Un f¨¦mur fracturado y sanado
Estamos haciendo lo adecuado. Ahora se trata de trabajar unidos para salvar al mayor n¨²mero de gente
Resulta dif¨ªcil decir algo, cuando se est¨¢ diciendo tanto a nuestro alrededor y cuando todo lo dicho hasta ahora, incluso desde hace mucho tiempo, conviene ponerlo en una situaci¨®n de cuarentena, al menos preventiva. A pesar de que nos queda mucho por vivir y de que la parte m¨¢s dolorosa de la experiencia no ha hecho m¨¢s que empezar, me voy a arriesgar a aventurar alguna de las conclusiones que sacaremos con el tiempo.
La primera es confirmar la afirmaci¨®n de Henry Louis Mencken de que ¡°para todo problema complejo existe una soluci¨®n sencilla, simple y falsa¡±. Ya estamos viendo c¨®mo est¨¢n fracasando ante la dura realidad ¡°los populistas de todos los partidos¡±, como hubiera escrito Friedrich von Hayek si hubiera vivido nuestros tiempos. No parece que la soluci¨®n vaya a venir por la radicalizaci¨®n ni por la exaltaci¨®n de las diferencias para generar enfrentamientos buscando culpables y chivos expiatorios. Necesitamos volver a privilegiar el consenso, las mayor¨ªas amplias y los acuerdos sobre lo b¨¢sico. Otra conclusi¨®n m¨¢s importante es que, en lo econ¨®mico, no todo tiene un contravalor econ¨®mico, afortunadamente. La econom¨ªa forma parte de un campo que interact¨²a con otras muchas disciplinas que forman el todo en el que las cosas acontecen. Pol¨ªtica, sociolog¨ªa, ciencia, educaci¨®n y otras muchas formas de cortar la realidad tienen que funcionar entremezcladas, dependen unas de otras.
Y en este sentido creo que, cuando se ha visto en la encrucijada, tarde y a tropezones, la humanidad volver¨¢ a estar a la altura. El compromiso con nuestros semejantes, sobre todo los m¨¢s mayores y los m¨¢s indefensos, nos ha llevado a elegir ¡°parar¡± y reducir en lo que se pueda el drama social y sanitario aun a costa del impacto econ¨®mico que esto ya sabemos que va a generar.
Dicen que una vez un estudiante le pregunt¨® a la antrop¨®loga y poetisa Margaret Mead que cu¨¢l consideraba ella que era el primer signo de civilizaci¨®n. Y su respuesta fue: ¡°Un f¨¦mur fracturado y sanado¡±. En la vida salvaje, un f¨¦mur nunca sana porque solo puede hacerlo si alguien se preocupa de cuidar al herido.
Dudo que la met¨¢fora adecuada sea la de una guerra contra un virus, porque seguramente al final tendremos que acabar conviviendo con ¨¦l, pero s¨ª creo que estamos ante una situaci¨®n que nos va a cambiar y que va a exigir que todos demos el m¨¢ximo para superar el reto. Pol¨ªticos, cient¨ªficos, educadores, periodistas y hasta los economistas tenemos un reto importante por delante.
Estamos haciendo lo adecuado. Ahora se trata de trabajar unidos para salvar al mayor n¨²mero de personas y para que, con la ayuda que ya est¨¢n anunciando todos los organismos p¨²blicos, esperemos que de forma cada vez m¨¢s coordinada, podamos cuanto antes restablecer, incluso mejor¨¢ndolo, el sistema que nos hab¨ªa llevado a vivir los mejores momentos de nuestra historia.
Santiago Satr¨²stegui es presidente de Abante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.