La refundaci¨®n de la Uni¨®n Europea
La UE debe defenderse ahora del enemigo externo y dejar de protegerse de s¨ª misma; eso pasa por la inversi¨®n solidaria
Parafraseando a Lenin, hay d¨¦cadas en las que no cambia nada, y semanas en las que cambia todo. La semana del 24 de febrero, cuando Rusia invadi¨® Ucrania, cambi¨® a Europa, acelerando transformaciones estructurales a nivel global que llevaban a?os cocin¨¢ndose a fuego lento. Medio a?o despu¨¦s, est¨¢ claro que ya no habr¨¢ marcha atr¨¢s.
La Uni¨®n Europea se cre¨® como instrumento de defensa contra s¨ª misma, para neutralizar las tentaciones militares de las potencias europeas, poniendo en com¨²n el carb¨®n y el acero y luego creando el mercado com¨²n europeo, con el euro como manifestaci¨®n cumbre. Hu¨¦rfana de un presupuesto y un ej¨¦rcito, la Uni¨®n Europea apalanc¨® su crecimiento y su influencia en la disciplina fiscal y la globalizaci¨®n, fomentando la desregulaci¨®n, las relaciones comerciales y la deslocalizaci¨®n. Era una estrategia ¨®ptima dadas las circunstancias, pero cre¨® una fuerte dependencia econ¨®mica y energ¨¦tica del exterior. Estas premisas han perdido ahora valor con el retorno del proteccionismo y la pol¨ªtica industrial en el mundo occidental, la creciente asertividad china y el ascenso de las democracias iliberales, y la re-regionalizaci¨®n geopol¨ªtica. La Uni¨®n Europea debe refundarse para adaptarse a este nuevo mundo.
La refundaci¨®n debe basarse en tres conceptos: la prioridad debe ser ahora la defensa contra el enemigo externo, no el interno; para conseguirlo, el foco debe ponerse en la inversi¨®n y la resiliencia, no en el ahorro; y, para hacerlo pol¨ªticamente sostenible a largo plazo, se debe aceptar que la solidaridad intraeuropa es c¨ªclica y depende de la naturaleza del shock, no est¨¢ determinada por la geograf¨ªa o por un modelo econ¨®mico espec¨ªfico. En esencia, es dise?ar un nuevo equilibrio entre eficiencia y resiliencia, entre mercado y Estado, entre centro y periferia.
La defensa de la Uni¨®n Europea de s¨ª misma ha generado miles de p¨¢ginas de reglas y decisiones para asegurarse de que sus pa¨ªses miembros cumplan las reglas internas. Un buen ejemplo es el vadem¨¦cum del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, m¨¢s de cien densas p¨¢ginas cuyo objetivo primordial es sancionar a los pa¨ªses que lo incumplan y que tan solo una docena de personas entienden en su totalidad.
Ahora debe aplicar el mismo celo e intensidad para la defensa contra el enemigo externo. La base de la fortaleza de la Uni¨®n Europea ¡ªel soft power (poder blando) del llamado ¡°efecto Bruselas¡±, basado en el gran tama?o de su econom¨ªa y el efecto magn¨¦tico de la perspectiva del ingreso en la Uni¨®n Europea que crea una amplia ¨¢rea de influencia en su entorno¡ª se ha debilitado. En este nuevo mundo las claves son la capacidad militar, la independencia energ¨¦tica y la resiliencia frente a las sanciones financieras.
El soft power no basta y tampoco basta la disciplina fiscal como estrategia econ¨®mica. La defensa contra el enemigo externo requiere tres palancas: abundante (e inteligente) inversi¨®n p¨²blica para fomentar la resiliencia tecnol¨®gica, la independencia energ¨¦tica y la estrategia de cambio clim¨¢tico, y la suficiencia militar; un marco de pol¨ªtica econ¨®mica robusto donde la pol¨ªtica fiscal no se centre solo en la reducci¨®n de la deuda, sino que complemente a la pol¨ªtica monetaria en la gesti¨®n del ciclo econ¨®mico; y una moneda fuerte, comparable al d¨®lar, que se acepte a nivel global como medio de pago y activo seguro. El plan NextGenerationEU (NGEU) es un primer paso en esa direcci¨®n, pero no puede quedarse ah¨ª, debe extenderse para financiar la independencia energ¨¦tica y tecnol¨®gica, y completarse con una reforma en profundidad de las reglas fiscales europeas que las haga m¨¢s flexibles y din¨¢micas, adaptadas a este nuevo mundo.
La defensa contra el enemigo externo requiere tambi¨¦n una reforma de la pol¨ªtica energ¨¦tica acorde con los nuevos tiempos. Estaba claro ya el oto?o pasado, cuando Espa?a propuso las compras comunes de energ¨ªa y alert¨® de que el sistema marginalista de precios ya no era adecuado para un mundo en el cual el precio de la energ¨ªa marginal, el gas, incorporaba el riesgo geopol¨ªtico ruso. Pero la tozudez en Bruselas y la negativa de algunos socios europeos, que escond¨ªan tras la defensa del dise?o del mercado la protecci¨®n de una amplia variedad de intereres nacionales, ha retrasado un a?o la adopci¨®n de medidas que podr¨ªan haber amortiguado, de haberse adoptado antes, la espiral inflacionista y la probable recesi¨®n de la eurozona. El plan energ¨¦tico recientemente presentado por la Comisi¨®n Europea va en la buena direcci¨®n. Mas vale tarde que nunca.
La defensa del enemigo exterior requiere una uni¨®n energ¨¦tica solidaria que diversifique las fuentes energ¨¦ticas y aumente la interconexi¨®n europea, aparcando los intereses nacionales ¡ªcomo la negativa francesa a ampliar la interconexi¨®n gas¨ªstica MidCat para seguir protegiendo su industria¡ª. La solidaridad requiere sacrificio, pero para que sea sostenible pol¨ªticamente a largo plazo es crucial aceptar su dimensi¨®n c¨ªclica: la solidaridad depende del tipo de shock que afecta a la econom¨ªa, y las necesidades cambian. La periferia no ha sido siempre el punto d¨¦bil de la Uni¨®n Europea. Alemania era el paciente enfermo cuando se introdujo el euro y la solidaridad europea se manifest¨®, entre otras cosas, en unos tipos de inter¨¦s lo suficientemente bajos ¡ªexcesivamente bajos para algunos pa¨ªses, de hecho¡ª para que pudiera recuperarse. Los bancos alemanes tambi¨¦n fueron los que m¨¢s sufrieron el impacto de la crisis hipotecaria estadounidense y recibieron ayudas estatales y liquidez de emergencia del BCE sin condicionalidad. El p¨¦ndulo vir¨® r¨¢pidamente cuando se descubri¨® el fraude fiscal griego y reventaron las burbujas financieras y pol¨ªticas de la periferia de la eurozona, y el robusto crecimiento de la econom¨ªa mundial facilit¨® un ¨¦nfasis exagerado en la austeridad y la reducci¨®n de riesgos. La pandemia, cuya naturaleza global hizo imposible confiar la recuperaci¨®n en el rebote de la demanda exterior, sirvi¨® para reconocer que la soluci¨®n pasa por la fortaleza interior, manifestada en el NGEU y los eurobonos que lo financian.
Ahora el p¨¦ndulo ha vuelto a virar. La crisis energ¨¦tica afecta a los cimientos de la competitividad de la econom¨ªa alemana, que se ha convertido de nuevo en el paciente enfermo y se ha acudido a su rescate. El ahorro energ¨¦tico europeo ha aumentado de manera solidaria, y las restricciones a las ayudas p¨²blicas se han relajado para que pueda sostener sus sectores energ¨¦tico y bancario.
El dividendo de la paz del periodo de posguerra se est¨¢ evaporando, Europa no puede contar con la energ¨ªa rusa, el reto es may¨²sculo. La refundaci¨®n de Europa pasa por la inversi¨®n solidaria, para que el sacrifico de este a?o haya valido la pena y el futuro solo dependa de nosotros mismos.
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