La amenaza fantasma que intimida al comercio europeo
La Uni¨®n Europea solo es dependiente de otros pa¨ªses en 188 categor¨ªas, el 0,8% de sus importaciones totales
Durante el ¨²ltimo trimestre del pasado a?o, el miedo a la covid-19 se vio superado temporalmente por un temor alternativo: el desabastecimiento. Los cuellos de botella en las cadenas globales de suministro, los retrasos en los puertos y el cierre de f¨¢bricas en Asia auguraban los peores presagios para unas fiestas que se avecinaban sin juguetes, luz ni brindis. ¡°Tus ojos pueden enga?arte, no conf¨ªes en ellos¡±, dec¨ªa Obi-Wan Kenobi a Luke Skywalker en La Guerra de las Galaxias. Finalmente, ha sido ¨®micron quien ha condicionado las celebraciones, mientras que las noticias sobre la falta de PlayStations, mu?ecos de Peppa Pig y coches de la Patrulla Canina han brillado por su ausencia.
El desabastecimiento de ciertos productos ha sido y es un problema real, pero la cuesti¨®n es cual es su magnitud y su capacidad para condicionar la pol¨ªtica comercial europea. Mientras que el consumo en los pa¨ªses desarrollados despert¨® s¨²bitamente del letargo impuesto por la covid-19, los engranajes de la producci¨®n mundial, tambi¨¦n frenados, han tardado m¨¢s en alcanzar la agilidad necesaria para satisfacer el aumento de la demanda, con clientes acostumbrados a recibir sus compras en 24 horas. Afortunadamente, igual que la escasez de mascarillas y material m¨¦dico se alivi¨® en pocos meses, el sistema econ¨®mico mundial ha conseguido gestionar adecuadamente la gran demanda de las compras navide?as. Pese a ello, el riesgo al desabastecimiento de productos como medicinas o microchips ha mantenido la amenaza vigente, alentando el debate sobre los costes econ¨®micos, pol¨ªticos y sociales de la dependencia comercial europea del resto del mundo.
?Debemos tener miedo? En el comercio internacional, el problema de la dependencia subyace cuando una sola empresa, o pa¨ªs, se convierte en el mayor proveedor de ciertos bienes o servicios, y utiliza este poder para imponer sus condiciones comerciales o alcanzar sus objetivos pol¨ªticos. En el caso europeo, la l¨ªnea roja de la dependencia corresponder¨ªa a aquellos productos cuyas importaciones extracomunitarias representan la mayor¨ªa de las importaciones totales y, adem¨¢s, estas est¨¢n concentradas en unos pocos pa¨ªses. Siguiendo esta definici¨®n, y dividiendo las importaciones de la Uni¨®n Europea en 9.700 categor¨ªas de productos, podemos identificar aquellos bienes para los que las importaciones externas constituyen un 75% del total y medir la concentraci¨®n de estas importaciones con un ¨ªndice Herfindahl¨CHirschman de al menos 0,25. Este indicador define aquellos mercados donde la producci¨®n est¨¢ altamente concentrada en unos pocos proveedores. El resultado es que solo en 188 categor¨ªas, un 0,8% de sus importaciones totales, podr¨ªa considerarse a Europa como dependiente.
Pese a estos n¨²meros relativamente bajos, falta a?adir que no todos los pa¨ªses merecen la misma consideraci¨®n ni todos los productos son igual de importantes. Estados Unidos, Reino Unido o Suiza son econom¨ªas de mercado con principios similares a la econom¨ªa europea, en las que prima la separaci¨®n entre el poder econ¨®mico y pol¨ªtico. China, por su parte, sigue reglas diferentes y, para muchos analistas, es un pa¨ªs dispuesto a aprovechar su posici¨®n dominante en la producci¨®n de ciertos bienes para alcanzar objetivos pol¨ªticos. La amenaza del gigante asi¨¢tico, sin embargo, es tambi¨¦n relativa. La Uni¨®n Europea depende de la producci¨®n de bienes procedentes de China en 21 productos, que representan un 0,5% de sus importaciones totales. En este grupo hay productos agr¨ªcolas, como el bamb¨² o el ginseng, y productos textiles de seda o hilo que no son considerados vitales para la econom¨ªa europea, o que pueden ser sustituidos por productos similares en caso de necesidad. Tambi¨¦n hay componentes farmac¨¦uticos, tierras raras como el escandio y materiales para la elaboraci¨®n de productos electr¨®nicos que condicionan en mayor medida, pero que, pese a ello, representan un 0,01% de las importaciones totales de la Uni¨®n Europea.
En el debate sobre desabastecimiento y dependencia comercial, que es l¨ªcito y relevante, el comercio internacional se ha convertido en el chivo expiatorio. ¡§El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro¡§, dec¨ªa el maestro Yoda. Lo cierto es que el mercado global, pese a todos sus retos, act¨²a como un seguro ante muchos desaf¨ªos: a mayor n¨²mero de proveedores ¨Cnacionales o extranjeros¨C menor riesgo de no poder adquirir el producto que necesitas si uno de ellos falla. Para reducir la dependencia, la Uni¨®n Europea debe analizar con detalle en qu¨¦ productos es realmente dependiente de otros pa¨ªses, aumentar la innovaci¨®n dentro de sus fronteras, aumentar sus proveedores y fomentar la participaci¨®n de los pa¨ªses menos desarrollados en la globalizaci¨®n, para promover un comercio internacional m¨¢s inclusivo y diverso.
?scar Guinea es economista del European Centre for International Political Economy e Isabel P¨¦rez del Puerto es periodista.
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