Alemania se asoma al final de su modelo econ¨®mico
La guerra de Ucrania y sus efectos, sumada a problemas estructurales como el envejecimiento y la falta de inversi¨®n, marcan el fin de la bonanza para Berl¨ªn
Desde que lo acu?ara el zar Nicol¨¢s I de Rusia a mediados del siglo XIX, hay un t¨ªtulo que, como un cintur¨®n de boxeo, ha ido cambiando de due?o con los a?os: el ¡°hombre enfermo de Europa¡± (the sick man of Europe). Usado en su origen para evidenciar la decadencia del Imperio Otomano, este ha evolucionado en el calificativo predilecto para se?alar a una gran econom¨ªa que va a menos. Y, si en los ¨²ltimos a?os el Reino Unido ha tenido el dudoso honor de ostentarlo, la guerra de Ucrania y sus consecuencias han destapado a un nuevo candidato: Alemania. La cuarta econom¨ªa mundial y la primera europea atraviesa aguas turbulentas y se enfrenta a problemas estructurales que podr¨ªan suponer el final de casi dos d¨¦cadas de bonanza para el motor econ¨®mico del Viejo Continente. Seg¨²n el Fondo Monetario Internacional (FMI), ser¨¢ la ¨²nica econom¨ªa desarrollada que no crezca este a?o.
Para encontrar la ¨²ltima vez que Alemania aspir¨® al t¨ªtulo, hay que remontarse a comienzos de los a?os 2000, cuando su econom¨ªa se desinflaba ¡ªel PIB marc¨® dos retrocesos consecutivos en 2002 y 2003¡ª, acusaba una pobre demanda exterior y marcaba tasas de desempleo de dobles d¨ªgitos. Gerhard Schr?der, canciller desde 1998 hasta 2005, inici¨® entonces una serie de reformas que impulsaron un jobwunder (bum del empleo) y que, junto a la fuerte demanda exterior de econom¨ªas pujantes como China, llevaron en volandas al pilar de la econom¨ªa alemana: un sector manufacturero competitivo, gracias en buena parte al barato gas ruso y a la mano de obra del Este de Europa. Estos factores han sostenido al pa¨ªs germano durante casi dos d¨¦cadas, haciendo de ¨¦l la primera espada de Europa. Pero, advierten algunos expertos, su ¨¦xito puede haber hecho que Berl¨ªn se haya confiado demasiado.
La econom¨ªa alemana se encuentra ahora lejos de la bonanza de la pasada d¨¦cada: en el segundo trimestre, su PIB se mantuvo estable (0,1%), despu¨¦s de haber entrado en recesi¨®n a principios de a?o, y no experimenta un avance real desde septiembre de 2022. Adem¨¢s, la inflaci¨®n, el mal de moda en los ¨²ltimos meses, se est¨¢ mostrando particularmente resistente en el pa¨ªs germano, m¨¢s afectado por la crisis energ¨¦tica. Alta inflaci¨®n y ralentizaci¨®n econ¨®mica: estanflaci¨®n. Eso s¨ª, tiene la tasa de desempleo m¨¢s baja de la zona euro y, para economistas como Clemens Fuest, director del Instituto Leibniz de Investigaci¨®n Econ¨®mica (IFO), eso hace que el calificativo de ¡°hombre enfermo¡± resulte una exageraci¨®n.
Por el lado de los hogares, las se?ales son fieles a la mentalidad ahorradora alemana: mientras que los salarios subieron a su mayor ritmo hist¨®rico en el segundo trimestre (un 6,6%) ¡ªalimentando el miedo a que empeoren la inflaci¨®n¡ª, el consumo de los hogares se mantuvo estancado, y los indicadores de confianza del consumidor caen. El ¨ªndice elaborado por la empresa de an¨¢lisis de mercado GfK sufri¨® un nuevo retroceso este mes, y marca una tasa negativa de 25,5 puntos a las puertas de septiembre. Con todo, Marcel Fratzscher, presidente del instituto de investigaci¨®n econ¨®mica DIW Berlin, defiende que, de momento, no se perciben se?ales de efectos de segunda ronda ¡ªcuando las subidas salariales para paliar el impacto de la inflaci¨®n acaban redundando en otro aumento de precios¡ª, y conf¨ªa en que puedan impulsar el consumo.
El cambio del orden geopol¨ªtico, roto por la invasi¨®n de Ucrania, ha destapado las debilidades del modelo alem¨¢n. Este, apunta Wolfgang M¨¹nchau en uno de sus an¨¢lisis para Eurointelligence, depende de tres ingredientes: competitividad de costes, liderazgo tecnol¨®gico en su industria y estabilidad geopol¨ªtica, y ¡°todas ellas se han ido¡±, se?ala. Por un lado, el corte del gas ruso ¡ªque supon¨ªa m¨¢s del 50% del gas consumido en Alemania¡ª ha golpeado a la industria electrointensiva, obligando a compa?¨ªas como la qu¨ªmica Lanxess a reorganizar su negocio y cerrar plantas. Adem¨¢s, con China de capa ca¨ªda, se ha puesto en evidencia la excesiva dependencia del comercio con el gigante asi¨¢tico: en julio, de acuerdo con la agencia estad¨ªstica alemana, las exportaciones a China ¡ªque ascienden al 3% del PIB germano¡ª bajaron m¨¢s de un 6% en tasa interanual.
¡°El mundo alrededor de Alemania ha cambiado¡±, defiende M¨¹nchau, ¡°lo que ha irrumpido es una crisis de los precios de la energ¨ªa, nuevas divisiones geopol¨ªticas y choques tecnol¨®gicos que plantean interrogantes existenciales sobre el futuro del modelo¡±. Para Fuest, Alemania seguir¨¢ dependiendo de un alto nivel de exportaciones e importaciones, ¡°pero las industrias que tuvieron ¨¦xito en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, en particular la qu¨ªmica y la automovil¨ªstica, no desempe?ar¨¢n el mismo papel en el futuro¡±. Por lo pronto, el indicador de confianza empresarial que realiza el instituto que preside marc¨® en agosto su cuarto mes en negativo, y la la percepci¨®n de los empresarios alemanes se encuentra en niveles de agosto de 2020.
Las opciones de Berl¨ªn para darle la vuelta a la situaci¨®n a corto plazo son pocas, y la situaci¨®n pol¨ªtica ¡ªuna coalici¨®n tripartita en el Ejecutivo¡ªno ayuda. A finales de 2021, socialdem¨®cratas, liberales y ecologistas firmaron el acuerdo que dio comienzo a la era de Olaf Scholz como canciller de Alemania tras 16 a?os de un Gobierno liderado por Angela Merkel. En el seno del gobierno del sem¨¢foro se han planteado dos grandes medidas: el establecimiento de un precio energ¨¦tico unitario para la industria electrointensiva, liderada por el ministro de Econom¨ªa, Robert Habeck ¡ªde Los Verdes¡ª y la aprobaci¨®n de un ambicioso paquete fiscal, propuesta por la parte m¨¢s liberal de la coalici¨®n, liderada por el ministro de finanzas, Christian Lindner. En la primera reuni¨®n del Ejecutivo tras las vacaciones, las diferencias entre liberales y ecologistas impidieron sacar adelante la medida, que acab¨® siendo aprobada este martes: un paquete de ayudas fiscales por valor de 32.000 millones de euros para los pr¨®ximos cuatro a?os.
Problemas estructurales
¡°El gran reto de la econom¨ªa alemana es estructural¡±, defiende Fratzscher, del DIW. Los desaf¨ªos no son menores. El desempleo est¨¢ en m¨ªnimos, pero esconde algo m¨¢s preocupante: en el segundo trimestre, seg¨²n Eurostat, la cifra de vacantes fue del 4,1%, un punto por encima de la media de la eurozona. Esto, con un paro casi inexistente, solo significa que la fuerza laboral no es capaz de cubrir los puestos que la econom¨ªa necesita. Y se explica, como en muchas otras econom¨ªas desarrolladas, por el envejecimiento.
El problema no es nuevo: hace ya diez a?os, el Instituto de Investigaci¨®n del Empleo (Institute for Employment Research) advert¨ªa de que entre 2008 y 2050 la fuerza laboral se habr¨¢ reducido en 18 millones de personas solo por razones demogr¨¢ficas. El Parlamento alem¨¢n aprob¨® a finales de junio un plan para atraer trabajadores preparados al pa¨ªs.
A una fuerza laboral que adelgaza y a una excesiva dependencia en las exportaciones se suman varios shocks que apuntan directamente al coraz¨®n de la econom¨ªa alemana: su industria. El principal es la transici¨®n energ¨¦tica, en la que el Ejecutivo est¨¢ invirtiendo cifras milmillonarias, y que, calculan, tardar¨¢ en moderar los precios energ¨¦ticos para la industria por lo menos hasta 2027. Por ello, casi un tercio de las compa?¨ªas est¨¢n favoreciendo la inversi¨®n fuera de Alemania, seg¨²n el bar¨®metro de transici¨®n energ¨¦tica de la C¨¢mara de Comercio e Industria. Adem¨¢s, se?ala el jefe de ING para Alemania y la eurozona, Carsten Brzeski, los incentivos recogidos en la Inflation Reduction Act estadounidense est¨¢n atrayendo a empresas europeas, ¡°debilitando de forma estructural a la industria¡±.
La potente industria automovil¨ªstica se resiente especialmente de todos estos golpes, a los que se debe a?adir uno, que apunta el analista Patrick Artus en un informe del banco de inversi¨®n Natixis: la competencia de las pujantes marcas chinas en el mercado el¨¦ctrico. El filo del gigante asi¨¢tico para Alemania es, por tanto, doble. Por un lado, su debilidad en los ¨²ltimos meses lastra las exportaciones; por el otro, el empuje de marcas como BYD amenaza a su industria. ¡°China se ha convertido en una preocupaci¨®n m¨¢s estructural, pues ya no se limita a comprar productos alemanes, sino que se ha convertido en un competidor¡±, apunta Brzeski.
Por debajo de la excesiva dependencia de las exportaciones, el reto de la transici¨®n energ¨¦tica o una poblaci¨®n envejecida, se esconde un mal end¨¦mico de la econom¨ªa alemana, que los buenos resultados econ¨®micos han logrado tapar (hasta ahora): la infrainversi¨®n. ¡°La pandemia y la guerra de Ucrania han cambiado el mundo, pero Alemania tambi¨¦n se ha olvidado de invertir y de aplicar nuevas reformas¡±, se?ala Brzeski, que apunta como causa a una necesidad de ¡°dar ejemplo¡± durante la austeridad de la crisis financiera. En un entorno estable, las carencias en inversi¨®n p¨²blica ¡ªcon sus consecuencias para la infraestructura del pa¨ªs¡ª han pasado desapercibidas, pero, roto el equilibrio, surge la urgencia.
Para Fratzscher, la industria ¡°est¨¢ rezagada en comparaci¨®n internacional¡± y necesita gestionar una triple transformaci¨®n: en primer lugar, tiene que acelerar la transformaci¨®n ecol¨®gica; por otro lado, tiene ¡°una de las peores infraestructuras digitales de Europa¡±, y muchas de sus medianas empresas han tardado demasiado en digitalizar la producci¨®n, por lo que se han quedado atr¨¢s en productividad. Y, por ¨²ltimo, necesita reducir su dependencia de China. En ese proceso, y en l¨ªnea con los planes de Bruselas, el Ejecutivo alem¨¢n est¨¢ intentando atraer a grandes empresas tecnol¨®gicas con una lluvia de fondos: con una subvenci¨®n de 10.000 millones, Intel invertir¨¢ otros 30.000 en la construcci¨®n de dos plantas de fabricaci¨®n de chips en la ciudad de Magdeburgo. La taiwanesa TMSC har¨¢ lo propio en Dresden con una ayuda de 5.000 millones del Ejecutivo.
La transformaci¨®n pasar¨¢ por una conjunci¨®n de inversi¨®n p¨²blica y privada, apuntan los economistas, que advierten de que esta puede chocar con otro mal end¨¦mico del sistema alem¨¢n: la excesiva burocracia. ¡°Estas inversiones se ven frenadas por procedimientos de planificaci¨®n excesivamente complejos, normativas restrictivas y burocracia¡±, denuncia Fuest desde el IFO. ¡°El Gobierno alem¨¢n tiene que abrazar la transformaci¨®n y fomentar su implantaci¨®n en lugar de intentar consolidar el statu quo¡±, apunta Fratzscher: ¡°Para ello es necesaria una inversi¨®n p¨²blica masiva en infraestructuras y educaci¨®n, as¨ª como una simplificaci¨®n de la normativa y la burocracia¡±.
Este proceso, coinciden todos los expertos consultados, conllevar¨¢ un esfuerzo financiero notable. Para Brzeski, de ING, la reversi¨®n de la pasividad inversora que sufre el pa¨ªs s¨®lo ser¨¢ posible si Alemania cambia sus propias reglas fiscales ¡ªel freno constitucional de la deuda, suspendido en la crisis del covid¡ª. Adem¨¢s, el a?o que viene vuelven las reglas fiscales de la Uni¨®n Europea, que pueden suponer otro obst¨¢culo para que el pa¨ªs que durante a?os ejerci¨® como polic¨ªa fiscal del Viejo Continente d¨¦ el paso que sus economistas piden. Todo ello regado con el retorno del discurso de la austeridad por una parte del Ejecutivo, y con la ultraderecha germana asomando la cabeza. Curar al ¡°hombre enfermo de Europa¡± no ser¨¢ f¨¢cil. Ni barato.
Sigue toda la informaci¨®n de Econom¨ªa y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.