Chanel parece, pero no lo es: el delgado l¨ªmite entre el original y la copia
Las marcas de lujo luchan contra las versiones ¡®low cost¡¯ y las falsificaciones de sus prendas m¨¢s ic¨®nicas
¡°Un buen dise?o puede soportar la moda de 10 a?os¡±, dec¨ªa Yves Saint Laurent. Son referentes que aguantan los envites de lo ef¨ªmero. En la era del consumo r¨¢pido es cada vez m¨¢s habitual que las marcas fast fashion basen muchas de sus prendas en las l¨ªneas de las colecciones de grandes dise?adores. As¨ª, pueden encontrarse unas botas casi id¨¦nticas a las doradas de Chanel a un precio mucho menor. La delgada l¨ªnea que separa la copia de la inspiraci¨®n trae de cabeza a la industria. Cada vez m¨¢s marcas est¨¢n tomando cartas en el asunto para proteger su nombre, pero esta no es una cuesti¨®n f¨¢cil.
Un pleito por vulneraci¨®n de propiedad intelectual suele no salir a cuenta por resultar muy complejo y costoso. Por eso, antes de ir a juicio es interesante llegar a acuerdos que incluyan la retirada de la prenda y, en su caso, una indemnizaci¨®n.
Distinguir entre copia e inspiraci¨®n es una tarea extremadamente complicada en la que hay que hilar fino. Por ello, al igual que ocurre en los pleitos musicales, existen peritos expertos en dise?o o en historia de la moda que informan de los motivos por los que una determinada prenda o complemento es o no un plagio. Para Cristina Mesa, socia del departamento de Propiedad Industrial e Intelectual de Garrigues, este ocurre ¡°cuando se reproduce o se transforma la creaci¨®n de otro sin su autorizaci¨®n¡±. En cambio, aclara Raquel Castro, abogada de Digital Law en Ontier, se trata de inspiraci¨®n ¡°cuando los dos dise?os tienen un cierto parecido, pero nunca llegan a coincidir en los elementos esenciales que los definen¡±.
Cuando se puede decir que hay plagio
No se trata de encontrar las siete diferencias. Como subraya Mesa, es una leyenda urbana que, ¡°si cambias tres, cinco o siete elementos ya no se considerar¨¢ plagio¡±. Deben analizarse varios factores, desde la originalidad hasta la ¡°substancialidad de las divergencias entre el original y el clon¡±, explica.
Para Ana Carpintero, abogada especialista en Derecho y Moda en Kepler-Karst, la clave est¨¢ en ¡°el ¨¢nimo buscado por el dise?ador¡±. Es decir, hay plagio si el objetivo era la reproducci¨®n de una copia ¡°con pretensiones de originalidad, induciendo a confusi¨®n al consumidor y abusando de la reputaci¨®n ajena¡±. Como en el litigio del bolso Le Pliage, de Longchamp, frente a Saraswati y Groupon. La Audiencia Provincial de Madrid confirm¨® en 2017 que las marcas Priasuk y Benzi eran imitaciones del original.
Ser original es caro. Un plagio es, en definitiva, un robo a la innovaci¨®n. El principal problema, expone Castro, es la facilidad con la que los dise?os pueden ser copiados por terceros, ¡°tanto por grandes marcas que se aprovechan de los esfuerzos de dise?adores emergentes, como por p¨¢ginas web que venden r¨¦plicas de firmas de prestigio¡±.
Un primer efecto, apunta Mesa, es el ¡°acortamiento del ciclo de vida de la prenda¡±. Si se populariza en exceso, es probable que la tendencia cambie r¨¢pidamente y el creador no pueda rentabilizar ¡°el tiempo y el esfuerzo invertidos¡±. Es lo que se conoce como el ¡°efecto snob¡±. No solo se trata del descenso de ventas y del da?o reputacional, a?ade Carpintero, sino del coste que supone luchar contra las falsificaciones. Por ejemplo, en 2004 las imitaciones de la marca Louis Vuitton representaban el 18% de accesorios confiscados en Europa. En 2020, la industria textil espa?ola perdi¨® casi 16 millones de euros por este motivo, seg¨²n el Ministerio del Interior.
Varias f¨®rmulas para proteger las creaciones
?C¨®mo blindar las creaciones? La ley ofrece distintas v¨ªas. Y es que, en una misma prenda pueden converger varios derechos. En una camiseta, por ejemplo, a la autor¨ªa del dibujo estampado, se a?ade el dise?o o apariencia (l¨ªneas, tejido...) y la marca de la colecci¨®n. Incluso, la patente del proceso con el que se logr¨® elaborar el material. Por lo tanto, explica Jos¨¦ Carlos Erdozain, of counsel de Pons IP, el primer paso es ¡°elegir el paraguas adecuado¡±. Si lo que se quiere es evitar que se fusile la forma exterior o idiosincrasia de una prenda, ¡°la mejor herramienta ser¨ªa el dise?o industrial¡±, opina. Con su registro, el titular estar¨¢ protegido durante un m¨¢ximo de 25 a?os frente a modelos que den la ¡°impresi¨®n general¡± de ser copias.
Pero registrar cada uno de los dise?os no est¨¢ al alcance de todos. De hecho, explica Erdozain, no merece la pena para prendas estereotipadas que no aporten una originalidad ¡°digna de protecci¨®n¡±. En todo caso, subraya Raquel Castro, es muy importante ¡°denunciar los plagios o las infracciones de derechos de las que se tenga constancia¡±.
Cuando el modelo no est¨¢ consignado, apunta Cristina Mesa, el creador a¨²n puede enarbolar su autor¨ªa. Otra f¨®rmula es la del ¡°dise?o no registrado¡±, que otorga una protecci¨®n en la UE frente a copias id¨¦nticas durante los tres a?os siguientes a su puesta en el mercado. En cualquier caso, se?ala Carpintero, ¡°deber¨¢ probar que su prenda es anterior, lo que tendr¨¢ m¨¢s f¨¢cil un dise?ador reconocido¡±. Si todo lo anterior falla, a?ade Erdozain, ¡°hay otro remedio legal: la competencia desleal¡±.
La ¨²ltima l¨ªnea es querellarse por un delito contra la propiedad intelectual o, en su caso, por estafa. Como se?ala Javier Cuair¨¢n, abogado penalista en Ontier, los falsificadores se enfrentan a condenas de hasta seis a?os de prisi¨®n, multa e indemnizaci¨®n tanto por las p¨¦rdidas estimadas como por ¡°las ganancias dejadas de obtener¡±. El p¨²blico desconoce, subraya el letrado, que, ¡°con la mera promoci¨®n de un producto falsificado se est¨¢ cometiendo un il¨ªcito civil e, incluso, penal¡±.
Reventa
Una de las cuestiones que más preocupa a las marcas de lujo, apunta Ana Carpintero, abogada en Kepler-Karst, es “la venta de sus productos en lo que se denomina comercio paralelo”. Es decir, la reventa de productos originales al margen de la red oficial poniendo en jaque su bien más preciado: la exclusividad. Firmas como Hermès o Chanel ya han dado un paso adelante limitando el número de unidades que los clientes pueden adquirir al año de sus modelos más populares. Esta estrategia se une a la subida de precios de varias marcas del sector. Otras, como Gucci, han creado su propio portal para revender sus productos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.