Ricos insostenibles
Sabemos que los impuestos no pueden ser voluntarios. Los países que mejor funcionan son los que tienen una fiscalidad más justa, como los del norte de Europa
La acelerada concentración de la riqueza en pocas manos, constatada por numerosos estudios, explica el aumento de tensiones globales y el comportamiento de los votantes. El reciente informe encargado por el G-20 a Gabriel Zucman, director del Observatorio Fiscal de la UE, del que ha dado buena cuenta Laura delle Femmine en este periódico, pone al descubierto “el proceso explosivo de acumulación de riqueza” que se está registrando en el mundo. Unos 3.000 megarricos (el 0,0001% de la población mundial, un hogar por millón) posee ya el 14% de la riqueza mundial. La tendencia parece imparable.
Las consecuencias de esta deriva son un empobrecimiento de los desheredados del mundo. El pasado abril el Banco Mundial alertó de que una cuarta parte de la humanidad (1.900 millones de personas) sufre “un retroceso histórico” y que una de cada cuatro personas de los países más pobres sobrevive con 2,15 dólares al día. Sabemos según el Informe de la Cátedra de Liderazgos y Sostenibilidad de Esade y el Observatorio Social de la Fundación la Caixa, que algunos Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, como el fin de la pobreza y el hambre cero, no se cumplirán por estar poco atendidos.
En Europa, las desigualdades son también clamorosas. Los datos de Wealth X, indican que el 1% más rico posee el 47% de la riqueza financiera total de Europa. Y el Observatorio Fiscal de la UE recuerda que los milmillonarios apenas pagan un 0,5% de su riqueza en impuestos (renta y patrimonio). Son unos ricos insostenibles.
Ante tanta irracionalidad, Oxfam y otras organizaciones han puesto en marcha la iniciativa ciudadana europea Tax the Rich, que persigue hacer pagar impuestos a los ricos. La iniciativa se suma a la propuesta de Zucman al G-20 que planteaba que los megarricos contribuyeran con un 2% de su riqueza anual lo que permitiría recaudar hasta 250.000 millones de dólares (233.000 millones de euros) adicionales.
La novedad de la iniciativa de Oxfam es que, además de reconocidos economistas como Thomas Piketty, cuenta con el apoyo de la multimillonaria austroalemana Marlene Engelhorn, que quiere distribuir 25 millones de euros de su fortuna según los criterios de 50 ciudadanos austriacos. La aparición de ricos patriotas es significativa. El a?o pasado un grupo de 300 millonarios y economistas dirigió una carta al G-20 en la que pedían colectivamente pagar más impuestos. A principios de este a?o unos 250 multimillonarios dirigieron otra misiva titulada Orgullosos de pagar más al Foro de Davos instando a los líderes políticos a que obligaran a tributar más “a nosotros, a los más ricos”.
La mejor lección de estas benevolentes conductas es que subir los impuestos no es tan solo posible, sino saludable para todos los contribuyentes. Pero sabemos también que los impuestos no pueden ser voluntarios. Los países que mejor funcionan son los que tienen una fiscalidad más justa, como los del norte de Europa. El Gobierno que prepara los presupuestos de 2025 debería seguir avanzando con impuestos progresivos para atender la larga lista de necesidades inaplazables sin atender las quejas de los privilegiados.
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