Marina d¡¯Or: la fr¨¢gil estrategia de la ¡®ciudad de vacaciones¡¯
La secci¨®n hotelera del macrocomplejo vuelve a cambiar de manos nueve a?os despu¨¦s de la quiebra de la inmobiliaria


Todo en Marina d?Or se proyect¨® siempre de modo superlativo: el mayor balneario de agua marina de Europa, una gran ciudad de vacaciones o el para¨ªso de los ni?os. Desde que, a principios de los ochenta, el empresario Jes¨²s Ger comenz¨® a ejecutar su sue?o con un hotel de tres estrellas en el extremo norte del t¨¦rmino municipal de Oropesa del Mar (Castell¨®n), los proyectos se multiplicaron de forma desproporcionada hasta alcanzar las m¨¢s de mil plazas hoteleras y los m¨¢s de 15.000 apartamentos, adem¨¢s de parques de aventura, acu¨¢ticos, jardines encantados y un sinf¨ªn de comercios y locales de restauraci¨®n (tem¨¢ticos o no).
En 2010, ante la larga crisis que sigui¨® al revent¨®n de la burbuja, el grupo segreg¨® empresarialmente sus actividades. En 2014, la parte inmobiliaria present¨® suspensi¨®n de pagos con m¨¢s de 500 millones de deuda. La explotaci¨®n tur¨ªstica tampoco logr¨® levantar cabeza y en 2020 fue adquirida por un fondo estadounidense, Farallon, por alrededor de 200 millones. Tampoco fue suficiente. Ahora los murcianos Grupo Fuertes, propietario de ElPozo, y la cadena hotelera de Benidorm Magic Costa Blanca la han comprado por, aproximadamente, la mitad en una operaci¨®n anunciada oficialmente esta semana y sobre la que no han ofrecido detalles. Ambos comparten ya accionariado, al 50%, en Magic Natura, un resort enclavado en el parque zool¨®gico Terra Natura de Benidorm. Un empresario de la zona que conoce sus gestiones asegura: ¡°Si hay alguien capaz de reflotar aquello, ese es Javier Garc¨ªa Cuenca [el consejero delegado de Magic Costa Blanca], porque sabe darle personalidad de turismo de familia que la gente busca¡±. La misma fuente destaca adem¨¢s el apoyo econ¨®mico del grupo Fuertes, que ¡°tiene mucho dinero para invertir¡±. Aun as¨ª, admite que no deja de ser un reto.
La primera medida de los nuevos propietarios, que no han detallado sus planes m¨¢s all¨¢ de confirmar la compra, ha sido cancelar todas las reservas de los hoteles dos meses antes de lo habitual. La empresa, que tampoco ha especificado los motivos de la decisi¨®n ni el volumen de personas afectadas (aunque se especula precisamente con la escasez de reservas como una de las razones), ha comunicado que devolver¨¢ el dinero. Sin embargo, no est¨¢ claro qu¨¦ pasar¨¢ con otros gastos en los que hubieran incurrido los turistas como el transporte, por los que las asociaciones de consumidores creen que pueden pedir una compensaci¨®n. ¡®
¡°Es el t¨ªpico proyecto megal¨®mano¡±, describe Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo, catedr¨¢tico de la Pompeu Fabra, investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Econ¨®micas (IVIE) y autor, entre otros, del libro De la quimera inmobiliaria al colapso financiero. ¡°Empez¨® en el pico de la burbuja inmobiliaria, sigui¨® la evoluci¨®n c¨ªclica del sector y cometieron todos los errores que se pueden cometer pero a lo bestia¡±, resume. No solo la teor¨ªa explica as¨ª los errores de Marina d?Or. Uno de los grandes y experimentados hoteleros de la Comunidad Valenciana condensa el error en una frase: ¡°Quisieron crear un destino en s¨ª mismo, cuando el objetivo era vender apartamentos¡±. No solo este empresario, que prefiere guardar el anonimato ¡ª¡°somos del mismo sector y voy a criticar el modelo¡±, justifica¡ª exige que su nombre no aparezca si se habla de Jes¨²s Ger. Incluso quienes valoran positivamente sus planes, reclaman hacerlo desde la sombra: ¡°Nadie daba un duro por aquella zona y ¨¦l aprovech¨® la oportunidad, supo hacerlo y le funcion¨® durante un tiempo. Es un modelo irrepetible¡±, asegura otro empresario de la provincia de Castell¨®n que conoce bien la evoluci¨®n del macroproyecto. ¡°Claro que a m¨ª tambi¨¦n me gustar¨ªa que nuestra provincia estuviera llena de casas bajitas y campos de golf, pero no es el turismo que tenemos¡±, argumenta.
Jes¨²s Ger, que siempre ha tratado de eludir responder a los medios de comunicaci¨®n, est¨¢ apartado de la gesti¨®n del macrocomplejo hace a?os. En su argumentario de defensa de un proyecto sobre el que repetidamente se ha negado el gusto y se ha achacado el uso de una est¨¦tica pomposa, siempre ha alegado que su intenci¨®n era ¡°socializar el lujo¡± y posibilitar que cualquier persona tuviera acceso a un apartamento en la playa.
Hasta llegar a su momento ¨¢lgido, Marina d?Or consigui¨® que el Ayuntamiento de Oropesa aprobara exenciones del 95% en las licencias de obra y del 50% del IBI en los hoteles siempre que estuvieran abiertos 11 meses al a?o y se hicieran cargo del mantenimiento de jardines y calles. Tambi¨¦n pase¨® a concejales, pol¨ªticos y prensa local por Londres, Par¨ªs o China, donde acud¨ªa a presentar sus planes; y logr¨® que Naomi Campbel acudiera a la inauguraci¨®n del centro termal. El precio por metro cuadrado en la zona alcanz¨® los 2.385 euros e incluso se plante¨® una salida a Bolsa cuando los bancos y cajas aportaban financiaci¨®n sin fin. Fue el momento en el que Ger anunci¨® Marina d¡¯Or, un macroproyecto a¨²n mayor para urbanizar 18 millones de metros cuadrados con parque tem¨¢tico y tres campos de golf, seis hoteles tematizados con un total de 7.500 plazas y 35.000 viviendas.

Apenas encontr¨® oposici¨®n, m¨¢s all¨¢ de alg¨²n propietario de suelo disconforme, un grupo ecologista y Carles Mulet, un concejal de Izquierda Unida (y posteriormente de Comprom¨ªs, que lleg¨® a situarlo en el Senado por designaci¨®n auton¨®mica), del vecino pueblo de Cabanes, tambi¨¦n afectado por los proyectos. ¡°No nos gustaba ni el modelo urban¨ªstico, ni la manera de ocupar la ¨²nica playa virgen que quedaba, ni c¨®mo se trat¨® a los afectados porque hubo gente que lleg¨® a un buen acuerdo con un precio interesante pero ahogaron a quienes no quer¨ªan vender con costes de urbanizaci¨®n que, en algunos casos, a¨²n est¨¢n pagando¡±, relata.
Para la exalcaldesa socialista de Oropesa Mar¨ªa Jim¨¦nez, la llegada y desarrollo de Marina supuso un antes y un despu¨¦s para un pueblo que, en los a?os noventa, apenas contaba con 2.500 habitantes. ¡°Algo bueno trajo. De ser un pueblo peque?ito, tur¨ªstico pero sin casi oferta, pasamos a tener un gran complejo¡±, expone. Sin embargo, tambi¨¦n resalta c¨®mo el grupo ha tratado, en innumerables ocasiones, de esconder el nombre de Oropesa en sus promociones, hecho que concuerda con la idea de querer convertirse en un destino por s¨ª mismo.

Planes rotos por la crisis
Al llegar la crisis del 2008, todo comenz¨® a resquebrajarse. ¡°Cuando se par¨® la venta de apartamentos, se vio que el sustento del proyecto desaparec¨ªa porque todos los servicios eran, en realidad, una tapadera para vender viviendas¡±, afirma Garc¨ªa Montalvo. A la vista de c¨®mo marchaba el mercado, el grupo decidi¨® dividir empresarialmente las actividades en tres sociedades y dejar, por un lado, la explotaci¨®n tur¨ªstica (hoteles, balneario, y establecimientos de restauraci¨®n y ocio), por otra el suelo a¨²n por explotar y en una tercera la parte inmobiliaria. Y en 2014 lleg¨® la suspensi¨®n de pagos.
¡°El modelo de construir una ciudad, en mitad de la nada, a partir de una oferta de servicios solo funciona alguna vez¡±, afirma el catedr¨¢tico Garc¨ªa Montalvo. ¡°Se intent¨® con el Eurovegas y no sali¨®¡±, concluye. Ahora el reto es que los nuevos propietarios, que no han se?alado qu¨¦ inversiones contemplan, revitalicen no solo la oferta hotelera sino todo el complejo. Y evitar as¨ª que la ciudad de vacaciones acabe convertida en una ciudad fantasma.
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