La UE se apresura para tener listas las nuevas reglas fiscales antes de las elecciones europeas
El Consejo y el Parlamento empiezan a negociar el mismo d¨ªa que los eurodiputados han aprobado su posici¨®n sobre la reforma del pacto de Estabilidad
El Parlamento Europeo ha aprobado su posici¨®n definitiva sobre la reforma de las reglas fiscales este mi¨¦rcoles a mediod¨ªa y apenas una hora despu¨¦s sus representantes ya se estaban reuniendo con los del Consejo de la UE para negociar. Hay mucha prisa. Los dos colegisladores de la Uni¨®n tienen que pactar la redacci¨®n definitiva de los dos reglamentos y la directiva que componen las nuevas normas del Pacto de Estabilidad para que el pleno de la Euroc¨¢mara les d¨¦ el visto bueno final antes de las elecciones europeas de junio. Y eso exige rapidez. Los preceptivos procesos parlamentarios comprimen bastante el calendario y apenas dejan unas semanas, un mes m¨¢s o menos, para el tira y afloja entre ambas instituciones hasta llegar a un punto de encuentro. Si no se alcanza, la legislatura comunitaria concluir¨¢ sin cerrar uno de los objetivos prioritarios y obligar¨ªa a volver a las normas fiscales actuales, suspendidas desde que explot¨® la pandemia y que son tan r¨ªgidas e irreales que, en realidad, nunca se han aplicado.
La negociaci¨®n no ser¨¢ f¨¢cil. B¨¦lgica, el pa¨ªs que preside el Consejo de la UE durante este semestre, es consciente de lo mucho que lo cost¨® a Espa?a atraer a Alemania y todo lo que hubo que endurecer el planteamiento inicial de la Comisi¨®n Europea para que Berl¨ªn ¡ªconcretamente su ministro de Finanzas, el ordoliberal Christian Lindner¡ª aceptara entrar en el acuerdo a las puertas de las vacaciones navide?as. El equipo del titular belga de Finanzas, el democristiano Vincent van Peteghem, no dispone de un margen amplio para moverse en las conversaciones. Fuentes del Consejo, conocedoras en profundidad de lo negociado entre los ministros de Finanzas en el Ecofin, advert¨ªan esta semana en Bruselas que las negociaciones que empiezan ahora deben tener presente el delicado equilibrio alcanzado por los Veintisiete y que ¡°mover una pieza puede descomponer todo el puzle¡±.
Algo de m¨¢s espacio parece tener el Parlamento, que suele ser la instituci¨®n que m¨¢s acaba cediendo en estas negociaciones, conocidas en la jerga comunitaria como tr¨ªlogos por estar presentes en las reuniones los dos colegisladores m¨¢s la Comisi¨®n. Aunque tambi¨¦n es cierto que el resultado de la votaci¨®n ha sido holgado con 430 votos a favor y 172 en contra, esto puede ser un espejismo. Este mi¨¦rcoles lo que realmente se votaba en la Euroc¨¢mara era dar el mandato de negociaci¨®n a las dos ponentes parlamentarias de las normas, la popular Ester de Lange y la socialista Margarida Marques. En estos casos, es habitual que muchos de quienes inicialmente se oponen a un texto legal se abstengan en esta votaci¨®n por no poder incluir ya enmiendas. Y la mayor¨ªa que ha respaldado la posici¨®n negociadora, compuesta principalmente por populares, liberales y socialistas, puede verse mermada ¡ªespecialmente por el lado socialista¡ª si durante la negociaci¨®n final las normas se endurecen todav¨ªa m¨¢s de lo que ya se hizo durante las conversaciones entre los grupos pol¨ªticos para ahormar la postura aprobada.
Tanto B¨¦lgica, por parte del Consejo de la UE, como De Lange y Marques llegan a este punto con un mandato que endurece la propuesta que lanz¨® en abril la Comisi¨®n. Es decir, exige mayores esfuerzos a los Estados para reducir la ingente cantidad de deuda p¨²blica acumulada durante la crisis financiera de la pasada d¨¦cada, la pandemia y el shock de precios energ¨¦ticos desatado por la invasi¨®n de Ucrania por Rusia. Ambas instituciones mantienen las l¨ªneas b¨¢sicas del Ejecutivo comunitario: se mantienen las cifras sacrosantas de un l¨ªmite m¨¢ximo de d¨¦ficit anual equivalente al 3% del PIB y un tope a la deuda p¨²blica del 60%, n¨²meros esculpidos en los tratados e inamovibles, so pena de abrirse procedimientos de correcci¨®n para el Estado que los infrinja. Tambi¨¦n aceptan ambas que los que superen ese list¨®n de deuda tendr¨¢n que negociar con Bruselas planes de ajuste fiscal de cuatro a?os ampliables hasta siete si el Estado concernido se compromete a hacer reformas que aumenten el crecimiento potencial del pa¨ªs e invertir para adaptarse a las transiciones verde y digital. Y, adem¨¢s, asumen que la piedra angular del sistema ser¨¢ una regla por la que los gastos estructurales p¨²blicos no podr¨¢n superar a los ingresos.
Si bien hay un punto de partida com¨²n en las l¨ªneas b¨¢sicas, es f¨¢cil detectar acentos diferentes entre el mandato del Parlamento y el del Consejo. El primero, por ejemplo, reclama que tambi¨¦n el gasto social se considere una inversi¨®n para ampliar las sendas de ajuste de cuatro a siete a?os. Lo hacen pidiendo que se incluya una evaluaci¨®n sobre c¨®mo alcanzar objetivos recogidos en el Pilar Europeo de Derechos Sociales ¡°incluyendo el empleo, la formaci¨®n y la reducci¨®n de la pobreza para 2030¡å. Otro aspecto en el que el Parlamento da m¨¢s margen a la inversi¨®n es en la regla de gasto, para la que piden que no se consideren como parte del desembolso estructural los gastos de la cofinanciaci¨®n del fondo de recuperaci¨®n y otros programas europeos hasta un l¨ªmite del 0,25 del PIB nacional.
Para acercar posiciones, fuentes del Consejo confiaban esta semana en que explicando bien el pacto alcanzado entre los Estados, el Parlamento podr¨ªa entender que alguna de sus demandas ya est¨¢n recogidas y citaban como ejemplo la reclamaci¨®n de que se haga hueco a la inversi¨®n social.
Desde estos puestos de salida han comenzado unas negociaciones que deben arrojar un resultado en febrero para que los dos reglamentos y la directiva que reforman las reglas fiscales puedan pasar a tiempo por la Comisi¨®n de Econom¨ªa y el pleno del Parlamento Europeo, que en mayo suspender¨¢ su actividad para dar paso a la campa?a electoral que conducir¨¢ a las elecciones del 9 de junio.
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