?Cu¨¢ndo duermen? C¨®mo disfrutar de la noche y respetar la legislaci¨®n laboral
Los locales dan por hecho que los ¡°guiris¡± quedamos maravillados en nuestras primeras visitas a este pa¨ªs ante las ofertas de la hosteler¨ªa hasta altas horas de la madrugada
No s¨¦ c¨®mo perciben los corresponsales reci¨¦n llegados la hiperventilaci¨®n artificial que se monta en Espa?a alrededor del tema que sea. Ahora es el horario de trabajo en la hosteler¨ªa. ¡°Flipo en colores¡±, podr¨ªa comentar con el mismo tono con el que se lleva un debate que podr¨ªa ser interesante y constructivo, pero si a ustedes no les molesta, me acoplo un momento al tono de los actores pol¨ªticos que se expresan en t¨¦rminos como: ¡°?Es una locura!¡± (en referencia a que en una ciudad de varios millones de habitantes se pueda cenar a la una de la madrugada) o ¡°?Espa?a tiene la mejor vida nocturna del mundo!¡± (para defenderlo). Con esto nadie avanza en ninguna direcci¨®n y tampoco queda claro si alguien lo pretende.
Los locales dan por hecho que los ¡°guiris¡± quedamos maravillados en nuestras primeras visitas a este pa¨ªs ante las ofertas de la hosteler¨ªa hasta altas horas de la madrugada. Y es cierto, recuerdo que las copas eran muy grandes, la m¨²sica alta, todo el mundo en la calle y por su puesto cen¨¢bamos muy tarde. Y eso no solo en las zonas tur¨ªsticas de las costas, sino tambi¨¦n por ejemplo en Cuenca, d¨®nde este corresponsal se entrenaba en la capacidad de mantener una conversaci¨®n sin buscar palabras en los diccionarios ni tener tablas de conjugaciones en la mente. En esa ¨¦poca s¨ª nos parec¨ªa que Espa?a ten¨ªa la mejor vida nocturna del mundo.
No es menos cierto que nos pregunt¨¢bamos cu¨¢ndo dorm¨ªa toda esa gente en la calle a las 3:00 de la ma?ana y en qu¨¦ condiciones iban a su trabajo. ¡°Los espa?oles no dormimos¡±, nos contestaban entre risas, pero claro, todav¨ªa ninguno de nuestros anfitriones hab¨ªa superado los 30. Tambi¨¦n mir¨¢bamos con algo de compasi¨®n a las ventanas encima de estos establecimientos, donde viv¨ªan los que s¨ª necesitaban descansar.
Este mundo hace tiempo ha desaparecido. La gran mayor¨ªa de los restaurantes familiares abiertos hasta la madrugada se han convertido en franquicias cuya oferta tiene poco que ver con la de antes (todos conocemos excepciones y nos cuidamos hablar demasiado de ellas, no sea que aparezcan en gu¨ªas tipo Lonely Planet). Los hijos de los due?os de aquellos restaurantes han visto c¨®mo sus padres se han roto la espalda al insoportable calor de las cocinas o corriendo entre mesas, sin cogerse ni un d¨ªa de vacaciones durante a?os. Es comprensible que muchos prefieran otra profesi¨®n. ¡°Toda la vida hemos hecho en la hosteler¨ªa media jornada, de 12 a 12¡å, describ¨ªa el presidente de la Confederaci¨®n de Hosteler¨ªa, Jos¨¦ Luis Yzuel, la realidad laboral en la hosteler¨ªa el pasado septiembre, es decir, mucho antes de que Yolanda D¨ªaz hablara del mismo tema la semana pasada.
El patr¨®n lo dijo quej¨¢ndose de que los j¨®venes ya no quieren trabajar en el sector. El problema es f¨¢cil de describir, pero falta el constructivo debate sobre c¨®mo no perder la idiosincrasia gastron¨®mica y hacerla compatible con los derechos de los empleados. La directiva europea en la materia laboral existe desde hace 21 a?os y es muy clara sobre horarios y derechos al descanso. Adem¨¢s, Tribunal Europeo decidi¨® hace cinco a?os que todo el tiempo trabajado tiene que ser registrado, por cierto, en un juicio de Comisiones Obreras contra Deutsche Bank.
Ya que ha entrado en el debate, igual el sector podr¨ªa plantearse tambi¨¦n c¨®mo frenar esa tendencia en los centros de las ciudades al fast food internacional disfrazado de comida de calidad pensado para los viajeros que supuestamente quieren encontrarse siempre con lo mismo. A la pol¨ªtica local en Madrid sugerir¨ªa buscar v¨ªas de recuperar la mejor vida nocturna del mundo que su presidenta proclama. Una oferta que ha sido variada y culturalmente excitante ha sido sustituida, probablemente por la presi¨®n escandalosa de los precios de los alquileres, por una uniformidad sosa que contradice a la idea que los comunistas quieren implantar una igualdad aburrida a todo el mundo. En realidad lo hace el libre mercado. A su vez, los actores pol¨ªticos deber¨ªan encontrar normas que hagan cumplir con el derecho de los trabajadores sin ofender a mucha gente que pretende de disfrutar de las noches.
?Debe ser posible! Nadie cena todos los d¨ªas a la una de la madrugada, pero es agradable poder salir de un cine, un teatro o un concierto de noche, discutir sobre lo visto con los amigos alrededor de una mesa, pasear, tomarse una copa despu¨¦s -y no debe ser un dilema moral por mucho que se nos hagan las 4:00 de la ma?ana. Hace poco, por cierto, habl¨¦ de todo eso con un compa?ero de un peri¨®dico alem¨¢n. Me cont¨® que ten¨ªan exactamente el mismo debate sobre los horarios del trabajo, pero no en la hosteler¨ªa, sino en el propio peri¨®dico. El ejemplo muestra que no es un tema espa?ol ni exclusivo de la hosteler¨ªa. ?l amigo hab¨ªa venido a Madrid para informar del partido de la Champions League entre el Real Madrid y el Leipzig, y se preguntaba si el sistema le permitir¨ªa introducir un texto enviado despu¨¦s de las 23:00 horas, al parecer fuera del horario establecido por las normas. Un partido con pr¨®rroga y penaltis f¨¢cilmente habr¨ªa sobrepasado esa hora. Al final todo se decidi¨® en 90 minutos y el texto lleg¨® a su tiempo.
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