La timidez fiscal de Francia y Alemania sobre las ganancias de las empresas es in¨²til
Par¨ªs y Berl¨ªn descartan aplicar el impuesto especial europeo a las firmas beneficiadas por la inflaci¨®n
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Los gobiernos de Francia y Alemania han elegido un modo extra?o de apartarse de la manada europea. Mientras otras grandes econom¨ªas aplican un impuesto especial a los grupos energ¨¦ticos y a otras empresas que se benefician de la inflaci¨®n de los alimentos y la energ¨ªa, las dos mayores potencias de la eurozona se niegan a hacerlo. Pero puede que no se beneficien tanto como esperan de la renovaci¨®n de sus credenciales favorables a las empresas en la ¨¦poca de la crisis.
El Reino Unido, Italia y Espa?a han solicitado, de diferentes maneras y para distintos sectores, una aportaci¨®n especial de las empresas que prosperaron con el aumento de los precios de la energ¨ªa, la recuperaci¨®n pospand¨¦mica o la subida de los tipos de inter¨¦s. Par¨ªs y Berl¨ªn tienen diferentes razones para demorarse. Francia, porque el presidente, Emmanuel Macron, fue reelegido en mayo apoy¨¢ndose en una plataforma que promet¨ªa no subir los impuestos. Alemania, porque el ministro de Hacienda, Christian Lindner, un liberal, dice que no ve el fundamento econ¨®mico de ese impuesto.
Aunque los impuestos especiales son controvertidos, empezando por la delicada definici¨®n de lo que constituye exactamente un beneficio ¡°imprevisto¡±, la enorme cantidad de gasto adicional que los gobiernos deben realizar para hacer frente a la crisis actual justificar¨ªa una medida as¨ª. Pueden financiarse con impuestos o con m¨¢s endeudamiento. La Alemania de baja deuda podr¨ªa permitirse un mayor endeudamiento, a pesar de la obsesi¨®n de Lindner con el d¨¦ficit. M¨¢s dif¨ªcil ser¨ªa para la Francia endeudada, que parece preferir presionar a las empresas para que hagan lo correcto; por ejemplo, ¡°le pide¡± a Total?Energies que baje el precio de la gasolina en el surtidor.
Tanto Lindner como su hom¨®logo franc¨¦s, Bruno Le Maire, han insinuado que gravar a las empresas de servicios p¨²blicos o petroleras comprometer¨ªa sus esfuerzos por hacer de sus respectivos pa¨ªses destinos apetecibles para las inversiones mundiales. En realidad, las amenazas de la industria de reducir las inversiones si se imponen esos impuestos deben tomarse con ciertas reservas.
Presi¨®n fiscal
Esto es especialmente cierto en el caso de las inversiones directas. Las empresas que participan en la exploraci¨®n del mar del Norte brit¨¢nico no encontrar¨¢n de la noche a la ma?ana usos alternativos de su capital en Alemania o Francia. Adem¨¢s, la presi¨®n fiscal global del Reino Unido, en torno al 37% del PIB, sigue siendo muy inferior a la de Francia (51%) o Alemania (47%), seg¨²n el Fondo Monetario Internacional.
Ante la inminencia de una gran recesi¨®n econ¨®mica mundial el pr¨®ximo a?o, los inversores internacionales podr¨ªan evaluar mejor si las respuestas de los distintos gobiernos a la crisis ayudar¨¢n a evitar un gran colapso econ¨®mico. Quiz¨¢ empiecen a fijarse en c¨®mo gastan el dinero, y no tanto en c¨®mo lo recaudan.
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