦cnicas en esas cuatro l¨ªneas. No ser¨¢ f¨¢cil que lo consiga. A Alemania y sus aliados, los pa¨ªses m¨¢s partidarios del rigor fiscal, los llamados halcones, no acaba de gustarles la propuesta legal que la Comisi¨®n Europea puso sobre la mesa en abril. A Francia o Italia, en cambio, s¨ª. Tambi¨¦n le agrada a Espa?a, a la que le toca arbitrar el debate y no puede escorarse. No obstante, en este texto s¨ª que se atisba que la intenci¨®n del equipo que dirige la vicepresidenta primera y ministra de Econom¨ªa, Nadia Calvi?o, es ¡°preservar los principios y objetivos clave de la reforma¡±, seg¨²n puede leerse en uno de los puntos del texto al que ha tenido acceso EL PA?S.
La propia ministra espa?ola ha acotado los cuatro ¡°asuntos clave¡± a su llegada a la reuni¨®n con sus pares este jueves en Bruselas: ¡°Estamos hablando, en primer lugar, del peso relativo, el papel y el margen de maniobra que tendr¨¢n las distintas instituciones, la Comisi¨®n y el Consejo en la aplicaci¨®n de esas reglas fiscales. En segundo lugar, cu¨¢les ser¨ªan los par¨¢metros b¨¢sicos para garantizar sendas de reducci¨®n de deuda que sean cre¨ªbles, que lleven a la sostenibilidad fiscal, pero que sean compatibles con el mantenimiento del crecimiento econ¨®mico y la creaci¨®n de empleo. En tercer lugar, los mecanismos para garantizar el cumplimiento efectivo de estas normas. Y finalmente, c¨®mo asegurarnos de que este marco fiscal va a permitir la financiaci¨®n de las inversiones necesarias y los bienes p¨²blicos europeos¡±.
De esta lista enumerada por la ministra espa?ola, el punto de ¡°los par¨¢metros b¨¢sicos¡± para reducir el endeudamiento es, probablemente, el aspecto m¨¢s complejo. Poco antes de que la Comisi¨®n lanzara su propuesta de reforma de reglas fiscales, Alemania plante¨® unas ideas ¡ªmuy contestadas desde la comunidad acad¨¦mica¡ª que defend¨ªan una rebaja anual de la deuda p¨²blica equivalente a un punto porcentual de PIB para los pa¨ªses m¨¢s endeudados. Este planteamiento para Bruselas son ¡°recetas del pasado¡±, ¡°n¨²meros m¨¢gicos¡± o, como dec¨ªan gr¨¢ficamente fuentes comunitarias a finales de abril, ¡°es como poner cemento en una tarta¡±. Lo se?alan porque en la naturaleza del planteamiento del Ejecutivo comunitario est¨¢ tener en cuenta la situaci¨®n fiscal de cada pa¨ªs a la hora de definir los ajustes, mientras que fijar una cifra igual para todos lo desvirt¨²a. Y sobre esto, el planteamiento de Madrid para la discusi¨®n es ¡°proseguir los debates sobre la idoneidad y el dise?o de salvaguardias comunes que garanticen una reducci¨®n suficiente de la deuda y eviten la sobrecarga de los esfuerzos fiscales, preservando al mismo tiempo los principios clave de la reforma¡±.
Lo cierto es que la idea de poner n¨²meros iguales en las sendas de ajuste para todos no est¨¢ en la filosof¨ªa de la propuesta de Bruselas. La base de la Comisi¨®n pasa por no tocar los dos referentes num¨¦ricos que ya se implantaron en 1992 en Maastricht, un objetivo de d¨¦ficit m¨¢ximo del 3% del PIB y un list¨®n de deuda p¨²blica no superior al 60% del PIB. Pero s¨ª que cambia el camino para llegar a ellos cuando se exceden. Plantea sendas de deuda individualizadas de cuatro a?os para cada pa¨ªs que negociar¨ªa la Comisi¨®n y el Estado concernido a partir de la concreci¨®n de un ¨ªndice de sostenibilidad de la deuda (algo cuya metodolog¨ªa est¨¢ por determinar) y que podr¨ªan prorrogarse tres a?os m¨¢s si as¨ª lo pactan las dos partes. Tambi¨¦n hay salvaguardas comunes sin fijar n¨²meros: rebaja obligada del ratio de deuda durante el periodo pactado, imposibilidad de dejar para el final las reformas y ajustes pactados o que el gasto neto ¡ªconcepto en el que no entran partidas c¨ªclicas como el seguro de desempleo¡ª no puede crecer m¨¢s que el crecimiento del PIB previsto a medio plazo.
Pero esto no es suficiente para Alemania y sus aliados tradicionales en pol¨ªtica fiscal en la UE. En junio el ministro alem¨¢n de Finanzas, Christian Lindner, y otros 10 hom¨®logos de Austria, Dinamarca, Croacia, Eslovenia, Chequia, Bulgaria, Lituania, Letonia, Estonia y Luxemburgo publicaron un art¨ªculo en el que defend¨ªan objetivos comunes. Tambi¨¦n suger¨ªan que la duraci¨®n de los planes de ajuste pod¨ªa ser excesiva, una idea a la que se sum¨® la semana pasada el Banco Central Europeo cuando el periodo inicial se prolonga hasta el m¨¢ximo de siete a?os.
Al otro lado en este debate, van a estar Francia e Italia con los dem¨¢s pa¨ªses m¨¢s angustiados por la deuda: Grecia, Portugal, B¨¦lgica, Chipre, como ya se vio el mes pasado en Luxemburgo. Ellos se alinean m¨¢s con la Comisi¨®n.
En este escenario, a Espa?a le corresponde empujar el debate para cerrar el acuerdo antes de acabar el a?o o, de lo contrario, habr¨¢ que volver a la reglas antiguas. A partir de 2024, las normas viejas volver¨¢n a aplicarse plenamente si antes no hay acuerdo, y esas reglas no son vistas por la mayor¨ªa de pa¨ªses como realistas, por la magnitud del ajuste fiscal que exigir¨ªan a los Estados con deudas m¨¢s abultadas. El texto de una p¨¢gina que abordar¨¢n durante el desayuno los 27 responsables de Finanzas pretende acotar el escenario sobre los cuatro elementos que m¨¢s separan a los pa¨ªses y que han sido identificados por los negociadores espa?oles tras una docena de reuniones de los consejeros de Finanzas de los Estados miembro. Por ejemplo, cuando Calvi?o habla del ¡°margen de maniobra que tendr¨¢n las distintas instituciones¡±, se refiere a los recelos que tiene Berl¨ªn respecto a las negociaciones de sendas fiscales entre Bruselas y las capitales de turno. No lo dice abiertamente Lindner, pero deja ver la desconfianza a que esas conversaciones acaben en una componenda. Olvida, en cambio, que esa senda pactada, con la propuesta de la Comisi¨®n, deber¨ªa examinarse y ratificarse en el Consejo de la UE, es decir, por los Estados.
Otro aspecto clave que divide a los pa¨ªses del norte y los del sur es el ¡°espacio fiscal para inversiones e incentivos para las reformas¡±. Italia, tomando otro ejemplo, pide que las nuevas normas dejen m¨¢s margen para la inversi¨®n p¨²blica. En Roma ha llegado a barajarse la llamada regla de oro, que sacar¨ªa del c¨®mputo para el d¨¦ficit o el super¨¢vit presupuestario aquellas partidas destinadas a inversi¨®n productiva, una vieja idea del ex primer ministro y ex comisario europeo Mario Monti, que luego retomaron el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, y el tambi¨¦n ex primer ministro transalpino Mario Draghi.
La nota espa?ola acaba preguntando a los ministros si est¨¢n de acuerdo con los cuatro puntos identificados y se pone a trabajar a los t¨¦cnicos para ¡°preparar una discusi¨®n pol¨ªtica comprehensiva y acabar el trabajo legislativo en 2023¡å. El objetivo es fijar un ¡°intenso calendario de reuniones¡±, apunta una fuente comunitaria. Se pretende as¨ª averiguar en agosto y septiembre cu¨¢nto se puede avanzar, aprovechando la reuni¨®n informal de ministros que se celebrar¨¢ dentro de dos meses en Santiago de Compostela, y testar si podr¨ªa ponerse un texto sobre la mesa en octubre, algo muy complicado teniendo en cuenta el calendario electoral en Espa?a y en Pa¨ªses Bajos, el otro pa¨ªs que ha jugado con Madrid el papel de puente entre las dos orillas del debate.
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